Consejo de Religiones
Martes 14 de Marzo de 2006.
Lideres de diferentes Iglesias cristianas y de las comunidades musulmana y judía acordaron el lunes 23 de enero de 2006, formar el “Consejo de Religiones por la Paz en El Salvador”, con el objetivo de dar un testimonio de unidad y “alzar una sóla voz” ante los problemas estructurales que abaten a la población salvadoreña.
En esa misma reunión, un alto funcionario de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz, exhortó a los líderes de las iglesias salvadoreñas a ser auditores de la realidad social y a velar por el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM); buscando además generar opinión y construir propuestas junto a las fuerzas vivas del país. En aquellos temas de trascendencia nacional, haciendo críticas constructivas y señalando soluciones.
La Iglesia Anglicana, Musulmana y Judía fueron designadas para las siguientes convocatorias, las cuales ya se realizaron y dieron forma a dicho Consejo, el cual quedó ya formado.
El concepto de sufrir en esta vida para luego gozar en la otra, no es ni cristiano, ni judío ni musulmán. Fue acuñado por el Imperio Romano, para tener sojuzgados a los esclavos y a los países sometidos.
De allí que si bien las iglesias, de todas las denominaciones, están para guiar a la otra vida en forma positiva a sus correligionarios, también están para velar por ellos en ésta.
Jesús, el Maestro de Galilea y verbo encarnado de Dios, decía en su Evangelio (palabra de Dios a través de él), que “no sólo de pan vive el hombre”; eso significa que la espiritualidad se necesita, pero también el pan.
El profeta Muhammad (la paz y bendiciones de Dios, están con él), decía que el ser humano, tiene que trabajar para esta vida como si va a vivir para siempre y al mismo tiempo trabajar para la otra, como si se va a morir mañana. Y esto tiene que estar equilibrado.
El principio básico de todas las religiones es “amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo por Amor de Dios”; es el triángulo de amor entre Dios – uno mismo – hay que tener autoestima – y el prójimo; cualquier fallo en una de las 3 etapas es incompleto. La negación de Dios en su concepto teológico – filosófico constituye el ateísmo; pero es peor todavía la variante materialista de no importarnos nuestro prójimo y, que por consiguiente negamos a Dios - en su contenido práctico – aunque recemos u oremos.
En ese concepto, la fe sin obras, no vale nada.
Tres son los derroteros que nos hemos planteado en este “Consejo de Religiones por la Paz”.
1. Acercamiento, Tolerancia, Solidaridad y hermandad entre los líderes religiosos de las diferentes denominaciones. Ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo. El ejemplo más evidente fue el intercambio de visitas y convivio fraternal entre los máximos líderes de las comunidades musulmana y judía de nuestro país; primero en la Mezquita y luego en la Sinagoga. Este es una demostración de paz, para ser puesto como ejemplo y referencia a nivel mundial.
2. El cambio interno de nosotros mismos, ya que el mayor desierto para hacerlo florecer está dentro de nosotros. No se puede tratar de transmitir la paz, si primero no tenemos solidificada nuestra paz interior. Rezar, Orar, meditar y contemplar, referidos a la divinidad, son sistemas válidos para lograr este objetivo. Pero también tenemos que tener pureza de sentimientos y acción.
3. Pero mejorar nosotros sin trasmitirlo es egoísmo. De allí que tratar de colaborar en la solución de la problemática nacional, haciendo diagnósticos, enunciación de los problemas y presentando soluciones, es totalmente necesario.
No basta saber que hay compatriotas que están mal. Es necesario que eso sea para nosotros un problema personal. No es posible aislarse y mantenerse egoístas mientras haya salvadoreños hundidos en la miseria.
Necesitamos de nuestros funcionarios, al igual que de nosotros mismos, no sólo una incorruptible moral, sino también una profunda sensibilidad social.
Tenemos que mantener los bienes que forman el presente y mejorarlos para beneficiar la herencia que hemos de dejar a las generaciones futuras; tenemos que salir de la mediocridad asfixiante de pensar con la cabeza de otros; y terminar con el miedo, la vacilación y la comodidad pasiva.
Luchar porque se establezca una forma de vida colectiva donde las virtudes ciudadanas activas y las virtudes de los Gobernantes todas marchen paralelas hacia la grandeza común.
El Comité de Religiones por la Paz en El Salvador, está integrado por un Comité de representantes de Dirección y Gestión y por un Comité Ejecutivo; fuera de la Asamblea General que se reúne periódicamente.
Estamos ínfimamente ligados internamente y mantenemos énfasis en las instancias mundiales de cada una de las religiones; con la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz; con el Consejo Mundial de Iglesias CMI, con el sistema de las Naciones Unidas, la Unión Europea y Gobiernos específicos.
Estamos trabajando en ello, aunque apenas comenzamos. Próximamente, si Dios nos lo permite nos haremos sentir.
