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Violencia Salvadoreña la #1 a nivel Centroamericano

VIERNES, 4 DE MAYO DE 2007.

El miércoles 25/04/2007 en El Diario El Mundo se lee la siguiente noticia:
“El Salvador, el más violento de la región.
El Salvador es el País más violento de Latinoamérica informó el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según el PNUD, El Salvador, Venezuela y Guatemala, ocupan los primeros peldaños. El Salvador es el primero con 50.4 homicidios por cada 100,000 habitantes; Venezuela con 46.9 y Guatemala con 44.
Comparando estas cifras con los menos violentos de la Región tenemos: el menos violento, Chile, con 1.8; Perú 5.1; Uruguay 5.9; Costa Rica 7.5; Argentina 7.8 y Panamá 11.8”.
De allí observamos como una economía como Costa Rica, sin TLC con Estados Unidos; sin entes privatizados; con una Banca Estatal; con devaluaciones permanentes de su moneda, etc.; absorbe la gran mayoría de la inversión extranjera real en Centroamérica. La tranquilidad y una violencia y delincuencia disminuida, son más importantes para los inversores (y para los turistas extranjeros) que las condiciones “liberadas” de la economía.
En muchos países de Europa: Holanda, Suiza, Suecia, Alemania entre otros, la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes, que en nuestro país es 50.4; es sólo 1 ó menos de 1.
Este exceso de violencia, genera gastos extras para frenarla un poco o al menos protegerse de ella, tanto en la empresa privada, como en los gastos gubernamentales.
De acuerdo con el PNUD, el costo de la violencia armada representa un 12% del producto interno bruto (PIB) en Latinoamérica, lo cual representa más de $150 mil millones anuales.
Y luego agrega:
Los países violentos tienen escasas posibilidades de alcanzar los objetivos de Desarrollo del Milenio, establecidos por la ONU desde el año 2000.
El índice de 50.4 por cada 100,000 habitantes que ostenta nuestro país, es tan solo la cúspide de la violencia: los homicidios; pero a ello hay que incluir otras manifestaciones de violencia y delincuencia, que sin llegar al asesinato; incrementan la violencia y por consiguiente el sufrimiento de nuestro pueblo. …Tales como: el asalto callejero, el robo de vehículos, la quema de unidades de transporte; incluso realizada con pasajeros adentro; el robo común; el robo institucionalizado; el chantaje, la extorsión, la corrupción pública, el atraco, la violación intrafamiliar; la muerte por enfermedades curables; la muerte por la débil respuesta a los desastres naturales; la muerte en las carreteras; la muerte por el hambre o por deficiencia alimenticia crónica; la muerte por contaminación; la muerte por derrumbes y deslaves; los saqueos de casas; la muerte por negligencia; el crimen organizado; la muerte por encargo; las riñas; los accidentes por imprudencia con o sin drogadicción, las pandillas; la violencia política; la violencia religiosa; la violencia electoral; la delincuencia juvenil; el tráfico de drogas; el lavado de dinero; las enfermedades e incluso hasta la muerte, provocadas por la causa económica – social, de los sectores más desposeídos, que golpea con mayor incidencia en los niños, la falta de medicinas; el secuestro; el secuestro – Express, el hurto; los recién nacidos, botados en basureros o pozos o barrancos, etc., etc.
Ahora ya no resulta extraño ver individuos descuartizados, mujeres vejadas o niños martirizados…
El auge de la violencia en nuestro país, provocó la conformación de la Comisión Nacional para la Seguridad Ciudadana, la cual ya planteó 100 recomendaciones al Gobierno Central, con detalles y pormenores en un informe bastante completo.
¿Serán acaso tomadas en cuenta?
No hay duda de que hay conciencia del problema y al menos, cierta voluntad política de entrarle a su solución; en una cuantificación que sólo podrá ser confirmada, en el próximo futuro. Pero al menos se ha dado un paso significativo en la dirección correcta y ya existe conciencia de la crisis.
Si bien la violencia continúa en alza; los cual se confirma con los datos de Medicina legal que, revelan una prolongada alza de la violencia desde 1996, sin bajar hasta el 2006; los homicidios – lo más execrable de la violencia – han disminuido, aunque sea un poco, lo que puede indicar una reversión hacia panoramas más halagüeños. Según el Ministerio de Seguridad, los homicidios que en promedio era de 10 diarios el año pasado, han bajado a 8, esto es, 2 menos cada día.
Queda pendiente el arreglo con los Estados Unidos, (¿Qué acaso no somos amigos?) que no nos sigan enviando convictos con antecedentes penales, incluso con penas de cumplimiento acelerado (esto es sin cumplir adecuadamente con la pena inicialmente impuesta) y buscar la legislación que permita que terminen de cumplirla acá, en lugar de permanecer libres. Esto no se trata de querer juzgar acá a los delincuentes o presuntos delincuentes, cuando se podrían juzgar en los Estados Unidos, ahorrándonos costos; que es harina de otro costal; sino de juzgar a aquellos que el Sistema Judicial estadounidense, rechaza y simplemente luego, deporta.
Un último punto; si bien la responsabilidad principal le corresponde al Gobierno, todos somos solidariamente responsables.
Si no coordinamos y unificamos todos nuestros esfuerzos, la violencia y la delincuencia se dispararán hacia arriba y podría llegar a ser, Dios no lo quiera, inmanejables.