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Base folosófica- Teológica del Islam I

Jueves, 28 de septiembre de 2006.


Como mencionamos ayer, las palabras del Emperador Bizantino Manuel II paleólogo sobre el Islam, que el Papa Benedicto XVI mencionó en la Universidad de Ratisbona, Alemania, están plagadas de inexactitudes y llenas de resentimientos.
Fuera de ello no fueron tomadas directamente por el Papa de una obra directa de Manuel II, sino a través de un escrito editado por el Profesor Theodore Khoury que quizás a su vez, alteró el supuesto dialogo del emperador Bizantino. En efecto, no menciona la fecha, ni el nombre de un culto, persa musulmán, ni lo que le contestó al emperador. ¡Talvez en el invierno de 1391 en Ankara! De esa forma lo que se tiene es un monólogo dudoso. Ya aclaramos ayer quien era Manuel II, el paleólogo: Un deslucido y fracasado emperador. A Theodore Khoury lo descalificamos como escritor. No se puede hablar de una controversia, señalando sólo una de sus partes; ni hablar de un diálogo poniendo un monólogo; ni hablar de un interlocutor sin poner su nombre; sin precisar fechas ni detallar contestaciones. Cuando se publica un diálogo, se es imparcial y se les da a ambos interlocutores la misma oportunidad y tiempo similar.
Al Papa Benedicto XVI, nuestros respetos, y esperamos que con la iluminación del Dios único, adquiera con la experiencia, la grandeza del Papa anterior; su Santidad Juan Pablo II.

El discurso del Papa tiene 2 partes; una primera que nos interesa a los musulmanes rebatir, que no es del Papa; sino que la toma indirectamente (el Papa dice; que Theodore Khoury dice, que Manuel II el paleólogo dijo) y otra profunda, sobre el acercamiento entre la fe bíblica y la filosofía griega; que incurrirá fuertemente en el comportamiento del catolicismo y que le corresponde al pueblo católico, o al menos, a los católicos pensantes, analizar. Nosotros aún siendo musulmanes, ya lo hicimos. Nos referiremos primero como aludidos, a la parte que nos corresponde como musulmanes.
Estamos totalmente de acuerdo que:
“La difusión de la fe por medio de la violencia es algo irracional”.
Quien quiera llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y razonar correctamente.
Y no recurrir a la violencia ni a las amenazas.
Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir a los músculos ni a los instrumentos para golpear ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte”.

A pesar de lo que se diga, cambiando la historia, la propagación del Islam, fue un ejemplo de tolerancia y difusión pacífica, contrario al cristianismo; con las persecuciones de pueblos enteros; expulsión, matanzas y conversión forzosa de judíos y musulmanes; las cruzadas; la inquisición; la conquista de América; África y Oceanía, etc. Etc.
La base teológica del Corán así lo atestigua:
Sura 2 – El Bãqara – Versículo 256 – no debe existir obligación ni coacción en la religión.
Este verso es respuesta suficiente a todas las mentiras que se dicen acerca del que el Profeta ofrecía el Islam, o la espada como alternativa, a los árabes paganos o bien a los adeptos al libro: judíos y cristianos. El Islam ordena que aún teniendo el poder en las manos, no puede obligarse a nadie a cambiar de religión. Eso puede verse como España, Sicilia, Portugal con cientos de años en poder del Islam, se conservaron cristianos. Los que se convierten voluntariamente o los descendientes de musulmanes, luego fueron expulsados a la fuerza o bien convertidos forzosamente al cristianismo. América fue un caso de conversión forzada al cristianismo en todas sus variantes.
Es de observarse que las iglesias cristianas de Tierra Santa, de todas las denominaciones se conservan y bastó solo 100 años para que las dos sagradas mezquitas de Jerusalén se convirtieran en iglesias cristianas y cuartel del ejercito cruzado.
En cuanto al término Guerra Santa no existe en el Corán y fue acuñado en occidente, en tiempo de las cruzadas. El término “Yihad” no debería traducirse en absoluto con Guerra Santa. El verbo guerra es árabe es Jarb. Yihad viene de la raíz Yujd, que se traduce por lucha o cambio interior y hace referencia en primer lugar, al combate interno de cada persona para vivir en armonía y paz con Dios.
El Corán nunca propone difundir el islamismo mediante la espada (o la violencia). Incluso su mandato: No discutáis con los adeptos al libro excepto en la forma más pacífica posible. Además, el Jihad se utiliza fuera del cambio interior, en una lucha defensiva contra el invasor o el opresor; pero se hace desde una perspectiva de liberación, no de predicar la fé.

Fuera de ello existe un edicto del Profeta Muhammad que la paz sea con él, que ordena la protección de las iglesias y sinagogas; templos y personas, y sus propiedades y vidas de parte de los musulmanes.

Incluso el terrorismo, existente lamentablemente en todas las naciones y todas las religiones a través de la historia, y que nosotros condenamos, no busca difundir las creencias; sino por el contrario, por sus métodos desproporcionados la detiene y mata generalmente a gente que profesa su misma religión. Eso es diferente a las guerras de conquista europea, con conversiones forzadas, que la historia lo confirma.