Semana Política I
Lunes 20 Marzo de 2006. –
Es evidente que en las elecciones del 2004 cuando fue electo el Sr. Presidente Dn. Elías Antonio Saca, lo logró con una amplia mayoría, la más alta en la historia de nuestro país, revirtiendo así la tendencia negativa que ARENA había experimentado en las Elecciones Legislativas del 2003 y perfilándose como el funcionario más popular – y con creces – de todo el país.
No hay duda de que ARENA le debe su renacimiento.
Aún más, diferente al Presidente anterior que se olvidó de su partido y sus bases una vez electo, el Presidente Saca, dispuso arriesgar su popularidad y con una entrega total a su partido en una estrategia electoral que el Diario El Mundo definió como un riesgo calculado, a todo o nada, con el deseo ferviente de querer gobernar y no dejarse estorbar, planteó una estrategia electoral de que cada voto a favor de ARENA era un voto a favor de la Gobernabilidad y a favor de él. Eso también derivaba en la antítesis, que un voto no otorgado a Arena, era un voto en contra del Presidente Saca complementado así las elecciones, en un plebiscito adicional.
La Prensa Gráfica indicó que “durante la campaña proseletista que protagonizó el Presidente Saca, el mensaje repetitivo se centraba en pedir más Diputados para que lo dejaran gobernar, deseando claro que desea 43 escaños “e incluso el 5 de marzo en ese mismo periódico se publicaba en la portada que “Saca vaticina amplia victoria” y luego se detallaba que el Presidente Antonio Saca reiteró “que necesita una mayoría calificada en la Asamblea Legislativa para su partido, algo que le permitiría gobernabilidad en los próximos 3 años de mandato” y afirmaba “en esta elección nos jugamos tres años de estabilidad y gobernabilidad” esto es evidente, porque para compensar el sacrificio, riesgo y trabajo extenuante que el Presidente Saca estaba dispuesto a dar, debería resultar como premio – unas expectativas de igual magnitud - el entusiasmo y el optimismo eran desbordantes y se aspiraba a repetir en las urnas la votación masiva del 2004 de 1.3 millones a favor de él, lo que le permitiría a Arena tener por sí sola la mayoría simple de la Asamblea Legislativa y la mayoría calificada con el apoyo de la “oposición equilibrada”.
Las expectativas de una votación masiva “a lo presidencial del 2004” se mantenían permanentes en algunos, hasta el final. Según declaraciones del Presidente del Tribunal Electoral el 10.3.05 “vamos a batir el record histórico de votantes”.
Sin embargo, cerca de la finalización de la campaña, las expectativas del Presidente Saca y su equipo de campaña fueron disminuyendo, quizás por el conocimiento de encuestas privadas que todos los partidos disponen para medir su fuerza real, hasta llegar a afirmar que un voto arriba de 27 (el resultado negativo de Arena en el 2003) era ganancia. Nadie discute que eso seria una ganancia aritmética, pero no política, ya que en ésta el análisis no es solo la ganancia, sino que la relación costo – beneficio.
Naturalmente, que eso sería no sólo una realidad aritmética sino que también política si el costo adicional que Arena invirtiera en esa campaña sería 0; sin embargo, es evidente que Arena había invertido lo mejor de sí, tirando al ruedo a su mejor carta política, el Presidente Saca, con un riesgo calculado y un desgaste no cuantificado previamente.
De esa forma, revisar los resultados de Arena desde una comparación con los desastrosos resultados de Arena en el 2003, talvez sería adecuado con la participación normal de los Candidatos de Arena y no con el espaldarazo permanente, masivo y continuo del Presidente Saca. Es obvio que lo que se pretendía con esta participación de primera magnitud, era repetir el fenómeno del 2004, con esa millonaria votación, a quien el Presidente Saca arengó y arenó permanentemente en todo lo largo y ancho del país.
No considerar la votación del 2004, al menos como un parámetro intermedio comparativo, podría ser un error fatal para Arena, de cara a las elecciones del 2009.
No estamos en un periodo preelectoral, ya que las elecciones del presente año terminaron y las próximas serán hasta el 2009 y nuestro pueblo sin conciencia histórica – aunque está demostrando poco a poco que empieza a tenerla; toda crítica electoral en los actuales momentos, manifestada por ciudadanos sin afiliación directa en los partidos políticos, debería tomarse como crítica constructiva, que debe ayudar o al menos, a catalizar una autocrítica al interior de los partidos políticos participantes, en especial de Arena, que tiene más que perder.
El problema de los funcionarios importantes o de los partidos políticos que detentan el poder, es el número incrementado de los aduladores de turno, que se vuelven cada vez más sofisticados y creíbles en sus adulaciones. No se niega que un poco de adulación mejora la autoestima, pero en demasía confunde, desubica y hace perder el rumbo al adulado.
No hay duda que Arena es un partido poderoso. Detenta el ejecutivo y dispone de mayor número de Diputados y Alcaldías; pero desde la perspectiva electoral, el resultado si bien le fue bien aritméticamente; no lo fue políticamente, hasta el punto de considerarse un parcial fracaso electoral.