Lideres de diferentes Iglesias cristianas y de las comunidades musulmana y judía acordaron el lunes 23 de enero de 2006, formar el “Consejo de Religiones por la Paz en El Salvador”, con el objetivo de dar un testimonio de unidad y “alzar una sóla voz” ante los problemas estructurales que abaten a la población salvadoreña.
En esa misma reunión, un alto funcionario de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz, exhortó a los líderes de las iglesias salvadoreñas a ser auditores de la realidad social y a velar por el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM); buscando además generar opinión y construir propuestas junto a las fuerzas vivas del país. En aquellos temas de trascendencia nacional, haciendo críticas constructivas y señalando soluciones.
La Iglesia Anglicana, Musulmana y Judía fueron designadas para las siguientes convocatorias, las cuales ya se realizaron y dieron forma a dicho Consejo, el cual quedó ya formado.
El concepto de sufrir en esta vida para luego gozar en la otra, no es ni cristiano, ni judío ni musulmán. Fue acuñado por el Imperio Romano, para tener sojuzgados a los esclavos y a los países sometidos.
De allí que si bien las iglesias, de todas las denominaciones, están para guiar a la otra vida en forma positiva a sus correligionarios, también están para velar por ellos en ésta.
Jesús, el Maestro de Galilea y verbo encarnado de Dios, decía en su Evangelio (palabra de Dios a través de él), que “no sólo de pan vive el hombre”; eso significa que la espiritualidad se necesita, pero también el pan.
El profeta Muhammad (la paz y bendiciones de Dios, están con él), decía que el ser humano, tiene que trabajar para esta vida como si va a vivir para siempre y al mismo tiempo trabajar para la otra, como si se va a morir mañana. Y esto tiene que estar equilibrado.
El principio básico de todas las religiones es “amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo por Amor de Dios”; es el triángulo de amor entre Dios – uno mismo – hay que tener autoestima – y el prójimo; cualquier fallo en una de las 3 etapas es incompleto. La negación de Dios en su concepto teológico – filosófico constituye el ateísmo; pero es peor todavía la variante materialista de no importarnos nuestro prójimo y, que por consiguiente negamos a Dios - en su contenido práctico – aunque recemos u oremos.
En ese concepto, la fe sin obras, no vale nada.
Tres son los derroteros que nos hemos planteado en este “Consejo de Religiones por la Paz”.
1. Acercamiento, Tolerancia, Solidaridad y hermandad entre los líderes religiosos de las diferentes denominaciones. Ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo. El ejemplo más evidente fue el intercambio de visitas y convivio fraternal entre los máximos líderes de las comunidades musulmana y judía de nuestro país; primero en la Mezquita y luego en la Sinagoga. Este es una demostración de paz, para ser puesto como ejemplo y referencia a nivel mundial.
2. El cambio interno de nosotros mismos, ya que el mayor desierto para hacerlo florecer está dentro de nosotros. No se puede tratar de transmitir la paz, si primero no tenemos solidificada nuestra paz interior. Rezar, Orar, meditar y contemplar, referidos a la divinidad, son sistemas válidos para lograr este objetivo. Pero también tenemos que tener pureza de sentimientos y acción.
3. Pero mejorar nosotros sin trasmitirlo es egoísmo. De allí que tratar de colaborar en la solución de la problemática nacional, haciendo diagnósticos, enunciación de los problemas y presentando soluciones, es totalmente necesario.
No basta saber que hay compatriotas que están mal. Es necesario que eso sea para nosotros un problema personal. No es posible aislarse y mantenerse egoístas mientras haya salvadoreños hundidos en la miseria.
Necesitamos de nuestros funcionarios, al igual que de nosotros mismos, no sólo una incorruptible moral, sino también una profunda sensibilidad social.
Tenemos que mantener los bienes que forman el presente y mejorarlos para beneficiar la herencia que hemos de dejar a las generaciones futuras; tenemos que salir de la mediocridad asfixiante de pensar con la cabeza de otros; y terminar con el miedo, la vacilación y la comodidad pasiva.
Luchar porque se establezca una forma de vida colectiva donde las virtudes ciudadanas activas y las virtudes de los Gobernantes todas marchen paralelas hacia la grandeza común.
El Comité de Religiones por la Paz en El Salvador, está integrado por un Comité de representantes de Dirección y Gestión y por un Comité Ejecutivo; fuera de la Asamblea General que se reúne periódicamente.
Estamos ínfimamente ligados internamente y mantenemos énfasis en las instancias mundiales de cada una de las religiones; con la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz; con el Consejo Mundial de Iglesias CMI, con el sistema de las Naciones Unidas, la Unión Europea y Gobiernos específicos.
Estamos trabajando en ello, aunque apenas comenzamos. Próximamente, si Dios nos lo permite nos haremos sentir.