¿Desarrollo Nacional en El Salvador?
MARTES 31 DE JULIO DE 2007
DESARROLLO NACIONAL
Hace un poco más de 11 años, el día martes 2 de julio de 1996, la máxima representante del sector empresarial de nuestro país, ANEP, presentó el Manifiesto Salvadoreño, que era un intento de plantear una Estrategia de Desarrollo Nacional, cumpliendo así con la necesidad absoluta e impostergable de definir políticas que nos llevarían a formular un Plan Estratégico de Desarrollo Integral de nuestro País.
El esfuerzo fue loable y aplaudible ya que era el primer intento. No proponía soluciones ya que éstas deberían buscarse en posteriores trabajos y no sólo por
En ese momento se presentaban 2 escenarios: un optimista y un pesimista; los cuales comentamos ya en un programa anterior de Aclarando Conceptos. No consideramos en ese momento, cual escenario había sido escogido por Nuestro País y lo dejaba al criterio del Estimado Teleaudiente.
Hoy tomaremos posición; y nos parece que nuestro País, tal vez sin quererlo, pero sin hacer nada significativo que cambie nuestro destino, ha escogido el camino negativo de los 2 escenarios que planteaba el Manifiesto, al mencionar el ensayo de Hugo Lindo de Espejos Paralelos: por un lado, problemas, miseria y atraso. Por el otro, desarrollo, ciencia y progreso, incluyendo premios Nóbel obtenidos constantemente por salvadoreños.
…Es posible sin embargo, hacer un punto de inflexión en nuestro camino; y cambiar radicalmente en nuestro desarrollo; mejorando la educación y la cultura de nuestro pueblo y su desarrollo económico y social.
Pero hay que planificar y trabajar tesoneramente, con capacidad y perseverancia y hay que empezar dando el primer paso en la dirección correcta; no quedándose estáticos o peor aún, darlo en la dirección equivocada. El cantante hace la pregunta y sin contestarla el oyente intuye la respuesta: ¿Yo no sé quien va más lejos si la montaña o el cangrejo?
Es preferible permanecer estático que en retroceso; pero mejor aún, progresar permanentemente…
Dado el frágil equilibrio en que nos encontramos, las condiciones críticas de todo tipo; los problemas acumulados y nuestra condición de país, que ha dejado de ser tercermundista, para caer precipitadamente en el 4º mundo, o quizás incluso en el quinto (a menos esto último, para amplios sectores de nuestra población); la delincuencia organizada, la polarización generalizada y la crisis mundial que se avecina; un Gobierno sólo (cualquiera que sea), fracasará en encontrar la solución a la problemática nacional…
Sólo con la colaboración de todos, desarrollando una visión conjunta y participando activamente y más allá del planteamiento político; podemos elaborar nuestro propio modelo exitoso de desarrollo sostenible: social y económico.
Caso contrario, nos hundiremos en la crisis más grande de nuestra Historia.
Si bien es cierto lo que el documento de ANEP enfatizó en primer lugar que “el gran recurso económico de El Salvador es el capital humano y aún más, nosotros reconocemos que el salvadoreño es el pueblo más “hábil e inteligente de América Latina”,
Debe comprenderse que tanto empleados como empleadores son complementarios, en lugar de ser mutuamente antagónicos.
Al menos, intentemos volver a los rendimientos históricos, tanto en materia agropecuaria como industrial.
Estos eran tan grandes que superábamos con creces a cualquier país Centroamericano e incluso en ciertos rubros éramos modelo a escala mundial.
La mano de obra salvadoreña era tan bien calificada y nuestro crecimiento tan espectacular que se nos conocía como el “Japón de C. A.”. Hoy todo eso es un mito. EL campo está prácticamente abandonado, miles de hectáreas no se siembran, y ese problema se agrava al considerar nuestra escasez territorial y alta densidad demográfica. Y la huida al extranjero de mano de obra calificada y hasta de profesionales.
Y en la ciudad hay desempleo, pero al mismo tiempo hay escasez de mano de obra calificada. Y por consiguiente, hay empleos vacantes.
Nuestra capacidad de exportación incluyendo la maquila, es apenas la cuarta parte de las exportaciones costarricenses, y nuestras importaciones son mucho mayores. Nuestro turismo es escaso. Se ve grande, por el “paseo” de regreso temporal a casa, de los hermanos lejanos. Nos salva las remesas que recibimos de ellos, la ayuda externa y los préstamos, tanto los directos como los disfrazados.
Pero...¿hasta cuando?
No hemos logrado la paz; tan sólo el fin del conflicto armado. Los asaltos, secuestros, robos, extorsiones, amenazas, asesinatos, etc., son cada día más comunes y a mansalva.
Por otro lado, carecemos de un inventario global de nuestros Recursos Naturales, los cuales nos permitirían desarrollar una industrialización con ventajas comparativas y competitivas.
Tenemos que saber cuáles son, en que cantidad están disponibles y como podemos utilizarlos en un programa de prioridades y secuencias.
En este momento de grandes cambios y globalización, lo que está en juego es nuestra viabilidad en el concierto de las naciones, esto es, nuestra propia existencia.
ANEP lo definió apropiadamente desde 1996.”El cambio es tan vertiginoso, que si no aprovechamos esta oportunidad, quizás nunca más tendremos la aspiración razonable de alcanzar al primer mundo; ya que si bien las oportunidades del siglo XXI son fabulosas; sus desafíos son tales, que quienes no estén a la altura, no serán perdonados y los abandonará irremediablemente el tren de la historia y del progreso”.
Aún siendo optimistas, no podemos más que reconocer que: ¡No nos queda mucho tiempo!