Mañana si Dios nos lo permite, Veamos por qué.
Es evidente que en las elecciones del 2004 cuando fue electo el Sr. Presidente Dn. Elías Antonio Saca, lo logró con una amplia mayoría, la más alta en la historia de nuestro país, revirtiendo así la tendencia negativa que ARENA había experimentado en las Elecciones Legislativas del 2003 y perfilándose como el funcionario más popular – y con creces – de todo el país.
No hay duda de que ARENA le debe su renacimiento.
Aún más, diferente al Presidente anterior que se olvidó de su partido y sus bases una vez electo, el Presidente Saca, dispuso arriesgar su popularidad y con una entrega total a su partido en una estrategia electoral que el Diario El Mundo definió como un riesgo calculado, a todo o nada, con el deseo ferviente de querer gobernar y no dejarse estorbar, planteó una estrategia electoral de que cada voto a favor de ARENA era un voto a favor de la Gobernabilidad y a favor de él. Eso también derivaba en la antítesis, que un voto no otorgado a Arena, era un voto en contra del Presidente Saca complementado así las elecciones, en un plebiscito adicional.
La Prensa Gráfica indicó que “durante la campaña proseletista que protagonizó el Presidente Saca, el mensaje repetitivo se centraba en pedir más Diputados para que lo dejaran gobernar, deseando claro que desea 43 escaños “e incluso el 5 de marzo en ese mismo periódico se publicaba en la portada que “Saca vaticina amplia victoria” y luego se detallaba que el Presidente Antonio Saca reiteró “que necesita una mayoría calificada en la Asamblea Legislativa para su partido, algo que le permitiría gobernabilidad en los próximos 3 años de mandato” y afirmaba “en esta elección nos jugamos tres años de estabilidad y gobernabilidad” esto es evidente, porque para compensar el sacrificio, riesgo y trabajo extenuante que el Presidente Saca estaba dispuesto a dar, debería resultar como premio – unas expectativas de igual magnitud - el entusiasmo y el optimismo eran desbordantes y se aspiraba a repetir en las urnas la votación masiva del 2004 de 1.3 millones a favor de él, lo que le permitiría a Arena tener por sí sola la mayoría simple de la Asamblea Legislativa y la mayoría calificada con el apoyo de la “oposición equilibrada”.
Las expectativas de una votación masiva “a lo presidencial del 2004” se mantenían permanentes en algunos, hasta el final. Según declaraciones del Presidente del Tribunal Electoral el 10.3.05 “vamos a batir el record histórico de votantes”.
Sin embargo, cerca de la finalización de la campaña, las expectativas del Presidente Saca y su equipo de campaña fueron disminuyendo, quizás por el conocimiento de encuestas privadas que todos los partidos disponen para medir su fuerza real, hasta llegar a afirmar que un voto arriba de 27 (el resultado negativo de Arena en el 2003) era ganancia. Nadie discute que eso seria una ganancia aritmética, pero no política, ya que en ésta el análisis no es solo la ganancia, sino que la relación costo – beneficio.
Naturalmente, que eso sería no sólo una realidad aritmética sino que también política si el costo adicional que Arena invirtiera en esa campaña sería 0; sin embargo, es evidente que Arena había invertido lo mejor de sí, tirando al ruedo a su mejor carta política, el Presidente Saca, con un riesgo calculado y un desgaste no cuantificado previamente.
De esa forma, revisar los resultados de Arena desde una comparación con los desastrosos resultados de Arena en el 2003, talvez sería adecuado con la participación normal de los Candidatos de Arena y no con el espaldarazo permanente, masivo y continuo del Presidente Saca. Es obvio que lo que se pretendía con esta participación de primera magnitud, era repetir el fenómeno del 2004, con esa millonaria votación, a quien el Presidente Saca arengó y arenó permanentemente en todo lo largo y ancho del país.
No considerar la votación del 2004, al menos como un parámetro intermedio comparativo, podría ser un error fatal para Arena, de cara a las elecciones del 2009.
No estamos en un periodo preelectoral, ya que las elecciones del presente año terminaron y las próximas serán hasta el 2009 y nuestro pueblo sin conciencia histórica – aunque está demostrando poco a poco que empieza a tenerla; toda crítica electoral en los actuales momentos, manifestada por ciudadanos sin afiliación directa en los partidos políticos, debería tomarse como crítica constructiva, que debe ayudar o al menos, a catalizar una autocrítica al interior de los partidos políticos participantes, en especial de Arena, que tiene más que perder.
El problema de los funcionarios importantes o de los partidos políticos que detentan el poder, es el número incrementado de los aduladores de turno, que se vuelven cada vez más sofisticados y creíbles en sus adulaciones. No se niega que un poco de adulación mejora la autoestima, pero en demasía confunde, desubica y hace perder el rumbo al adulado.
No hay duda que Arena es un partido poderoso. Detenta el ejecutivo y dispone de mayor número de Diputados y Alcaldías; pero desde la perspectiva electoral, el resultado si bien le fue bien aritméticamente; no lo fue políticamente, hasta el punto de considerarse un parcial fracaso electoral.
Mañana si Dios nos lo permite, Veamos por qué.