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Consejo Religiones por la Paz

Miércoles, 2 de mayo de 2007.

El mundo entero – y nuestro querido país no es la excepción – no es lugar de armonía, comprensión y tolerancia, si no todo lo contrario.

Es vivero de división, de violencia, de desunión, de guerra, de destrucción, de injusticia, de intransigencia.

Dios nos quiso hacer diferentes, pero tenemos que saber administrar nuestras diferencias. Nos hizo también seres sociales y tenemos que aprender a vivir en convivencia. Tenemos que aprender a vivir en paz.

El Gran Maestro Mahatma Ghandi decía: No hay camino para la paz, la paz es el camino.

Hans Küng, teólogo e historiador de las religiones, colega y amigo durante años del Cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) en la Universidad Alemana de Tubinga, manifiesta sus famosas frases programáticas: “No habrá paz entre naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones. No habrá dialogo entre las religiones si no se investigan los fundamentos de las religiones. Y a eso agrega: El problema que se presenta es el fanatismo religioso, el cual se encuentra en todas las religiones y yo agrego, y también entre los que no creen en ellas.

“Si estoy sentado a la misma mesa con judíos y musulmanes, tengo que partir de que cada una de las 3 religiones es para sus seguidores una religión verdadera. Eso tengo que aceptarlo también como cristiano”, continúa diciendo Hans Küng y luego agrega:

“Si se adopta la perspectiva interna, está claro que cada uno de los representantes de estas religiones tiene, al igual que yo, su propia convicción y fe, una convicción que bajo ningún concepto querría sacrificar simplemente por amor a la paz. Para mí, como cristiano, dice Hans Küng, Jesucristo significa “el camino, la verdad y la vida”, pero al mismo tiempo reconozco que “el camino, la verdad y la vida” son para el judío, la Torá y para el musulmán, el Corán. De esta manera es posible una convivencia basada en el mutuo respeto”.

Por el contrario, el fanatismo es causa de toda la violencia. El fanático que cree únicamente en su fe o sus principios y no tolera que otro piense diferente a él, está perdido; aunque él se cree iluminado y escogido y salvo.

Pero esta violencia no es solamente física sino que también ideológica. Tan violento y fanático es aquel que atenta físicamente, como aquel que tomando el papel de Dios, juzga a su prójimo y lo manda irremediablemente al infierno.

Son los que únicamente ellos se salvan; son los que no escatiman esfuerzos para considerar a los otros que están condenados a una vida de sufrimiento para toda la eternidad.

A esas personas, el gran Maestro José Ingenieros, llama: “los contrabandistas de la vida, los que faltos de personalidad son sólo eco, los que no tienen líneas propias, ni en su propia sombra. ¡Debemos orar por ellos! Porque creyendo estar en la verdad, no oirán consejos.

¡No saben y no saben que no saben!

Tanto más necesario se hace, que los dirigentes religiosos orienten a sus seguidores en un camino de paz y tolerancia; y antes que eso, traten de obtener un sólido y adecuado conocimiento mutuo; porque muchas veces la ignorancia revestida de sabiduría, es la causa primera de la intolerancia. Fuera de ello, es necesario que los medios de comunicación informen con objetividad sobre las religiones y no de manera tendenciosa, como por desgracia sucede hoy a menudo en los medios occidentales, es especial en lo que respecta al Islam. Quien ahora ocupa el lugar de los judíos, quienes antes eran acusados injustamente e incluso perseguidos.

Debemos recordar las palabras de Albert Einstein:

“El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad”.

El Consejo de Religiones por la Paz se constituye en El Salvador para evitar esta intolerancia religiosa; para buscar los puntos de concordia entre nuestras diferencias; empezando con el acercamiento, tolerancia, solidaridad y hermandad entre los líderes religiosos de las diferentes denominaciones; para luego como buen ejemplo se traslade a los demás miembros de nuestras Comunidades. Ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo. Dejando a un lado el sectarismo fanático y el dogmatismo ciego; trayendo un poco de unión, en nuestro mundo en crisis y nuestro país dividido y confrontado. Como una demostración manifiesta de paz, para ser puesta como ejemplo y referencia a nivel mundial.

Fuera de ello, estamos concientes que el amor de Dios se complementa con el amor a la Patria; así que mejorar nuestras relaciones internas no es suficiente. Debemos tratar de colaborar en la solución de la problemática nacional con crítica constructiva y predicando con el ejemplo.

La ley de Dios y de los profetas base del islamismo y del judaísmo nos indica que tenemos que realizar buenas obras (un átomo de bien será pesado y un átomo de mal también será pesado). En el nuevo testamento, base de todas las religiones cristianas, incluyendo la católica, se lee en Felipe, que la fe sin obras, no vale nada.

La sumatoria de las acciones positivas en absoluta convergencia, nos da un comportamiento colectivo ejemplar.

Pedimos a Dios, que esta tolerancia religiosa, se transmita a otros sectores de la vida nacional, incluyendo la política.

Las iglesias en El Salvador de todas las denominaciones están para guiar a la otra vida en forma positiva a sus correligionarios; pero también en velar por ellos en ésta y para ayudar a todos nuestros hermanos necesitados aunque sean de otras religiones; ya que son también ellos, nuestro prójimo. Amén.