Importe Tecnológico al 3º Mundo
Viernes 07 de Julio 2006.-
La transferencia irrestricta de tecnología moderna de los países industrializados al Tercer Mundo, puede provocar más problemas de los que resuelve.
A partir de la Revolución Industrial, el desarrollo tecnológico ha llevado a sustituir el trabajo humano por capital y energía en el proceso de producción de bienes y servicios. Esos factores son escasos en el mundo en desarrollo y lo hacen más dependiente y se olvidan del factor humano, sumamente abundante.
América Latina en general y nuestro país en especial necesitan de una nueva estrategia de desarrollo para dar solución a los 4 enormes desafíos que enfrenta la región:
1- Aumento en la producción de alimentos.
2- Aumento en las fuentes de energía.
3- Aumento en la disponibilidad del agua potable.
4- Aumento en las oportunidades de empleo y beneficio social.
Nuestro desarrollo dependerá especialmente de nuestra propia capacidad en aprovecharnos al máximo de la tecnología importada y desarrollar una propia; en la absorción de la tecnología importada en el más rápido tiempo y en la preparación de técnicos locales. Por cada técnico extranjero que se necesite donde determinado experto nacional no existe en su campo, deberá prepararse la contraparte nacional multiplicada varias veces.
Naturalmente, para proyectar la planta es necesario el conocimiento de innumerables factores que proporcionan la base técnica y allí la necesidad de la tecnología propia. La tecnología tiene que adaptarse a las circunstancias donde deberá aplicarse, pero… desarrollar una tecnología propia para un proyecto ya desarrollado, sería un “suicidio” tecnológico.
Además, la base inicial de toda investigación científica o tecnológica, es documentarnos primero sobre lo que otros han hecho sobre el particular, para no perder esfuerzos en repetir lo mismo.
De esa forma nuestra limitación de recursos financieros y técnicos deberá aprovecharse productivamente desarrollando nuevos conceptos y aplicando éstos a nuestro propio desarrollo, no en recorrer caminos ya andados y decir que fuimos los primeros en hacerlo.
Indiscutiblemente, el desarrollo de tecnologías adaptadas al Tercer Mundo son desarrolladas por el Mundo Industrial en función económica (necesidad de aumentar su mercado de consumo); y en función política (necesidad de corregir disfuncionalidades del sistema, para eliminar cambios violentos). El subdesarrollo del Tercer Mundo es una lógica secuela del desarrollo del Mundo Industrial, basado especialmente en el desequilibrio cada vez mayor entre importaciones y exportaciones, con el consiguiente endeudamiento y en la variación extrema de los términos de intercambio: nuestras materias primas bajan de precio y nuestras importaciones se encarecen.
Sin embargo, corresponde a las naciones emergentes desarrollar un plan de desarrollo, diferente a los parámetros del mundo industrial y adecuado a nuestra realidad. De esa forma se podrá utilizar el desarrollo tecnológico importado, minimizando los efectos secundarios negativos.
Naturalmente el desarrollo industrial está también limitado por la insuficiencia del mercado. Somos un país pequeño, con un ingreso per cápita promedio bajísimo y además mal repartido. La gran mayoría de la población alcanza apenas niveles de limitada subsistencia. Naturalmente para un desarrollo industrial progresivo se necesita aumentar la capacidad de compra del pueblo. Fuera de la temporada de recolección de las cosechas, la mayor parte de la población campesina se queda sin trabajo.
A pesar de que nuestro país progresa en obras de infraestructura, lo que aparenta un notable desarrollo. Ha habido un deterioro en cuanto a salud, nutrición, disponibilidad de alimentos básicos, vivienda, empleo, contaminación del suelo y del agua; encarecimiento progresivo e los bienes y servicios; desempleo y subempleo; y los esfuerzos realizados, sólo han servido para que las negatividades no sean más grandes todavía.
Todo esto junto con un explosivo crecimiento demográfico y el éxodo masivo de zonas rurales a los núcleos urbanos, especialmente hacia la capital; con los colaterales problemas de limpieza, suministro de necesidades vitales; delincuencia progresiva, etc.
Aunque naturalmente, la ampliación de mercados para el desarrollo industrial, podría haber sido encontrada en el mejoramiento cualitativo de nuestro mercado nacional; la solución ha sido siempre el fomento de las exportaciones. En la década de 1960 con el Mercado Común Centroamericano y recientemente, con los TLC.
Ahora que está de modo la inversión extranjera, es importante considerar que la implantación de fabricas de inversiones relativamente grandes, se verifican en países en desarrollo por inversiones favorables de los consorcios internacionales – quienes si no son controlados – hacen lo que quieran con sus ganancias finales, de acuerdo a la variación en el costo de la materia prima con la que se proveen de sus mismas plantas en el extranjero o con sus gastos de financiamiento inflados o costos onerosos de “visitas técnicas” o compra de equipos a precios más elevados que lo normal, etc.
La inversión extranjera es importante para todo país, pero no debe ser irrestricta y deberá controlarse, desde sus pre-inicios, antes de autorizarlas y luego en su funcionamiento.
Fuera de ello, si bien existen industrias positivas para el desarrollo del país, existen otras que se constituyen para lograr la importación indirecta de los productos extranjeros semi-elaborados, eliminando las barreras arancelarias y mediante la utilización de mano de obra abundante y barata (a menudo mal pagada) para la terminación de las últimas etapas del proceso fabril.
Diferenciar unas de otras y legislarlas diferentemente, es indispensable.
Tenemos que insistir en el aumento de la capacidad adquisitiva del pueblo y esto se consigue con mayores empleos y mejores remuneraciones.
Todo ya subió y se sigue pensando en el aumento del salario mínimo. Si el pueblo no posee niveles ni siquiera de subsistencia, ¿Cómo podremos desarrollarnos?