Dante - La Divina Comedia
Viernes 27 de octubre de 2006
Al igual que la obra maestra de la Literatura española; el ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha del inmortal Miguel de Cervantes Saavedra, es una traducción de libros árabes, aunque revestida de valores literarios propios; la obra maestra de la literatura italiana, la Divina Comedia del Gran Dante Allighieri está enmarcada dentro de la misma clasificación. En este último caso, el erudito español Asín Palacios mantiene esta tesis y la demuestra.
En “Dante y el Islam” la islamóloga portorriqueña Luce López Baralt manifiesta: “Europa atravesó un período de intenso contacto intelectual con el Islam después del fracaso de las Cruzadas. La espiritualidad europea cambia de táctica política y se lanza entonces, por usar las palabras de José Muñoz Cendiño, al nuevo intento de conquistar el Islam a base de conocerlo. Esto impulsa en buena medida a las traducciones en masa de los libros de religión y sabiduría árabe y el aprendizaje de dicho idioma.
Esta era la situación en que nace la obra del Dante.
Asin Palacios expresa lo siguiente: “En la misma corte de Federico de Sicilia – un hombre que hablaba árabe – nació la escuela poética siciliana, la primera que usó la lengua vulgar, y de la que arranca la tradición de la literatura nacional de Italia, imitando la moda de la brillante corte musulmana de España. Federico se rodeó de poetas árabes, espléndidamente pagados, que en su propia lengua arábiga cantasen el elogio de las empresas imperiales y deleitasen su espíritu con amorosas rimas. Y es un hecho muy sugestivo para la historia, el hecho del contagio de ambas literaturas, cristiana e islámica, la convivencia de estos trovadores árabes con otros trovadores cristianos que en la lengua vulgar naciente trataban de emularse.
Dante tuvo como maestro a Joaquín Difiore, quien le trasmitió muchos conocimientos sobre el sufismo, donde pareciera que Dante abreva. El mismo Joaquín Difiore adopta el Islam, habiendo vivido en el Cercano Oriente y conocido las obras de Mohieddin Ibn Arabi, que impregna la obra de Dante.
Muhieddin Ibn Arabi, un murciano que había viajado por todo el mundo islamico, y compuso varias obras, entre otras, Aperturas de Meca (Futuhát Al-Makkíah) y Engarces de la Sabiduría (Fúsus Al-Híkam). Sin embargo, si Ibn Arabi traslada a Dante su influencia y su estilo; el argumento de su obra, su modelo, es obtenido de Abu-Al-Alá Al-Maári, fallecido en el 1058, mientras que Dante nació en 1265, prácticamente doscientos años después. Al-Maárri nació en Siria, aprendió los principios del conocimiento primero de su padre, y después, viajando por todo el mundo islámico. Por fin se dirigió a Bagdad, y participó en las asambleas de los sabios y de los literatos.
Durante ese periodo escribió la mayor parte de su obra. Allí era visitado por los sabios del Islam y los buscadores de conocimiento.
Su obra es muy importante en la cultura árabe. Abu-Al-Alá era un espíritu amplio, ávido de conocimiento, y una enciclopedia de su tiempo. No hacía discriminación entre conocer el Islam u otra religión, aunque era musulmán practicante; rezaba, ayunaba, y cumplía todos los deberes de la fe, no por conveniencia sino porque realmente estaba convencido. Vivió un año y medio dentro de un monasterio, para recibir conocimiento de la teología cristiana, de tal manera que era una mente universal y lúcida, sin prejuicios.
Era un poeta fino, exquisito, un lingüista profundo y analítico, conocía la lengua árabe en profundidad.
La epístola del perdón (Risalatu Al-Gufrán), tiene una similitud espectacular con La divina comedia de Dante. Es una obra fundamental dentro de la literatura árabe que Abu Al- Alá escribió para un amigo suyo, en forma de respuesta a una carta de este último, sobre cuestiones de literatura, filosofía, historia, religión, jurisprudencia, gramática y lingüística. La obra tiene dos partes, en la primera, imagina Abu-Al-Alá un viaje al cielo de Ibn Al-Qárih, su amigo, en el que visita el Paraíso, contempla el Día del Juicio, el infierno de los genios, el Paraíso y el Ardentísimo infierno. Es la parte propiamente imaginativa de Abu Al Aláh, en la cual se observa un gran paralelismo con La Divina Comedia. La segunda parte versa sobre la respuesta que Abu Al-Alá ofrece a las preguntas de Ibn Al-Qárih sobre religión, la fe, las tendencias religiosas, la filosofía, la teología o Kalám, etc. Pero no solamente contesta a sus preguntas sino que las replantea y se plantea otras nuevas interrogantes.
