Niñez, Maternidad y Paternidad
Lunes 17 de Abril de 2006
Protejamos nuestra niñez. Dignifiquemos la Maternidad y responsabilicemos la paternidad.
Cada año millares de mujeres son abandonadas en nuestro país y el calvario del niño empieza dentro del vientre materno. Las condiciones adversas de la madre; la mala salud y deficiente nutrición; desempleo, ingresos económicos insuficientes; estado de crisis emocional: angustia, temores, ansiedades, machismo, etc., son tan comunes que inciden negativamente en el crecimiento del niño, si esto se logra, ya que muchas veces las posibilidades de sobrevivir son mínimas y los que sobreviven a veces quedan incapacitados física o mentalmente. Además, puede haber una interrupción antinatural del embarazo, producto de la desesperación en la mayoría de los casos inaceptable pero comprensible y otras veces en la comodidad de una vida placentera sin responsabilidades y con la tolerancia de un mundo moralmente decadente que promueve el crimen con agravante, para controlar la natalidad…
¿Y contra quiénes se hace? Contra seres indefensos y de la misma sangre…
Nosotros consideramos que el aborto provocado y el asesinato de niños próximos a nacer, no tiene la magnitud que se observa en otros países que se autoproclaman “civilizados”; sin embargo, es un mal que debe erradicarse, y debe incluirse en los planes gubernamentales de desarrollo social. Consideramos que la maternidad es todavía la fuerza en la que descansa nuestra nacionalidad.
¿Y qué hace nuestra sociedad? El compromiso es buscarle solución al problema desde ya. Es nuestra responsabilidad con las generaciones presentes y futuras.
Salud mental e infantil: Un niño crece más y aprende más desde su concepción hasta los cinco años de edad que en cualquier otra época de su vida. El mantenimiento de salud y la nutrición de la madre potencial y del joven pueden afectar el futuro entero del niño, desde su sobrevivencia del primer año hasta su capacidad de aprendizaje durante toda la vida.
Debería fomentarse la educación pública, el desarrollo de servicio de salud pública en las comunidades, visitas a las casas de mujeres embarazadas y prevención del embarazo en las adolescentes.
Desarrollo y cuidado del niño Desde el desarrollo del lenguaje hasta el establecimiento de su independencia, el niño joven adquiere nuevas habilidades constantemente, siempre y cuando esté en un ambiente estimulador y nutrido. Por esto los niños necesitan experiencias desde muy temprano que fomenten el desarrollo de sus capacidades.
Proyectos de enfoque: Establecimiento de programas de alfabetismo y de desarrollo pre-escolar.
Apoyo y educación de los padres de familia: todas las madres de familia necesitan ayuda al enfrentarse con el tremendo reto de criar a un niño (a muchos padres salvadoreños hay que enseñarles primero a que merezcan ser padres). En combinación con otros factores de tensión, puede ser algo abrumador. Es por ésta razón que las madres de familia salvadoreñas necesitan educación y apoyo.
La salud y la educación han sido históricamente deficientes en nuestro país y su declinación cuali-cuantativa se deterioró con la guerra y sigue haciéndolo incluso a mayor ritmo en los actuales momentos, donde impera la paz. No es un producto de la guerra y sigue haciéndolo incluso a mayor ritmo en los actuales momentos, donde impera la paz. No es un producto de la guerra, ni siquiera ésta ha sido la causa fundamental. Tiene raíces estructurales, aunado a la incorrecta planificación y deficiente interés.
Fuera de ello, el rompimiento de la unidad familiar; la emigración forzosa de jóvenes a las grandes ciudades; el desempleo inmisericorde que se incrementa paulatinamente y que tan sólo se ha mitigado parcialmente por la emigración al extranjero y el comercio informal; que han permitido 2 válvulas de escape que han sido toleradas parcialmente, pero ahora serán reprimidas, previa ilegalización y penalización; nos dejan un panorama sombrío y desalentador para un gran porcentaje de la población salvadoreña.
Es cierto que hay signos evidentes de desarrollo nacional: Grandes autopistas; pasos de desnivel; lujosas avenidas; imponentes centros comerciales; hermosas colonias, etc. Pero, ¿Y el desarrollo social?
Intentar corregirlos en la medida de nuestras capacidades, señalar sus deficiencias y presentar soluciones es absolutamente necesario realizar.
Estamos trabajando en un anteproyecto de un plan de desarrollo nacional, sobre estos temas vitales de interés colectivo que serán presentados al Consejo de Religiones por la Paz para su debido estudio y consideración.
No es malo poder tener y tener poder. Ya que esto es absolutamente necesario para poder hacer obra social, siempre que se complemente con la solidaridad y fraternidad. Dios es Todo Poderoso pero también es Todomisericordioso. Repartir sin tener ni producir genera más pobreza. No es malo tener riquezas; lo malo es no dispensarlas también en el camino de Dios.
Fuera de ello, no sólo es necesario mencionar los problemas sino también presentar soluciones y aún más, predicar con el ejemplo.
