Desnutrición / ANDA
MIERCOLES, 19 DE ABRIL/2006.
En Diario El Mundo del miércoles 12 de abril del 2006; encontramos la siguiente noticia desalentadora que hace el panorama de nuestro querido país todavía más aterrador.
La desnutrición afecta al 20% de los niños salvadoreños, esto es el hambre endémica, de acuerdo a un estudio del Programa Mundial de Alimentos de la Naciones Unidas (PMA) y de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) difundido recientemente en Santiago de Chile y que para mayor calamidad, la mayoría de niños y niñas menores de cinco años de edad – nuestro futuro – los estudios concluyen que el hambre y la desnutrición además de tener efectos permanentes negativos en el desarrollo físico y psicomotor de las personas, y con mayor negatividad en los niños ya que éstos se encuentran en un proceso de desarrollo, constituyen uno de los principales mecanismos de transmisión de pobreza y de la desigualdad a través de generaciones.
Incluso puede llegar a ocasionar daño irreversible, y no sólo al individuo que la padece sino también a nivel genético a través de varias generaciones, aunque éstas se alimenten adecuadamente.
¡Buen regalo para nuestra niñez!
Ante ese escenario, el PMA y la CEPAL recomiendan políticas sociales encaminadas específicamente a reducir el hambre y desnutrición.
La desnutrición aumenta por la carencia de educación a las madres marginadas, sobre alimentación adecuada y balanceada, el PMA y el CEPAL proponen entregar un suplemento alimenticio a las mujeres embarazadas, madres de lactantes y preescolares, además de promover aún más la lactancia materna.
El Diario de Hoy en su editorial del día 13.abril.2006, indica algunas amenazas que pueden obtenerse en las playas por la reciente temporada de semana santa, las cuales, extractando algunas; son:
“Falta de higiene, de agua potable, de servicios sanitarios, de eliminación de basuras y excretas; y pisos sucios (para empezar son tierra o arena de los ranchos; los zancudos y bichos, que pueden causar desde el dengue, al pauladismo y el mal de****, fuera del riesgo de contraer cólera o tifoidea.
Las enfermedades por ***, agentes patógenas y microbios. El actuar de delincuentes, que asaltan, intimidan, violan y matan.
Si nosotros analizamos detalladamente podemos generalizar el anterior escenario a un gran porcentaje de cantones y caseríos abandonados de las zonas rurales de nuestro querido país e incluso en zonas “urbanas” de la periferia de San Salvador.
Con la reciente epidemia de diarreas bacteriológica y por rotavirus, daba gusto la campaña educativa televisiva de instituciones de salud en nuestro país, informando que para acabar con la epidemia era necesario: lavarse las manos; hervir las verduras; eliminar las excretas; limpiar los ****...
Pero... para todo ellos se necesita agua potable y ésta es inexistente en la mayoría de la zona rural.
La campaña educativa y su solución eran ideales; pero sin agua se volvía una realidad virtual, una utopía; para las pobres familias sedientas de líquido.
Sin ir muy lejos, la población más afectada en todo el país por la epidemia de diarrea y rotavirus fue Soyapango; la zona urbana periférica con mayores problemas de ***** de agua en todo el Gran San Salvador.
El Club Kiwanis construyó la Villa Kiwanis en Soyapango; 150 casas para 1000 personas aproximadamente, la mayoría niños. Aportando con fondos propios y coordinando ayuda humanitaria de otras organizaciones, y lo único que falta para terminar la Villa, son las 3 cosas que el Gobierno se comprometió a entregar a través de FONAVIPO y el Viceministerio de Vivienda.
a) La conexión de agua por ANDA (ya que todas las tuberías de agua potables, aguas lluvias y aguas servidas ya fueron construidas por Kiwanis; y la entrega de servicio, dentro de esa escasez planificada y regulada.
b) El pago del complemento de infraestructura.
c) La legalización de las tierras con escritura formal para sus legítimos pobladores.
La única forma de salir de **** subdesarrollo histórico es colaborar todos en la solución de la problemática nacional.
Gremios profesionales, empresa privada, universidades, sectores laborales, iglesias, organizaciones no gubernamentales, clubes de servicios social y pueblo en general; todos trabajando desde sus respectivas trincheras y desde perspectivas diferentes, pero debidamente complementarias. También necesitamos de nuestros funcionarios, no sólo una incorruptible moral, sino también una profunda sensibilidad social.
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