Dante Alighieri, autor de La Divina comedia, utiliza el mismo argumento literario de un viaje a las dimensiones del Paraíso y del Infierno. El primero que imaginó este modelo, doscientos años antes, fue Abu Al-Alá. En ambas obras el paralelismo es evidente.
Marchó por el Paraíso sin rumbo alguno observando las delicias que allí había, contempló el Día del Juicio y a la Humanidad reunida allí de pie, viendo las calamidades de los castigos de los condenados y el perdón y la intercesión a favor de los bienaventurados. Luego de seis meses se ve obligado a abandonar el Paraíso, debido a que lo afecta el calor y la sed. El no podía tomar nada del Paraíso. Pero estaba seguro de retornar allí porque había conseguido el titulo de perdonado, pues quien entra en el Paraíso queda perdonado.
Luego se dirige a visitar el Ardentísimo, Yahánnam, para observar a los que allí se encuentran, y monta algunos animales del Paraíso, pasando por el lugar de la recompensa de los genios. Estos genios son musulmanes, y tienen un paraíso propio, como en este mundo tienen un lugar separado de los hombres y de los otros genios. Llega al Ardentísimo y observa a Iblís, el diablo, desasosegado con las cadenas y los grillos. Durante su periplo pasa delante de un gran número de poetas y literatos, esto tiene mucho que ver con Dante, viendo en el Paraíso a cierto número de estas personas, que creía que deberían estar en el infierno, y se pregunta: “¿Cómo es posible que este hombre esté en el Paraíso…?, pero también ve en el fuego a cierto número de personas que él esperaba ver en el Paraíso. Pregunta a los bienaventurados por la causa del perdón que recibieron, y a los desventurados por la causa de habérseles negado el perdón, y todos ellos responden detallando su situación. De allí que el libro se llame: La Epístola del Perdón, porque destaca ese don divino de los bienaventurados, negado a los que no lo son… En Dante se llama, la Divina Comedia…
Al igual que la obra maestra de la Literatura española; el ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha del inmortal Miguel de Cervantes Saavedra, es una traducción de libros árabes, aunque revestida de valores literarios propios; la obra maestra de la literatura italiana, la Divina Comedia del Gran Dante Allighieri está enmarcada dentro de la misma clasificación. En este último caso, el erudito español Asín Palacios mantiene esta tesis y la demuestra.
En “Dante y el Islam” la islamóloga portorriqueña Luce López Baralt manifiesta: “Europa atravesó un período de intenso contacto intelectual con el Islam después del fracaso de las Cruzadas. La espiritualidad europea cambia de táctica política y se lanza entonces, por usar las palabras de José Muñoz Cendiño, al nuevo intento de conquistar el Islam a base de conocerlo. Esto impulsa en buena medida a las traducciones en masa de los libros de religión y sabiduría árabe y el aprendizaje de dicho idioma.
Esta era la situación en que nace la obra del Dante.
Asin Palacios expresa lo siguiente: “En la misma corte de Federico de Sicilia – un hombre que hablaba árabe – nació la escuela poética siciliana, la primera que usó la lengua vulgar, y de la que arranca la tradición de la literatura nacional de Italia, imitando la moda de la brillante corte musulmana de España. Federico se rodeó de poetas árabes, espléndidamente pagados, que en su propia lengua arábiga cantasen el elogio de las empresas imperiales y deleitasen su espíritu con amorosas rimas. Y es un hecho muy sugestivo para la historia, el hecho del contagio de ambas literaturas, cristiana e islámica, la convivencia de estos trovadores árabes con otros trovadores cristianos que en la lengua vulgar naciente trataban de emularse.
Dante tuvo como maestro a Joaquín Difiore, quien le trasmitió muchos conocimientos sobre el sufismo, donde pareciera que Dante abreva. El mismo Joaquín Difiore adopta el Islam, habiendo vivido en el Cercano Oriente y conocido las obras de Mohieddin Ibn Arabi, que impregna la obra de Dante.
