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Síndrome Mortal - Panamá

Martes, 10 de octubre de 2006.

Una noticia internacional que ha tenido difusión en toda la Prensa Escrita Nacional lo constituye el Síndrome Mortal que ha provocado la muerte de 21 ancianos en Panamá y que ha afectado además a más de 3 decenas.
La OPS (Organización Panamericana de la Salud) definió el mal, como un Síndrome de Insuficiencia Renal Aguda con manifestaciones neurológicas.
Los resultados de laboratorio y la característica de presentación de los casos (ausencia de transmisión de la enfermedad entre contactos domiciliados o en profesionales de la salud) descartaron una causa infecciosa transmisible, fuera de que en los análisis químico-biológicos se ha descartado el dengue; influenza A y B; Virus del Nilo; Encefalitis Equina y Enterovirus, debido a que los resultados sobre estas pruebas han salido siempre negativos.
Un equipo de científicos panameños, conjuntamente con la OPS, el Centro de Control de Enfermedades, con sede en Atlanta, Georgia, USA, ratifican que “no existe un agente infeccioso” que responda a la muerte de los pacientes, en su mayoría hombres de más de 60 años de edad, con un historial de problemas renales, diabetes e hipertensión arterial severa.
Los síntomas empiezan con naúseas, vómitos y diarrea, luego fiebre severa, y progresa hacia la disminución en el volumen urinario, hasta la imposibilidad de orinar.
Además provoca debilidad general en piernas y brazos; lo cual deriva luego en nefritis intersticial aguda y necrosis tubular, es decir un grave daño al riñón; ello va acompañado luego de daños neurológicos, que luego se derivan en más de la mitad de los casos, en coma y luego la muerte.
Si bien la mayoría recibía varios tratamientos (había casos donde los pacientes consumían más de 17 productos distintos, muchos de ellos automedicados), las autoridades de salud, sospechan del medicamento Lisinopril, un fármaco anti-hipertensivo (esto es, que se usa para bajar la presión arterial).
Las autopsias revelaron daños al riñón y al tejido nervioso, lo que apunta a la presencia de agentes tóxicos, según las autoridades de Salud de Panamá.
Las pruebas realizadas en España no mostraron problemas o reacciones secundarias al medicamento, pero el Lisinopril es el principal sospechoso; los conceptos no están claros todavía. Faltan piezas al rompecabezas y hay algo que no encaja…
Trataremos de buscarlas en este programa de Aclarando Conceptos.
1- Existen medicamentos más nefrotóxicos, que el Lisinopril, como los antibióticos aminoglucósidos o cefalosporinas; analgésicos; antiinflamatorios no esteroides; fenitoína, sales metálicas, etc, o bien contaminantes, que necesitan ser considerados.
2- El Lisinopril, al igual que sus hermanos, Enalapril y Captopril, son antihipertensivos considerados como inhibidores de la ECA (Enzima de Conversión de Angiotensina II, que es la sustancia presora más potente que se conoce. Su efecto antihipertensivo (esto es que bajan la presión) lo consiguen bloqueando la conversión de Angiotensina I relativamente inactiva a Angiotensina II, en el pulmón. De esa forma con el uso prolongado afectan al sistema pulmonar más bien que al renal.
3- Las reacciones secundarias – del lisinopril, en caso de hipersensibilidad- son: Mareos, cefalea (dolor de cabeza); cansancio excesivo, malestar estomacal, diarrea, debilidad y menos comunes: ronqueras, fiebre, escalofríos, desmayos y dolor en el tórax. No se relacionan con el sistema renal.
4- Los diuréticos por su lado han causado aunque sólo en raras ocasiones una nefritis intersticial alérgica con insuficiencia renal aguda. El uso concomitante de diuréticos con inhibidores de la ECA, como el Lisinopril, en personas hipersensibles, influye enormemente en aumento de la nefrotoxicidad.
Muchas veces el problema no es el uso de un medicamento aislado, si no en una interacción de fármacos, negativa.
En efecto, las fórmulas químicas actúan diferentes cuando interaccionan. Como un ejemplo: Acido nítrico y Glicerina separados son estables; combinándolos en la proporción adecuada obtenemos el trinitrato de Glicerilo, potente explosivo que Nobel inventó, base de la dinamita original.
Los medicamentos son fórmulas químicas y su uso es más complicado todavía, porque interactúan con el organismo humano.
Hay medicamentos que son buenos individualmente, pero se vuelven nocivos e incluso fatales, al administrarlos conjuntamente.
Ejemplo: Propanolol con Ergotamina – Ciprofloxacina con Warfarina - Isoniazida con Paracetamol - Tinidazol con Cisaprida – Amiodarona con Digoxina o con Propanolol – Aspirina con Fenacetina, etc. Etc.
Y en el caso que nos ocupa, si administramos conjuntamente los inhibidores de la ECA, entre los cuales se encuentra el Lisinopril con diuréticos, se aumenta el riesgo de falla renal aguda, sobre todo en organismos susceptibles o ya enfermos; si se administra el Lisinopril con Ciclosporina, el riesgo de falla renal es casi seguro…
Viendo las fichas médicas de los pacientes enfermos podrían también considerarse otras posibles interacciones nefrotóxicas. O bien analizar otros medicamentos sobre todo fórmulas líquidas o suspensiones, para descartar productos de alta contaminación nefrotóxica como metales venenosos: mercurio, cadmio o Plomo, o bien de solventes orgánicos como Tetracloruro de carbono, hidrocarburos o falsos sustitutos del etanol.
Fuera de ello, automedicarse o cambiar un medicamento, sin la dirección del médico personal es arriesgado.
En el caso del ISSS, en la anterior administración del Ing. Pinto (no en la actual) se cambió masivamente un medicamento que la dirección no quería comprar; por Enalapril – un medicamento similar al Lisinopril – sin consultar con los médicos y sin revisar la ficha médica de los pacientes.
¿Se agravaron algunos? ¿Murieron otros? Quien sabe. En nuestro país todavía la gente se muere por un mal de ojo; o por brujería; o por empacho o “por un aire que le dió”, etc.
Como sea que fuera, la remoción del Ing. Pinto, por otras irregularidades, dió lugar a que la actual administración suspendiera esa anomalía, para el bien de los pacientes. La automedicación es peligrosa y tanto en la consulta privada, como en las institucionales, la participación del médico es fundamental.