Racismo.
Lunes, 23 de julio de 2007.
En un anterior programa de ACLARANDO CONCEPTOS, hablamos del racismo en los Estados Unidos; pero el racismo también existió y existe en América Latina. El concepto de clases dominantes y pueblo sometido, se hacía básicamente de acuerdo al concepto racial. Si en la escala superior se encontraba el español de la península, también éste ya venía con “superioridad” de acuerdo a su “blancura” o “pureza de raza”. El español “puro” no se mezclaba, a no ser por una aventura después de la emancipación de los esclavos o violación, en tiempo de la esclavitud, con mujeres de “razas inferiores”. Los descendientes inesperados no eran por supuesto reconocidos y seguían el estatus de la madre, aunque a veces se sentían “superiores” a la madre (aunque inferiores al padre) por el matiz de su piel.
…Para ser almirante, dirigente, encomendador, oidor, capitán general, etc. y cuanto título de nobleza o poder superior se podía usufructuar, se debía disponer de un título de “pureza” de sangre española. Siendo el pueblo español tremendamente mezclado: íberos, celtas, suevos, vándalos, alanos, visigodos, cartagineses, galos, francos, romanos, árabes y judíos, etc. La “pureza de raza” era una fantasía pero se exigía en España, para detentar puestos de poder en las nuevas colonias y básicamente era la forma de demostrar no tener sangre infiel (llamase judía o musulmana) en las venas, por el temor que éstos tomaran nuevamente el poder…
Había una tremenda desconfianza en los judíos y musulmanes, que a pesar del armisticio de Granada que los reyes católicos, la nobleza y el clero, juraron respetar y que luego expulsaron de España a no ser una conversión forzosa al cristianismo; castellanizar sus apellidos; cambiar sus costumbres paganas, no bañarse tan seguido, y el desuso del idioma árabe; muchos lo hicieron y vinieron al Nuevo Mundo, donde las presiones inquisidoras eran menos pronunciadas.
Sin embargo, no podrían optar a cargos públicos de importancia, a no ser que enseñaran un certificado de “pureza de raza”, el cual se podía conseguir en España, si se disponía de la información real o del dinero suficiente para comprarlo. Los judíos y árabes musulmanes conversos, de zonas reconquistadas anteriormente, podían obtenerlo y así vemos como Alvarado, Dávila e incluso Colón, llegaron a disponer en
Sin embargo, la gran mayoría se dedicó a hacer trabajos técnicos, que los nativos y los africanos no podían hacer, y que al español “monárquico”, no le gustaba realizar. Ejemplo: Alfarería, talabartería, artesanía, construcción; herrería, comercio, etc. Se estableció así una corriente doble de españoles: el español “puro” con carta de pureza “real o falsificada” que detentaba el poder: militar, político, religioso y económico” que no se mezclaría (al menos no oficialmente, porque sus hijos perderían sus privilegios) y el español del pueblo, que se mezcló y formó parte de esa estructura artesanal, de trabajo manual, incluido el comercio, que el monárquico miraba con desprecio.
…De allí que el mestizaje latinoamericano y por ende, el de nuestro país, está inmerso básicamente el elemento árabe y judío español. Naturalmente los árabes en
A finales del siglo XVI después de 100 años de coloniaje, las razas ya habían sido estratificadas. El elemento racial de árabes y judíos, conversos al cristianismo, había sido ya absorbido en América y España. Los que no se quisieron convertir, tuvieron que huir a países musulmanes.
Y la unificación española a través de catolicismo como religión única había sido oficializado.
De esa forma, en la cúspide de la pirámide racial se encontraban los españoles, que habían nacido en España, sin la diferencia especifica original entre puros y conversos, aunque sí indirecta, a través de las influencias económicas y políticas heredadas.
El siguiente nivel, eran los blancos hijos de españoles, pero nacidos en América llamados criollos... La independencia fue así básicamente la lucha de los criollos por destronar a los peninsulares, y tomar así su liderazgo…
El tercer elemento lo constituían las mezclas de indios, blancos y negros y sus respectivos descendientes, clasificados con nombres injustamente despectivos.
América en general es un Continente de inmigrantes. En nuestro país, los primeros inmigrantes, fueron los Mayas que venían de México.
También de ese país vinieron posteriormente los pipiles, que pertenecen al tronco Nahuatl, que habitaron en el Centro y Occidente del país. E incluso después, con la conquista de Pedro de Alvarado, vinieron otras ramas indígenas de México; los cuales se quedaron en el país y habitaron originalmente la ciudad de Mejicanos. También del sur vinieron los Lencas, que habitaron el Oriente. Todos los pueblos indígenas a su vez fueron inmigrantes. Su origen es discutido, aunque la teoría más plausible es que vinieron de Asia, probablemente de China, cruzando el estrecho de Bering.
Los españoles a su vez formaron parte activa del mestizaje, participando a su vez, con el suyo propio, incluyendo en él, un fuerte elemento racial árabe, sobre todo en aquellos españoles más propensos a mezclarse formando familias.
En tiempos del añil vinieron los mulatos y los negros, y estos a su vez, siguiendo los prejuicios clasistas de la época colonial, vivieron en ciudades conocidas como rancherías. Hubo nueva inmigración española, conjuntamente con la de otros pueblos europeos; con mayor afluencia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En esos mismos momentos, aparecen dos nuevas razas, el chino y el turco (árabe que emigraba de las tierras del Cercano Oriente, en especial Palestina, Líbano y Siria; con pasaporte Turco Otomano; aunque en el caso especifico de El Salvador, la mayoría provenía de Palestina y de ésos, un alto porcentaje, de la ciudad de Belén, la ciudad donde nació Jesús… En un amasijo de razas que componen un pueblo, ningún elemento racial, puede agenciarse la hegemonía, ni considerarse superior a los otros… Además; buenos, regulares y malos hay en todos los grupos, todas las religiones y todas las razas.
Siendo todos salvadoreños y reconociendo que todos somos iguales ante la ley (la de Dios y la de los hombres) no puede haber grupos dominantes ni grupos dominados. El Salvador es de todos.