Protejamos nuestra niñez. Dignifiquemos la Maternidad y responsabilicemos la paternidad.
Cada año millares de mujeres son abandonadas en nuestro país y el calvario del niño empieza dentro del vientre materno. Las condiciones adversas de la madre; la mala salud y deficiente nutrición; desempleo, ingresos económicos insuficientes; estado de crisis emocional: angustia, temores, ansiedades, machismo, etc., son tan comunes que inciden negativamente en el crecimiento del niño, si esto se logra, ya que muchas veces las posibilidades de sobrevivir son mínimas y los que sobreviven a veces quedan incapacitados física o mentalmente. Además, puede haber una interrupción antinatural del embarazo, producto de la desesperación en la mayoría de los casos inaceptable pero comprensible y otras veces en la comodidad de una vida placentera sin responsabilidades y con la tolerancia de un mundo moralmente decadente que promueve el crimen con agravante, para controlar la natalidad…
¿Y contra quiénes se hace? Contra seres indefensos y de la misma sangre…
Nosotros consideramos que el aborto provocado y el asesinato de niños próximos a nacer, no tiene la magnitud que se observa en otros países que se autoproclaman “civilizados”; sin embargo, es un mal que debe erradicarse, y debe incluirse en los planes gubernamentales de desarrollo social. Consideramos que la maternidad es todavía la fuerza en la que descansa nuestra nacionalidad.
¿Y qué hace nuestra sociedad? El compromiso es buscarle solución al problema desde ya. Es nuestra responsabilidad con las generaciones presentes y futuras.
Salud mental e infantil: Un niño crece más y aprende más desde su concepción hasta los cinco años de edad que en cualquier otra época de su vida. El mantenimiento de salud y la nutrición de la madre potencial y del joven pueden afectar el futuro entero del niño, desde su sobrevivencia del primer año hasta su capacidad de aprendizaje durante toda la vida.
Debería fomentarse la educación pública, el desarrollo de servicio de salud pública en las comunidades, visitas a las casas de mujeres embarazadas y prevención del embarazo en las adolescentes.
Desarrollo y cuidado del niño Desde el desarrollo del lenguaje hasta el establecimiento de su independencia, el niño joven adquiere nuevas habilidades constantemente, siempre y cuando esté en un ambiente estimulador y nutrido. Por esto los niños necesitan experiencias desde muy temprano que fomenten el desarrollo de sus capacidades.
Proyectos de enfoque: Establecimiento de programas de alfabetismo y de desarrollo pre-escolar.
Apoyo y educación de los padres de familia: todas las madres de familia necesitan ayuda al enfrentarse con el tremendo reto de criar a un niño (a muchos padres salvadoreños hay que enseñarles primero a que merezcan ser padres). En combinación con otros factores de tensión, puede ser algo abrumador. Es por ésta razón que las madres de familia salvadoreñas necesitan educación y apoyo.
La salud y la educación han sido históricamente deficientes en nuestro país y su declinación cuali-cuantativa se deterioró con la guerra y sigue haciéndolo incluso a mayor ritmo en los actuales momentos, donde impera la paz. No es un producto de la guerra y sigue haciéndolo incluso a mayor ritmo en los actuales momentos, donde impera la paz. No es un producto de la guerra, ni siquiera ésta ha sido la causa fundamental. Tiene raíces estructurales, aunado a la incorrecta planificación y deficiente interés.
Fuera de ello, el rompimiento de la unidad familiar; la emigración forzosa de jóvenes a las grandes ciudades; el desempleo inmisericorde que se incrementa paulatinamente y que tan sólo se ha mitigado parcialmente por la emigración al extranjero y el comercio informal; que han permitido 2 válvulas de escape que han sido toleradas parcialmente, pero ahora serán reprimidas, previa ilegalización y penalización; nos dejan un panorama sombrío y desalentador para un gran porcentaje de la población salvadoreña.
Es cierto que hay signos evidentes de desarrollo nacional: Grandes autopistas; pasos de desnivel; lujosas avenidas; imponentes centros comerciales; hermosas colonias, etc. Pero, ¿Y el desarrollo social?
Intentar corregirlos en la medida de nuestras capacidades, señalar sus deficiencias y presentar soluciones es absolutamente necesario realizar.
Estamos trabajando en un anteproyecto de un plan de desarrollo nacional, sobre estos temas vitales de interés colectivo que serán presentados al Consejo de Religiones por la Paz para su debido estudio y consideración.
No es malo poder tener y tener poder. Ya que esto es absolutamente necesario para poder hacer obra social, siempre que se complemente con la solidaridad y fraternidad. Dios es Todo Poderoso pero también es Todomisericordioso. Repartir sin tener ni producir genera más pobreza. No es malo tener riquezas; lo malo es no dispensarlas también en el camino de Dios.
Fuera de ello, no sólo es necesario mencionar los problemas sino también presentar soluciones y aún más, predicar con el ejemplo.