El Petróleo y Energía Solar
Viernes 13 de Octubre de 2006.
Estamos condenados a depender del petróleo como elemento clave para la satisfacción de nuestras necesidades energéticas sofisticadas (la leña, otro elemento escaso, satisface nuestras necesidades energéticas elementales) y no hay alternativa apreciable ni en el corto ni en el mediano plazo.
Si bien, la búsqueda de energías alternas se ha visto fomentada por el costo en tendencia alcista del petróleo, y por la escasez del producto a corto plazo; la búsqueda, desarrollo y aplicación de tecnologías alternas presentan cinco graves problemas de base:
1) Inicio de su desarrollo y aplicación demasiado tarde, en un mundo ávido de energía.
2) Orientadas siempre en una forma mercantilista (donde los valores económicos no son sólo los fundamentales, sino que los únicos que realmente se toman en cuenta).
3) Mala utilización de los recursos; tanto renovables, como no renovables. En el caso del petróleo, lo que la naturaleza tardó millones de años, el hombre lo agotará totalmente en varios cientos de años.
4) La tecnología actual está estructurada para depender del petróleo y no existe deseo alguno para botar esta tecnología, por sistemas totalmente novedosos. Para tratar de utilizar en gran medida la actual infraestructura, casi toda la investigación se concentra en el uso de combustibles líquidos alternativos, quedando sólo una mínima parte para tecnologías diferentes.
5) Tendencia al despilfarro, descartando tecnologías sofisticadas de poco consumo y alta eficiencia.
Veamos el petróleo. El petróleo ha sido formado en millones de años por la Naturaleza, para algo. ¿Para ser utilizado como energía? Definitivamente, no. Hay miles de manifestaciones energéticas tan poderosas en el Universo, que el petróleo palidece como fuente energética esencial.
Como una medida de ejemplo, la Tierra en su movimiento de rotación (sobre su eje), utiliza una energía que en un día es mayor que las necesidades energéticas totales de la Humanidad, desde los albores de su prehistoria hasta el año 2100. Más aún, la energía de traslación de la Tierra alrededor del sol es incluso 13000 veces mayor que la energía de rotación de la Tierra, y si a eso consideramos que la energía cinética de la Tierra es únicamente el 1% de la energía cinética del sistema solar y que el sistema solar es un punto en el espacio sideral (no seguimos en la magnitud inconmensurable de la energía, porque tendríamos que seguir en igual sentido de la distancia; y el aprovechamiento, al menos por ahora, es inverso a ella). El petróleo podría ser un elemento amortiguador de choque de las capas internas de la tierra, algo así como el líquido sinovial de nuestra rodilla; estaría depositado en todas partes, aunque a diferentes profundidades. De acuerdo a esta teoría, podría estar mayormente localizado en sitios geográficos de penínsulas o grandes golfos o mares, donde en tiempos anteriores, los continentes estaban unidos. Esta teoría enunciada primeramente por mi hermano Mario Bukele, si bien genial; podría ser cierta o no serlo, pero nadie puede negar que el petróleo está en la tierra por algún motivo, que no es naturalmente el logro de las necesidades energéticas humanas y que sólo la facilidad de obtenerlo de fuentes fáciles y “seguras” en aquellos tiempos, a bajo costo y con dependencia económica, que se desarrolló una tecnología actual que depende de él.
Veamos otros ejemplos: Energía Solar. Enormes colectores, utilización masiva de espejos y cobre. Transformación intermedia en calor (forma más ineficiente de utilización de la energía, que incluso es imposible de lograr 100% de eficiencia a nivel teórico -ver ciclo de Carnot- pero que requiere abundante utilización de materias primas).
La Tecnología en casos de consumo masivo de materias primas, se encuentra a la orden del día y “gratis”. La tecnología sofisticada, por el uso de pequeñas cantidades de materiales, es cautiva.
Aún con la aplicación mercantilista de la energía solar, anteriormente enunciada, el panorama se complica aún más por la tendencia mantenida por las Empresas transnacionales, quienes dirigen la tecnología a una sola solución global, en un cambio totalmente desvinculado de las necesidades peculiares de las comunidades, desarrollando producciones standard a escala mundial, quedando los países en desarrollo en un papel pasivo, de carácter secundario.
De todas formas, el uso de enormes cantidades de energía, que necesitan la mayor parte de procesos industriales es antinatural. Las plantas desarrollan infinidad de procesos mediante la utilización de la clorofila y la luz solar, incluso con la luz difusa; descomponen el anhídrido carbónico (CO2), desecho de los seres vivos; desprenden el oxígeno base de la vida y fijan el carbono restante con el agua (H2O), formando los carbohidratos, cadena primaria de la alimentación. Todo el proceso de la vida: respiración y alimentación, a través de grandes producciones e ínfimo consumo.
La soberanía de la Naturaleza ha sido otorgada a las fuerzas silenciosas. La atracción gravitacional de la Luna y el sol no producen el menor ruido y sin embargo arrastran millones de toneladas de agua en las mareas, de aquí para allá, a su antojo. La rotación de la Tierra y la traslación de ésta en espiral en el espacio, alrededor del sol y éste a su vez a la Constelación de Hércules, son todas energías limpias, naturales, poderosas, no contaminantes.
Si consideramos además que el cerebro trabaja con 1.5 voltios y que el consumo de energía del cuerpo humano para realizar trabajo se mide en gramos de glicógeno, nos damos cuenta que los procesos artificiales, creados por el hombre, son antinaturales y bulliciosos, acordes con la soberbia y al mismo tiempo, limitación humana. Y no le echamos la culpa únicamente a la limitación actual de la tecnología humana; sino que también, a la proyección mercantilista que de ésta siempre se hace, siguiendo siempre la tendencia económicamente conveniente.
