Falsa aplicación de la Ley Anti-terrorista.
MARTES 17 DE JULIO DE 2007
Existe una tendencia de aplicar la reciente Ley Antiterrorista a cualquier tipo de manifestación pública…debemos estar claros que el pueblo tiene la potestad de protestar pacíficamente y sin armas, para la defensa de sus intereses; y que no debe mediar provocación alguna de las fuerzas de seguridad…
Pero aún si las manifestaciones incurrieran en desórdenes públicos, incluyendo cierre de calles o la toma de edificios públicos; daños a la propiedad privada; y en general en faltas contra el orden público; los delitos deben sancionarse –una vez de estar debidamente comprobados- por la legislación común vigente y no – como existe la tendencia últimamente – de aplicar irresponsablemente la Ley Antiterrorista.
El primer antecedente ocurrió en febrero pasado, en los incidentes públicos en Apopa, adonde a los involucrados se pretendió aplicar la Ley Antiterrorista; aunque el Juez de Instrucción del Municipio, decidió cambiar el delito a desórdenes públicos.
El 2 de Julio, en Suchitoto, la Ley Antiterrorista fue esgrimida, aunque esta vez, aplicada.
Esto conlleva un desgaste innecesario, contra una ley ampliamente criticada, como permisiva para abusos de autoridad. Aplicar en exceso la ley, no sólo es ineficaz, porque podría pasar alguna instancia legal, pero no todas; daría lugar a confirmar las críticas de sus detractores; polarizaría aún más la sociedad; indicaría injusticias, tanto local como internacionalmente y daría lugar a enfrentamientos entre funcionarios públicos.
Según La Prensa Gráfica el miércoles 11 de julio de 2007: “El Procurador de Derechos Humanos, Oscar Luna y el Procurador General Gregorio Sánchez Trejo, pidieron a los diputados revisar la legislación antiterrorista, debido a que esa normativa tiene un amplio margen de aplicación…, incluso para sancionar conductas que no son terrorismo, como en el caso de Suchitoto…
El caso es claro y esperamos se resuelva adecuadamente. En cuanto a la Asamblea Legislativa, esperamos reine la cordura y no la aplastante aritmética de la mayoría simple, previamente negociada.
Nadie niega que el cumplimiento de las leyes es básico para disponer de un Estado de Derecho; pero ese cumplimiento tiene que estar basado en la aplicación de la justicia, entendida esta como dar a cada uno lo que merece, en calidad y cantidad.
Se puede pecar por defecto en la aplicación de la Ley y su Justicia; pero también por exceso. Ambas condiciones son negativas y generan sin lugar a dudas más violencia y hasta el caos generalizado.
Muchos creen que con represión se detiene la violencia y esto no hace más que generalizarla y profundizarla. La misma represión es violencia y la violencia genera violencia. Desde esa perspectiva, aplicar justicia no sólo es condenar al culpable de acuerdo a la ley; sino también proteger al inocente; juzgar a las personas según el mérito, sin atender otro motivo, especialmente cuando hay competencia o disputa: es derecho, verdad, razón y equidad; y basado en un principio general de igualdad: de que todas las personas son iguales ante la ley (consagrado en el artículo 3 de la Constitución Política).
Al hablar de justicia sólo pensamos en el delincuente o en el supuesto delincuente, y lo condenamos de antemano, sin antes ser oído y vencido en juicio. Es injusto, claro está, que un culpable salga libre, por una ligereza del juez; mal trabajo de los acusadores o por un vacío de ley. Pero también es injusto, castigar a un inocente o aplicar un castigo totalmente desproporcionado al daño inflingido; o bien, aplicar un cargo que no se tipifica en la actuación señalada.
El imperativo moral de una democracia es que ésta no puede ser una bandera para la imposición; o la oportunidad para utilizar la fuerza extrema contra la disidencia. Tampoco puede servir de libertad para cometer desórdenes. Ni represión, ni tolerancia extrema. Debe encontrarse el equilibrio.
A pesar de los aparentes triunfos inmediatos que se observen; si no se corrigen las disfuncionalidades en la administración de Justicia, no sólo por defecto; sino también por exceso, al corto plazo el remedio será peor que la enfermedad.
