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Desarrollo Tenológico

Jueves 06 de Julio de 2006.-


Estamos creciendo económicamente, pero reducimos nuestro desarrollo social. El crecimiento se da por esfuerzos individuales sin la existencia de una política y planificación tecnológica de nuestro país y sin una estrategia general de desarrollo nacional, que si bien no puede ordenar, porque no somos una economía centralizada; si podría al menos orientar.
En nuestro país, en términos generales, se aplica casi enteramente las tecnologías importadas, sin tan siquiera adaptarlas a nuestro medio y sin considerar que un país subdesarrollado como el nuestro tiene diferentes problemas: abundancia de mano de obra no calificada, concomitante con un elevado porcentaje de desempleo y subempleo; número limitado y pequeño de expertos; poca disponibilidad de materias primas, escasez de territorio, mercado restringido y diferentes necesidades de índole social. Así, nuestro país mantiene su total dependencia; no sólo económica, sino también ideológica y tecnológica.
Desarrollar un país no es sólo aumentar su producto territorial bruto, como un simple incremento estadístico, sino que se produzcan mayores bienes, al menor costo, con utilización racional de recursos propios, de la manera más rápida posible, usando nuestros ecosistemas y evitando su destrucción y hacia un porcentaje mayoritario de la población; teniendo como base esencial, la satisfacción de las necesidades básicas y la mejoría en la calidad de la vida.
Todos los Organismos Internacionales están de acuerdo en que deben seguirse incorporando las tecnologías adecuadas, para eliminar la brecha entre los países industrializados y el mundo en desarrollo. Esta necesidad se percibe en todos los niveles y en todos los rubros de la economía.
Como un ejemplo, la productividad agrícola de un país subdesarrollado según la FAO, no llega ni al 10% de la que se obtiene en un país desarrollado.
La causa: La Tecnología.
La mecanización de las labores agrícolas: preparación del terreno, siembra, uso adecuado de semillas y fumigación, la presencia de caminos para todas las condiciones climáticas y de rápido y fácil acceso para suministros y personal de mantenimiento, la adecuada recolección, transporte y almacenamiento, son factores en los que entra la tecnología, aumentando la productividad pero… mecanizar totalmente las labores agrícolas importando tecnología, sería tan inadecuado como carecer de ella. Tenemos abundantes recursos de mano de obra y desempleada en parte equilibrada por la emigración generalmente ilegal y mayoritariamente a los Estados Unidos; señalada y próximamente reducida; y limitada disponibilidad de recursos financieros propios, lo mismo que escasez de técnicos nacionales. La maquinaria agrícola tiene que importarse e incluso las piezas de repuestos. Para eso se requiere la aplicación de una tecnología propia, armonizando las ventajas de la modernización con nuestras propias disponibilidades y factores negativos específicos.
En nuestro país hay equipos excelentes por valor de muchos millones de dólares que no funcionan, por falta de repuestos, de conocimientos de manejo o por falta de un trabajo adecuado para realizarlo.
Lo mismo sucede en todo el mundo en desarrollo: miles de millones de dólares abandonados por importación “textual” de tecnología”.
Evidentemente, no siempre resulta contraproducente la mecanización y no es necesario que la tecnología sea siempre primitiva.
A veces la tecnología necesaria debe ser muy avanzada pero en cualesquiera de los extremos y en cualquier otro caso intermedio, debe ser tecnología apropiada, útil y funcional, considerando las condiciones prevalecientes en nuestro medio.
Nuestro país debe dirigir su enfoque sobre el desarrollo, dándole importancia directa a aquel que es más adecuado para utilizar sus recursos humanos y naturales y su estado actual de sub-desarrollo con limitación de recursos financieros.
Dirigir un plan de desarrollo a la alta y avanzada tecnología y a la industria pesada que necesita grandes aportes de capital, es total y llanamente inconveniente.
La tecnología actual se identifica como de alto uso de capital y consecuentemente produce una menor absorción de mano de obra por unidad de capital. Fuera de eso, está desarrollada en base a petróleo barato y asequible fácilmente. Esa Era, ya finalizó.
Podemos seguir enunciando diversos ejemplos que demuestren fehacientemente que la tecnología que se necesita en países en desarrollo no es propiamente la construcción de complicadas computadoras, aviones, centrales nucleares o grandes complejos; sino el desarrollo de la agricultura, utilizando al máximo la abundante mano de obra disponible; la necesidad de caminos y viviendas mejores (utilizando en ambos tecnología propia, o importada, pero adaptada a nuestro medio), producción de materiales de construcción, fabricación de implementos agrícolas y vehículos de transporte, producción de electricidad y la comercialización adecuada de nuestros productos agrícolas y su transformación o utilización industrial: la utilización de la flora y fauna nacional a escala industrial de transformación (previo conocimiento de su localización y cantidad), y una variedad de subproductos avanzados, junto con el desarrollo de la industria manufacturera, especialmente la textil, con el uso abundante de mano de obra local; el uso racional de la tierra, agua y energéticos, la fabricación de abonos incluyendo los nitrogenados. Considerando además que los abonos naturales son inagotables y no están sujetos a la industria del petróleo; que el uso de leguminosas en los campos de cultivo con capacidad de fijar nitrógeno podrían reducir el uso de los fertilizantes y además, que el uso de abonos orgánicos, fuera de poder ser de adquisición local – desperdicios – mejoran los suelos, dando cuerpo a los arenosos y aflojando los compactos, facilitando la penetración del agua y el desarrollo del nitrógeno). Finalmente, el desarrollo de una industria metalúrgica adecuada a nuestras necesidades. Pero sobre todo; el conocimiento de nuestros recursos naturales: ¿Qué? ¿Cuánto? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuáles? No saberlo, no sólo nos impide desarrollarnos; sino que da cabida a la voracidad de las transnacionales.