Si bien, la búsqueda de energías alternas se ha visto fomentada por el costo en tendencia alcista del petróleo, y por la escasez del producto a corto plazo; la búsqueda, desarrollo y aplicación de tecnologías alternas presentan cinco graves problemas de base:
1) Inicio de su desarrollo y aplicación demasiado tarde, en un mundo ávido de energía.
2) Orientadas siempre en una forma mercantilista (donde los valores económicos no son sólo los fundamentales, sino que los únicos que realmente se toman en cuenta).
3) Mala utilización de los recursos; tanto renovables, como no renovables. En el caso del petróleo, lo que la naturaleza tardó millones de años, el hombre lo agotará totalmente en varios cientos de años.
4) La tecnología actual está estructurada para depender del petróleo y no existe deseo alguno para botar esta tecnología, por sistemas totalmente novedosos. Para tratar de utilizar en gran medida la actual infraestructura, casi toda la investigación se concentra en el uso de combustibles líquidos alternativos, quedando sólo una mínima parte para tecnologías diferentes.
5) Tendencia al despilfarro, descartando tecnologías sofisticadas de poco consumo y alta eficiencia.
Veamos el petróleo. El petróleo ha sido formado en millones de años por la Naturaleza, para algo. ¿Para ser utilizado como energía? Definitivamente, no. Hay miles de manifestaciones energéticas tan poderosas en el Universo, que el petróleo palidece como fuente energética esencial.
Como una medida de ejemplo, la Tierra en su movimiento de rotación (sobre su eje), utiliza una energía que en un día es mayor que las necesidades energéticas totales de la Humanidad, desde los albores de su prehistoria hasta el año 2100. Más aún, la energía de traslación de la Tierra alrededor del sol es incluso 13000 veces mayor que la energía de rotación de la Tierra, y si a eso consideramos que la energía cinética de la Tierra es únicamente el 1% de la energía cinética del sistema solar y que el sistema solar es un punto en el espacio sideral (no seguimos en la magnitud inconmensurable de la energía, porque tendríamos que seguir en igual sentido de la distancia; y el aprovechamiento, al menos por ahora, es inverso a ella). El petróleo podría ser un elemento amortiguador de choque de las capas internas de la tierra, algo así como el líquido sinovial de nuestra rodilla; estaría depositado en todas partes, aunque a diferentes profundidades. De acuerdo a esta teoría, podría estar mayormente localizado en sitios geográficos de penínsulas o grandes golfos o mares, donde en tiempos anteriores, los continentes estaban unidos. Esta teoría enunciada primeramente por mi hermano Mario Bukele, si bien genial; podría ser cierta o no serlo, pero nadie puede negar que el petróleo está en la tierra por algún motivo, que no es naturalmente el logro de las necesidades energéticas humanas y que sólo la facilidad de obtenerlo de fuentes fáciles y “seguras” en aquellos tiempos, a bajo costo y con dependencia económica, que se desarrolló una tecnología actual que depende de él.
Veamos otros ejemplos: Energía Solar. Enormes colectores, utilización masiva de espejos y cobre. Transformación intermedia en calor (forma más ineficiente de utilización de la energía, que incluso es imposible de lograr 100% de eficiencia a nivel teórico -ver ciclo de Carnot- pero que requiere abundante utilización de materias primas).
La Tecnología en casos de consumo masivo de materias primas, se encuentra a la orden del día y “gratis”. La tecnología sofisticada, por el uso de pequeñas cantidades de materiales, es cautiva.
Aún con la aplicación mercantilista de la energía solar, anteriormente enunciada, el panorama se complica aún más por la tendencia mantenida por las Empresas transnacionales, quienes dirigen la tecnología a una sola solución global, en un cambio totalmente desvinculado de las necesidades peculiares de las comunidades, desarrollando producciones standard a escala mundial, quedando los países en desarrollo en un papel pasivo, de carácter secundario.
De todas formas, el uso de enormes cantidades de energía, que necesitan la mayor parte de procesos industriales es antinatural. Las plantas desarrollan infinidad de procesos mediante la utilización de la clorofila y la luz solar, incluso con la luz difusa; descomponen el anhídrido carbónico (CO2), desecho de los seres vivos; desprenden el oxígeno base de la vida y fijan el carbono restante con el agua (H2O), formando los carbohidratos, cadena primaria de la alimentación. Todo el proceso de la vida: respiración y alimentación, a través de grandes producciones e ínfimo consumo.
La soberanía de la Naturaleza ha sido otorgada a las fuerzas silenciosas. La atracción gravitacional de la Luna y el sol no producen el menor ruido y sin embargo arrastran millones de toneladas de agua en las mareas, de aquí para allá, a su antojo. La rotación de la Tierra y la traslación de ésta en espiral en el espacio, alrededor del sol y éste a su vez a la Constelación de Hércules, son todas energías limpias, naturales, poderosas, no contaminantes.
Si consideramos además que el cerebro trabaja con 1.5 voltios y que el consumo de energía del cuerpo humano para realizar trabajo se mide en gramos de glicógeno, nos damos cuenta que los procesos artificiales, creados por el hombre, son antinaturales y bulliciosos, acordes con la soberbia y al mismo tiempo, limitación humana. Y no le echamos la culpa únicamente a la limitación actual de la tecnología humana; sino que también, a la proyección mercantilista que de ésta siempre se hace, siguiendo siempre la tendencia económicamente conveniente.