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Diferencias entre Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Viernes, 25 de mayo de 2006

No hay duda que su Santidad Juan Pablo II fue un gran Papa; tan grande que nosotros reconocemos que fue “un regalo de Dios, para la Iglesia Católica. Siendo un Papa carismático, grande pero a la vez humilde, sencillo pero firme en sus convicciones, querido por muchos y respetado por todos; su inmensa aura, continuaría después de su muerte. Y esto es complicado para su sucesor, cualquiera que éste sea, al menos en su inicio. El ser humano no puede ver la grandeza; simplemente la compara.

Al Papa Benedicto XVI, le corresponde sucederle. Y la gente, incluyendo a los católicos, lo compara. El resultado es evidente y el concepto sobre el sucesor se complica. Eso lo entendemos.

Su Santidad Juan Pablo II siempre se distinguió:

  1. Por hablar bien de los musulmanes y visitar sus tierras.
  2. Por fomentar el diálogo interreligioso no sólo con otras denominaciones cristianas sino también con las otras religiones monoteístas: judías y cristianos.
  3. Por pedir perdón público por las culpas históricas y presentes de la Iglesia Católica, sobre otras religiones y sobre las Comunidades Indígenas y afro-americanas
  4. Por hablar permanentemente del Dios eterno, uno y único.
  5. Por trasladar el mensaje católico (que significa universal) a todo el mundo; sin darle preferencia a Europa sobre otras regiones del planeta.
  6. Por meditar bien sus declaraciones y luego mantenerse firme, sin retractarse, incluso ante los poderosos, que lo “esperaban siempre, sin armas en la mano”
  7. Por hablar permanentemente de María, la madre de Jesús.

Los puntos anteriores aparecen, al menos hasta ahora, tan distantes en el pontificado de Benedicto XVI.

La declaración desafortunada del Papa sobre una frase despectiva contra los musulmanes atribuida a un Emperador Bizantino, aunque luego se retractó; y su viaje a Turquía, país musulmán, a principios de Diciembre de 2006, donde rezó con los musulmanes y en la forma que lo hacemos, en dirección a la Meca, en la Mezquita Azul de Estambul, fue un gesto más bien conciliador que ecuménico, porque se hizo después de las reacciones musulmanas a sus palabras, no antes. El alejamiento de las otras religiones monoteístas (que creen en un solo Dios) al afirmar que Cristo es el único y verdadero Dios y que es el único camino para la salvación.

Ahora nuevamente, en su reciente viaje a la ciudad de Aparecida; Brasil, suscitó amplias controversias.

Estamos de acuerdo con Monseñor Gregorio Rosa Chávez, que ya Juan Pablo II en el año 2000, pidió perdón a las comunidades indígenas y afroamericanas por los pecados de la Iglesia Católica; el Papa Benedicto XVI no tiene porque volver a pedir disculpas en nombre de la Iglesia.

Pero tampoco tiene que hacer declaraciones conflictivas, restañando viejas heridas, que Juan Pablo II había cerrado. Varias comunidades indígenas de América, que merecen también nuestro respeto, entre ellas, la Confederación de los Pueblos Quechuas, reaccionaron airadamente: “No permitiremos que nadie pretenda perpetuar el genocidio iniciado hace 500 años”.

Es cierto que se ha generado un alboroto. ¿Para qué se provocó?

El Pontífice dijo el 13 de mayo de 2007 que “El anuncio de Jesús y el Evangelio, no supuso, en ningún momento, una alineación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña.

Y más aún….El Papa también expresó que “la utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, no sería un progreso, sino un retroceso….

Ante eso, la confederación de los Pueblos Quechuas contestaron.

“Para nosotros la Vida de Jesús es una Gran Luz proveniente del Inti Yaya (Luz Paternal y Maternal que sostiene todo), que ha venido a desterrar todo aquello que no nos deja vivir con justicia y fraternidad entre los seres humanos y en armonía con la Madre naturaleza. Nosotros respetamos a sus auténticos seguidores. La vida nos ha enseñado que al “árbol se lo conoce por sus frutos”, como dijo el Cristo, y sabemos distinguir quien le sirve a los pobres y quien se sirve de ellos. Cabe comunicar al Pontífice que nuestras religiones JAMAS MURIERON, aprendimos a sincretizar nuestras creencias y símbolos con las de los invasores y opresores. Continuamos asistiendo a nuestros templos, porque sabemos que debajo de los principales templos católicos están los cimientos de nuestros templos sagrados que fueron destruidos, bajo el supuesto que las nuevas edificaciones sepultarían nuestras creencias, pero no es así, ya que nuestros templos fueron edificados en lugares donde se concentran grandes Fuerzas que reflejan la Fuerza, Sabiduría y Amor del Gran Espíritu Padre y Madre de todos los seres que habitamos en este maravilloso planeta”.

Como puede verse, la Sabiduría también se encuentra en los pueblos oprimidos. Aunque esto ha levantado mayor controversia, hay otros conceptos mencionados, que consideramos son el germen de futuros conflictos.

I = Que Jesús no fue ejecutado por razones políticas si no que por blasfemia (ver su obra: Jesús de Nazareth). A pesar que eran las autoridades romanas las que mandaban y crucificaban a los no romanos, cuando eran políticamente incómodos a Roma: el Papa Benedicto XVI pretende volver a la interpretación tradicional; fueron los sacerdotes del templo… y en general los judíos… los que exigieron a Poncio Pilatos, que acabara con Jesús, reo de la peor de las blasfemias, al autoproclamarse Dios.

Para nosotros, Jesús nunca se proclamó Dios; pero eso es solamente teológico. El problema a futuro es volverle a trasladar la culpa a los judíos de matar a Jesús, que no tiene confirmación lógica; pero que fue la causa inicial de la persecución sistemática e injusta contra los judíos en la Europa cristiana, que culminó con la Era del nazismo. ¿Volveremos a ella?

Por otro lado, el hecho de puntualizar el rostro humano de Dios y la vuelta al helenismo, a través de una simbiosis, entre el cristianismo y el pensamiento helénico purificado. Finalmente y a pesar de encontrarse en el Santuario de la Virgen de Aparecida en Brasil, el Domingo, 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima; la Virgen no fue prácticamente mencionada. Se habló de la Ciudad de Aparecida, no del Santuario. La virgen negra de Aparecida de Brasil, similar a la Virgen negra de Jasna Gora en Polonia, que el Papa Juan Pablo II tanto mencionaba.

En ese momento en Portugal, se celebraba el día de la aparición de la Virgen de Fátima, dirigiendo las plegarias el Cardenal Sodano, quien fuera un importante miembro del Vaticano, en tiempos de Juan Pablo II, hoy sustituido.

Lo anterior indica claramente que la política del Vaticano será distinta. Ojalá nos equivoquemos. El mundo necesita urgentemente el diálogo interreligioso y la alianza entre civilizaciones. Debemos puntualizar lo que nos une y evitar lo que nos desune y nos lleva a la indeseada disputa.