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Desfallecimiento de la verdadera Cultura de Paz.

MIERCOLES 23 DE MAYO.

En este mundo conflictivo, lleno de antagonismos de toda clase; es necesario buscar el entendimiento y la concordia; colaborando todos para encontrar la paz verdadera… una paz que se encuentra sostenida por 4 pilares fundamentales: justicia, libertad, verdad e igualdad y basados en una premisa fundamental: el amor…

Como el Gran Maestro Mahamma Ghandi decía: No hay camino para la paz; la paz es el camino.

Dios nos quiso hacer diferentes, pero tenemos que saber administrar nuestras diferencias. Nos hizo también seres sociales y tenemos que aprender a vivir en convivencia. Tenemos que aprender a vivir en paz; con tolerancia y con concordia, en todos los aspectos: político, religioso, económico, racial, etc.

El fanatismo es causa de toda violencia. El fanático que cree únicamente en su fe o en sus principios y no tolera que otro piense diferente a él, está perdido; aunque él se cree iluminado y escogido y salvo.

Pero esta violencia no es solamente física si o que también ideológica. Tan violento y fanático es aquel que atenta físicamente, como aquel que tomando el papel de Dios, juzga a su prójimo y lo manda irremediablemente al infierno.

Son los que únicamente ellos se salvan; son los que no escatiman esfuerzos para considerar a los otros que están condenados a una vida de sufrimiento para toda la eternidad.

Hay otros que tratan de dañar a un tercero y a veces, sin tan siquiera recibir un beneficio personal; sólo la “satisfacción” del dolor ajeno. Debemos orar por ello, porque creyendo estar en la verdad, no oirán consejos.

¡No saben y no saben que no saben!

Tanto más necesario se hace, que los dirigentes orienten a sus seguidores en un camino de paz y tolerancia; y antes que eso, traten de obtener un sólido y adecuado conocimiento mutuo; porque muchas veces la ignorancia revestida de sabiduría, es la causa primera de la intolerancia. Fuera de ello, es necesario que los medios de comunicación informen con objetividad.

Claro está, criticamos al contrario y nos parece acertado recordarle “Que es fácil ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio; pero no nos agrada cuando otro nos aplica ese mismo concepto. El ser humano, en esa observación común de la soberbia y el egoísmo, se siente siempre puro y bueno…! Los culpables son siempre los otros…

Debemos buscar los puntos de concordia entre nuestras diferencias; empezando con el diálogo, el acercamiento, tolerancia, solidaridad y hermandad, dejando a un lado el sectarismo fanático y el dogmatismo ciego.

Debe considerarse que aún los antifanáticos, son fanáticos de su propio antagonismo.

Los políticos partidistas deben también comprender que la confrontación debe existir únicamente durante la campaña electoral y que luego tiene que haber un diálogo y una crítica constructiva.

Los Gobiernos deben comprender que se debe gobernar para todo el pueblo, no sólo para sus simpatizantes.

Si hay un espíritu de colaboración multipartidista y multisectorial las negativas de nuestro país y de nuestro pueblo, pueden trasmutarse. La fuerza de los problemas puede ser la fuerza de las soluciones.

La necesidad de disminuir la delincuencia y de salir de nuestro subdesarrollo histórico, nos obligan a la convivencia. Tenemos que eliminar la eterna disputa y buscar fórmulas de entendimiento y acción conjunta.

También debemos apostarle a la educación y al establecimiento de una cultura de paz.

Aunque nos sintamos poderosos y aunque las grandes naciones se consideren intocables o invencibles, hay que recordar que todo tiene su compensación, su premio y su castigo. Un átomo de bien que hagáis será medido y pesado y un átomo de mal, lo será también, menciona el Sagrado Corán.

Ni siquiera un átomo deja de estar presente en la mente de Dios, que hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados, como dicen las Santas Escrituras. Hay que rezar, orar y meditar. Muchos se olvidan de encomendarse a Dios permanentemente. Por esta razón, antes de emprender acción alguna, debemos menciona el nombre de Dios, para pedir su protección; recordar nuestro fin y asegurar la inspiración de la piedad.

Pero también tenemos que trabajar y tratar de progresar, aunque inspirándonos en bases morales y espirituales.

Jesús, el Verbo encarnado de Dios, mencionó que no sólo de pan vive el hombre. Pero mencionó el pan en la bella oración que él nos enseñó, dirigiéndose al Todopoderoso, suplicándole: “el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Necesitamos trabajar para esta vida pero también para la otra.

Progreso y trabajo material pero sobre bases morales; a la par de encomendarse a Dios, a través de la oración, la caridad y el ayuno.

Como dice el mensaje bíblico: Buscad el reino de Dios, y su justicia, y todas las demás cosas te vendrán por añadidura; o como el Islam reconoce:

Nadie es un verdadero creyente, si no desea para su prójimo lo que desea para sí mismo, ni tampoco es creyente si es capaz de llenar su estómago e irse a dormir, olvidándose del hambre de su vecino.

El Sheij Ahmad Kuftaru, ya fallecido, que fue Muftí de Siria y por consiguiente máxima autoridad islámica de ese país, manifestó

“Y mientras la Humanidad sea presa de su lujuria y egoísmo, siga el camino de la opresión y la tiranía, ignore los mandatos del cielo, rechace a los hambrientos y a los enfermos, no extienda el conocimiento y la justicia y no trate con la gente con amor y compasión; la larga búsqueda de la paz en este planeta nunca tendrá éxito. Podríamos decir que esto es una responsabilidad que recae sobre los hombros de los sabios y de los hombres de religión así como de los gobernantes, eruditos y académicos; sin embargo, no nos sirve de nada, depositar toda la responsabilidad y olvidar la importancia particular de nuestro propio papel; todos somos pastores responsables de nuestras ovejas. Sabemos que el propósito de la religión no es sólo generar paz, sino también, extender la misericordia sobre la Tierra, todas las religiones son caudal de sabiduría y enseñanza y nos acercan a Dios y a nuestro prójimo y, constituyen el camino recto. Somos los seres humanos los que nos equivocamos.

No es el camino el incorrecto. Somos así, los caminantes.