Para mejores resultados siga los siguientes pasos:
  1. Seleccione el video que desea ver.
  2. Presione pausa.
  3. Espere que el video cargue completamente (cuando la linea roja llegue a su final)
  4. Presione Play nuevamente.
  5. Disfruta de el video sin ninguna pausa.

Archivos de Aclarando Conceptos (Click en la Fecha para desplegar los Programas)

Descubrimiento de América

Martes 28 de Marzo de 2006 –.



No hay duda que el indio americano fue el primero en descubrir América, haciéndola su hábitat natural y viviendo en él con un equilibrio total con la madre tierra.
El caso de navegantes árabes que pudieron llegar a América antes que Colón está dentro de la lógica probable, ya que es un hecho admitido que los conocimientos matemáticos, astronómicos y geográficos, de los árabes, transmitidos a Europa, sí contribuyeron y mucho, al progreso de la navegación en los siglos XV y XVI, facilitando las expediciones oceánicas y los descubrimientos de nuevas tierras. La idea de la esfericidad de la tierra defendida por los árabes durante toda la Edad Media, conlleva la de un mar único por el que navegando hacia occidente se podría alcanzar la India. La idea árabe de que era posible llegar a la India por el Atlántico era conocida de Colón quien se valió de mapas árabes de Bir-I-Rais. Lo que Colón no se esperaba es que iba a encontrar en medio, un nuevo continente, al que no dudó llamar Las Indias.
Si los árabes sabían que la tierra era redonda, disponían de instrumental avanzado para orientar las naves y eran buenos navegantes, tenían todas las condiciones óptimas para lograr descubrir el nuevo mundo. Además, hay obras de autores árabes que dan cuenta de exploraciones que se adentraron en aguas del Atlántico. Entre estos cabe mencionar al- Mas’udi (siglo X), al-Bakri (siglo XI), al-Idrisi (Siglo XII), al-Himyari (Siglos XIII) y al Umari (Siglo XIV).
Otro habla de unos jóvenes de Córdoba, quienes dirigidos por un tal Jashjash, se adentraron en el Océano Atlántico, de donde regresaron con productos exóticos; otros, el de un grupo, conocido como al-mugarrimun (los aventureros o temerarios), que salieron de Lisboa para explorar el Atlántico y llegaron, primero a una isla Yazírat al-Gánam (isla de los Carneros) y, luego, a otra, la de los Dos Hermanos hechiceros. Se supone que las islas podrían ser, algunas islas del Caribe.
Otra historia da cuenta de la curiosidad de Mohammad ben Qaw, Sultán de Malí (principios del Siglo XIV), por conocer el final del Mar Circundante, para lo cual organizó una primera expedición de muchas naves, de las que sólo una regresó.
Todos los relatos prueban la curiosidad que suscitaba el Mar de las tinieblas y el interés por conocer nuevas tierras. Es muy posible que algunos navegantes andaluces, como lo atestiguan los mencionados relatos, hubieses intentado la aventura y llegado a las costas de América. El mismo nombre Caribe (de Caribú: embarcación, bote) o Garibe de forastero, extranjero, extraño) en árabe, así lo indica.
Después de la conquista árabe en España, luego de la victoria de la batalla de la Janda o del Guadalete en el año 711, una leyenda árabe menciona que el comandante árabe Tarik (de donde cambia el nombre del Peñón de Hércules a Gibraltar o Gibel al Tarik – Montaña de Tarik) ordenó quemar los barcos indicando que no había retirada posible. Siete comandantes de navíos pidieron a Tarik en lugar de quemarlos, permiso para explorar el Atlántico y buscar nuevas tierras a los que Tarik accedió. Se dice que tres de ellos lograron la llegar hasta alcanzar una isla llamada Antillas, donde fundaron siete espléndidas ciudades.
Esta leyenda fue cambiada por los españoles, quienes en lugar de poner Comandantes árabes pusieron obispos (al igual que en el ajedrez, donde el comandante árabe se cambió por la reina) y el elefante (Al-fil en árabe) se cambió en Inglaterra por “Bishop”, el obispo. Si en 1492 marinos experimentados europeos tenían miedo al mar tenebroso y a la tierra plana, imagínense obispos sin experiencia marítima en el 711. Los árabes eran diferentes, porque creían que la tierra era redonda.
Esta leyenda daría lugar al mito de las siete ciudades, en busca de las cuales, sobre todo de la más famosa de ellas, Cíbola, se organizaron en el siglo XVI varias expediciones. Las dos expediciones más famosos fueron la de Fray Marcos de Niza y la de Francisco Vásquez Coronado (1540), quien nunca encontró la mítica ciudad de Cíbola, pero en cambio, descubrió el Gran Cañón del Colorado.
El descubrimiento árabe de América antes que Colón se potencializa al observar el comportamiento de los aztecas con la llegada de los conquistadores españoles. Su apertura y recibimiento pacífico contrasta con el sometimiento a sangre, acero, fuego y enfermedades a que fueron sojuzgados. En la historia azteca existe un personaje (Topiltzín-Quetzalcoatl), quien era un extranjero de piel blanca y barbado y que había venido en el Siglo X desde “donde nace el sol”. Era un hombre muy religioso, que había ganado reputación como gobernante y sacerdote, que estaba en contra de los sacrificios humanos (ya que sólo sacrificaba animales), no tomaba licor y no cometía fornicaciones.
Topiltzín dejó la Villa pero prometió volver. Cuando el conquistador español Hernán Cortéz apareció en 1519, el Rey azteca Moctezuma I se abstuvo de enfrentarse a los conquistadores españoles, al identificarlos con el regreso de Topiltzín y su gente.
Naturalmente, nada más ajeno a la realidad, ya que la conquista española, al igual que todas las europeas tenían como base el sometimiento de todos los pueblos sojuzgados y la eliminación total de su tradición, cultura y religión y la obtención gratuita de tesoros, especialmente el oro.
El contacto benevolente entre civilizaciones y el intercambio cultural y la tolerancia en tradiciones y culturas, típico de la cultura árabe (véase España y Portugal), indica que ese mítico personaje pudo ser un árabe; la similitud en la apariencia física de los españoles y los árabes del Medio Oriente, especialmente libaneses, sirios o palestinos, con su barba poblada, puede justificar la confusión inicial del pueblo azteca.
Un estudio a fondo se necesita para relacionar la cultura indígena: azteca y maya y encontrar mayores relaciones con la cultura árabe, un trabajo que ya hemos empezado.
Mañana continuaremos, si Dios nos los permite.