Salvadoreños de orígen Palestino
Miércoles 23 de agosto de 2006.-
Nuestro querido país, El Salvador, es un país de inmigrantes. Todos, sin excepción, alguna vez, fueron extranjeros. Incluso los primeros inmigrantes indígenas (los Mayas), venían de México. También de ese país vinieron posteriormente los pipiles, que pertenecen al tronco Nahuatl Shoshoni Azteca. E incluso después, con la conquista de Pedro de Alvarado, vinieron otras ramas indígenas de México; los cuales se quedaron en el país y habitaron originalmente la ciudad de Mejicanos. Todos los pueblos indígenas de México a su vez fueron inmigrantes. Su origen es discutido, aunque la teoría más plausible es que vinieron de Asia, probablemente de China, cruzando el estrecho de Bering.
Los españoles a su vez formaron parte activa del mestizaje, participando a su vez, con el suyo propio, incluyendo en él, un fuerte elemento racial árabe, sobre todo en aquellos españoles más propensos a mezclarse formando familias.
En tiempos del añil vinieron los mulatos y los negros, y estos a su vez, siguiendo los prejuicios clasistas de la época colonial, vivieron en ciudades conocidas como rancherías. Hubo nueva inmigración española, conjuntamente con la de otros pueblos europeos; con mayor afluencia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En esos mismos momentos, aparecen dos nuevas razas, el chino y el turco (árabe que emigraba de las tierras del Cercano Oriente, en especial Palestina, Líbano y Siria; con pasaporte Turco Otomano; aunque en el caso especifico de El Salvador, la mayoría provenía de Palestina y de ésos, un alto porcentaje, de la ciudad de Belén, la ciudad donde nació Jesús… En un amasijo de razas que componen un pueblo, ningún elemento racial, puede agenciarse la hegemonía, ni considerarse superior a los otros. Además; buenos, regulares y malos hay en todos los grupos, todas las religiones y todas las razas.
Siendo todos salvadoreños y reconociendo que todos somos iguales ante la ley (la de Dios y la de los hombres) no puede haber grupos dominantes ni grupos dominados y si éstos existen, la culpa no es sólo de los dominantes; sino también de los dominados, por permitirlo...
El análisis histórico nos demuestra fehacientemente que no sólo los palestinos fueron discriminados, sino todas las razas no europeas.
No entraremos en este programa, en el análisis de esa discriminación histórica racista y clasista contra todo lo no europeo (no digo blanco, porque el árabe palestino y libanés son básicamente blancos). Es algo que ya consideramos en anteriores programas de Aclarando Conceptos y que profundizaremos aún más en futuros programas, si Dios nos lo permite.
Queremos analizar el momento actual, en el caso de los salvadoreños de origen palestino; donde los resabios racistas, consideramos estaban definitivamente superados.
El análisis de los tiempos recientes nos demuestra, que si bien en apariencia, las cosas han cambiado; en el lado oculto de las cosas, el germen del racismo se encuentra intacto; aprovechando la oportunidad para crecer, cuando las circunstancias le son favorables, y a pesar de cuanto hallamos crecido en la vida empresarial o cuan diversa es nuestra actividad profesional o cuanta participación política tienen miembros de nuestra Comunidad (salvadoreños, de origen palestino), incluso en puestos claves del quehacer gubernamental. Este germen intacto, al igual que la plantita en miniatura que está en toda semilla, crece y se engrandece, porque nosotros se lo seguimos permitiendo.
Y esto lo digo públicamente, en este programa de Aclarando Conceptos, porque la verdad tiene que decirse públicamente y porque nuestro querido pueblo, del cual todos formamos parte, en su gran mayoría, nos quiere y nos respeta. El error histórico de considerar a los palestinos versus los salvadoreños no debe repetirse. Todos somos salvadoreños, de diferentes extracciones, iguales ante Dios y ante los hombres y merecedores de cuanta estima den nuestras virtudes y acciones positivas, sin importar títulos hereditarios o blasones monárquicos, incluso de dudosa auntenticidad. Nacimos aquí y aquí queremos morir, pidiéndole a Dios nos permita seguir aportando nuevos y mejores beneficios a nuestra querida patria El Salvador.
No podemos criticar a los pioneros, (a los primeros inmigrantes) que vinieron a ésta nuestra tierra bendita “El Salvador”; porque ellos cumplieron su misión en su momento y sentaron las bases para el desarrollo posterior de nuestra Comunidad; ni siquiera a los Fundadores del Club Social del Prado que no manifestaba en su nombre inicial nuestro origen, hacerlo seria buscar excusas para nuestro comportamiento, o eludir responsabilidades.
Como lo dije en un programa anterior, la debilidad de una persona o de un grupo social, no se determina únicamente por la carencia de fuerza; sino que también, aún teniéndola, por carecer de conciencia de tenerla o aún teniendo conciencia de ello, de valor para ejercerla.
Es ahora que nos corresponde dar un nuevo salto de calidad, para que se respete a todos los miembros de nuestra Colectividad; para que la tendencia a la discriminación de nuestra raza o a la tierra de nuestros ancestros, no siga siendo una política gubernamental; para que a la hora de señalar actitudes adversas o negativas de algún miembro de nuestra Comunidad, su origen no sea una situación agravante; para que todos y digo todos, no solamente algunos, puedan acceder con igualdad de oportunidades a competir de acuerdo con la Ley.
Es cierto que han habido algunas personas de nuestro origen que han logrado penetrar en algún momento el círculo del poder, pero se dieron cuenta, muchas veces tarde, que no era de forma permanente. Haber entrado con confianza plena, los hizo incluso, más vulnerables. Este acontecer histórico, debe alertar a aquellas familias de nuestra Colectividad, a quienes les toca el turno de permanecer adentro.
A pesar de las indicaciones aparentes de que “las cosas han cambiado”, tan sólo es con algunos, mientras el resto recibe no sólo el trato negativo de siempre, si no que peor.