Confiar en que una legislación drástica y la aplicación extrema de la ley, por sí solas son la solución a los problemas de violencia es equivocado. Lo vimos con la aplicación de Mano Dura y Súper Mano Dura y la violencia se incrementó. La violencia genera violencia. La Ley contra el Crimen Organizado y Delitos de realización compleja y la Ley contra actos de terrorismo, siguen la misma dirección, si se generaliza para todos, y no se diferencia y define lo que es crimen organizado y terrorismo.
Todos y en especial, los que estamos en una posición privilegiada, tenemos que vivir la vida desviviéndonos por la verdad y el conocimiento; por la libertad y la justicia; estamos mal, porque no hay ni el más mínimo entendimiento político, la lucha por el poder es tan manifiesta, que nadie se pone a pensar que si no hay un diálogo nacional, si no hay un entendimiento mínimo, o un punto de concordancia al menos tangencial; nuestro país no tendrá futuro. Ya lo dije en otra ocasión: Los animales de la selva en tiempo de crisis, no se pelean entre ellos; el depredador y el depredado marchan juntos; el león y el cervatillo buscan la misma salida, conjuntamente. Pero el ser humano, aumenta su confrontación cuando la crisis se agudiza ¿somos acaso seres racionales? ¿O los animales nos aventajan, al menos en tiempo de crisis?
Hay crisis económica; crisis social; crisis de valores; crisis existencial; crisis política… y estamos volviendo inmisericordemente a repetir la historia… ¡a tropezar de nuevo con las misma piedra!...
El Gran Papini nos da la pauta: hay que reencontrar la verdad de las cosas justas, estar en paz con la naturaleza y con los hombres; estar en regla con Dios. Obedecer la ley. Reconciliarse con el Mundo.
Tenemos que hacernos un examen de conciencia. ¿Queremos la solución a nuestros problemas o queremos imponer “nuestra solución” que es tan sólo, nuestro parcial e interesado punto de vista?
¿Queremos realmente solucionar la crisis? ¿O queremos seguir medrando en esta situación revoltosa?
No nos queda otro camino que aprender a vivir en democracia.
Ya lo dijo Winston Churchill…La Democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás.
Existe una tendencia de aplicar la reciente Ley Antiterrorista a cualquier tipo de manifestación pública…debemos estar claros que el pueblo tiene la potestad de protestar pacíficamente y sin armas, para la defensa de sus intereses; y que no debe mediar provocación alguna de las fuerzas de seguridad…
Pero aún si las manifestaciones incurrieran en desórdenes públicos, incluyendo cierre de calles o la toma de edificios públicos; daños a la propiedad privada; y en general en faltas contra el orden público; los delitos deben sancionarse –una vez de estar debidamente comprobados- por la legislación común vigente y no – como existe la tendencia últimamente – de aplicar irresponsablemente la Ley Antiterrorista.
El primer antecedente ocurrió en febrero pasado, en los incidentes públicos en Apopa, adonde a los involucrados se pretendió aplicar la Ley Antiterrorista; aunque el Juez de Instrucción del Municipio, decidió cambiar el delito a desórdenes públicos.
El 2 de Julio, en Suchitoto, la Ley Antiterrorista fue esgrimida, aunque esta vez, aplicada.
Esto conlleva un desgaste innecesario, contra una ley ampliamente criticada, como permisiva para abusos de autoridad. Aplicar en exceso la ley, no sólo es ineficaz, porque podría pasar alguna instancia legal, pero no todas; daría lugar a confirmar las críticas de sus detractores; polarizaría aún más la sociedad; indicaría injusticias, tanto local como internacionalmente y daría lugar a enfrentamientos entre funcionarios públicos.
Según La Prensa Gráfica el miércoles 11 de julio de 2007: “El Procurador de Derechos Humanos, Oscar Luna y el Procurador General Gregorio Sánchez Trejo, pidieron a los diputados revisar la legislación antiterrorista, debido a que esa normativa tiene un amplio margen de aplicación…, incluso para sancionar conductas que no son terrorismo, como en el caso de Suchitoto…
El caso es claro y esperamos se resuelva adecuadamente. En cuanto a la Asamblea Legislativa, esperamos reine la cordura y no la aplastante aritmética de la mayoría simple, previamente negociada.