Muhieddin Ibn Arabi, un murciano que había viajado por todo el mundo islamico, y compuso varias obras, entre otras, Aperturas de Meca (Futuhát Al-Makkíah) y Engarces de la Sabiduría (Fúsus Al-Híkam). Sin embargo, si Ibn Arabi traslada a Dante su influencia y su estilo; el argumento de su obra, su modelo, es obtenido de Abu-Al-Alá Al-Maári, fallecido en el 1058, mientras que Dante nació en 1265, prácticamente doscientos años después. Al-Maárri nació en Siria, aprendió los principios del conocimiento primero de su padre, y después, viajando por todo el mundo islámico. Por fin se dirigió a Bagdad, y participó en las asambleas de los sabios y de los literatos.
Durante ese periodo escribió la mayor parte de su obra. Allí era visitado por los sabios del Islam y los buscadores de conocimiento.
Su obra es muy importante en la cultura árabe. Abu-Al-Alá era un espíritu amplio, ávido de conocimiento, y una enciclopedia de su tiempo. No hacía discriminación entre conocer el Islam u otra religión, aunque era musulmán practicante; rezaba, ayunaba, y cumplía todos los deberes de la fe, no por conveniencia sino porque realmente estaba convencido. Vivió un año y medio dentro de un monasterio, para recibir conocimiento de la teología cristiana, de tal manera que era una mente universal y lúcida, sin prejuicios.
Era un poeta fino, exquisito, un lingüista profundo y analítico, conocía la lengua árabe en profundidad.
La epístola del perdón (Risalatu Al-Gufrán), tiene una similitud espectacular con La divina comedia de Dante. Es una obra fundamental dentro de la literatura árabe que Abu Al- Alá escribió para un amigo suyo, en forma de respuesta a una carta de este último, sobre cuestiones de literatura, filosofía, historia, religión, jurisprudencia, gramática y lingüística. La obra tiene dos partes, en la primera, imagina Abu-Al-Alá un viaje al cielo de Ibn Al-Qárih, su amigo, en el que visita el Paraíso, contempla el Día del Juicio, el infierno de los genios, el Paraíso y el Ardentísimo infierno. Es la parte propiamente imaginativa de Abu Al Aláh, en la cual se observa un gran paralelismo con La Divina Comedia. La segunda parte versa sobre la respuesta que Abu Al-Alá ofrece a las preguntas de Ibn Al-Qárih sobre religión, la fe, las tendencias religiosas, la filosofía, la teología o Kalám, etc. Pero no solamente contesta a sus preguntas sino que las replantea y se plantea otras nuevas interrogantes.
Dante Alighieri, autor de La Divina comedia, utiliza el mismo argumento literario de un viaje a las dimensiones del Paraíso y del Infierno. El primero que imaginó este modelo, doscientos años antes, fue Abu Al-Alá. En ambas obras el paralelismo es evidente.
Marchó por el Paraíso sin rumbo alguno observando las delicias que allí había, contempló el Día del Juicio y a la Humanidad reunida allí de pie, viendo las calamidades de los castigos de los condenados y el perdón y la intercesión a favor de los bienaventurados. Luego de seis meses se ve obligado a abandonar el Paraíso, debido a que lo afecta el calor y la sed. El no podía tomar nada del Paraíso. Pero estaba seguro de retornar allí porque había conseguido el titulo de perdonado, pues quien entra en el Paraíso queda perdonado.
Luego se dirige a visitar el Ardentísimo, Yahánnam, para observar a los que allí se encuentran, y monta algunos animales del Paraíso, pasando por el lugar de la recompensa de los genios. Estos genios son musulmanes, y tienen un paraíso propio, como en este mundo tienen un lugar separado de los hombres y de los otros genios. Llega al Ardentísimo y observa a Iblís, el diablo, desasosegado con las cadenas y los grillos. Durante su periplo pasa delante de un gran número de poetas y literatos, esto tiene mucho que ver con Dante, viendo en el Paraíso a cierto número de estas personas, que creía que deberían estar en el infierno, y se pregunta: “¿Cómo es posible que este hombre esté en el Paraíso…?, pero también ve en el fuego a cierto número de personas que él esperaba ver en el Paraíso. Pregunta a los bienaventurados por la causa del perdón que recibieron, y a los desventurados por la causa de habérseles negado el perdón, y todos ellos responden detallando su situación. De allí que el libro se llame: La Epístola del Perdón, porque destaca ese don divino de los bienaventurados, negado a los que no lo son… En Dante se llama, la Divina Comedia…