Nadie niega que el cumplimiento de las leyes es básico para disponer de un Estado de Derecho; pero ese cumplimiento tiene que estar basado en la aplicación de la justicia, entendida esta como dar a cada uno lo que merece, en calidad y cantidad.
Se puede pecar por defecto en la aplicación de la Ley y su Justicia; pero también por exceso. Ambas condiciones son negativas y generan sin lugar a dudas más violencia y hasta el caos generalizado.
Muchos creen que con represión se detiene la violencia y esto no hace más que generalizarla y profundizarla. La misma represión es violencia y la violencia genera violencia. Desde esa perspectiva, aplicar justicia no sólo es condenar al culpable de acuerdo a la ley; sino también proteger al inocente; juzgar a las personas según el mérito, sin atender otro motivo, especialmente cuando hay competencia o disputa: es derecho, verdad, razón y equidad; y basado en un principio general de igualdad: de que todas las personas son iguales ante la ley (consagrado en el artículo 3 de la Constitución Política).
Al hablar de justicia sólo pensamos en el delincuente o en el supuesto delincuente, y lo condenamos de antemano, sin antes ser oído y vencido en juicio. Es injusto, claro está, que un culpable salga libre, por una ligereza del juez; mal trabajo de los acusadores o por un vacío de ley. Pero también es injusto, castigar a un inocente o aplicar un castigo totalmente desproporcionado al daño inflingido; o bien, aplicar un cargo que no se tipifica en la actuación señalada.
El imperativo moral de una democracia es que ésta no puede ser una bandera para la imposición; o la oportunidad para utilizar la fuerza extrema contra la disidencia. Tampoco puede servir de libertad para cometer desórdenes. Ni represión, ni tolerancia extrema. Debe encontrarse el equilibrio.
A pesar de los aparentes triunfos inmediatos que se observen; si no se corrigen las disfuncionalidades en la administración de Justicia, no sólo por defecto; sino también por exceso, al corto plazo el remedio será peor que la enfermedad.
Confiar en que una legislación drástica y la aplicación extrema de la ley, por sí solas son la solución a los problemas de violencia es equivocado. Lo vimos con la aplicación de Mano Dura y Súper Mano Dura y la violencia se incrementó. La violencia genera violencia. La Ley contra el Crimen Organizado y Delitos de realización compleja y la Ley contra actos de terrorismo, siguen la misma dirección, si se generaliza para todos, y no se diferencia y define lo que es crimen organizado y terrorismo.
Todos y en especial, los que estamos en una posición privilegiada, tenemos que vivir la vida desviviéndonos por la verdad y el conocimiento; por la libertad y la justicia; estamos mal, porque no hay ni el más mínimo entendimiento político, la lucha por el poder es tan manifiesta, que nadie se pone a pensar que si no hay un diálogo nacional, si no hay un entendimiento mínimo, o un punto de concordancia al menos tangencial; nuestro país no tendrá futuro. Ya lo dije en otra ocasión: Los animales de la selva en tiempo de crisis, no se pelean entre ellos; el depredador y el depredado marchan juntos; el león y el cervatillo buscan la misma salida, conjuntamente. Pero el ser humano, aumenta su confrontación cuando la crisis se agudiza ¿somos acaso seres racionales? ¿O los animales nos aventajan, al menos en tiempo de crisis?
Hay crisis económica; crisis social; crisis de valores; crisis existencial; crisis política… y estamos volviendo inmisericordemente a repetir la historia… ¡a tropezar de nuevo con las misma piedra!...
El Gran Papini nos da la pauta: hay que reencontrar la verdad de las cosas justas, estar en paz con la naturaleza y con los hombres; estar en regla con Dios. Obedecer la ley. Reconciliarse con el Mundo.
Tenemos que hacernos un examen de conciencia. ¿Queremos la solución a nuestros problemas o queremos imponer “nuestra solución” que es tan sólo, nuestro parcial e interesado punto de vista?
¿Queremos realmente solucionar la crisis? ¿O queremos seguir medrando en esta situación revoltosa?
No nos queda otro camino que aprender a vivir en democracia.
Ya lo dijo Winston Churchill…La Democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás.