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Crisis alimentaria de un mundo desarrollado.

Miércoles 06 de junio de 2007

Violencia y Delincuencia

La violencia e inseguridad ciudadana en nuestro país, nos han convertido en el país más violento de todas las Américas; otros sin embargo manifiestan que tan sólo somos el tercero, después de Venezuela y Brasil. Como quiera que sea, nuestra tasa de 57 asesinatos por cada 100,000 habitantes, es muchísimo mayor a lo que se considera una pandemia generalizada. Sin ir muy lejos, los países industrializados mantienen una tasa de 1; Chile 1.8; Costa Rica 7.4 y los asesinatos, son tan sólo la punta del iceberg, de todas las manifestaciones de violencia y delincuencia; que nos atrasan, nos agobian, nos arriesgan y aún más frenan o al menos lentifican nuestro desarrollo.

La culpa es del gobierno dicen algunos, pero esa es tan solo una verdad a medias. Por eso manifestamos nuestra conclusión, que todos, sin excepción, somos solidariamente culpables, pero al mismo tiempo, siendo parte de la culpa, también somos parte de la solución del problema.

El problema es complicado y con tendencia al aumento y es capaz de meterle miedo al más valiente. Sin embargo, como dice el sabio refranero popular: a grandes malos, grandes remedios. La ciencia lo explica de otro modo, utilizando la Ley de los opuestos: A grandes negatividades, grandes soluciones.

Veamos un ejemplo: Un pequeño río, que se seca en verano; no puede hacer mayor daño, pero tampoco puede utilizarse con gran eficiencia. Un gran río, que se desborda continuamente, puede represarse y utilizarse sabiamente; produciendo electricidad, pesca e irrigación, entre otros.

De esa forma, las negatividades de nuestro país y nuestro pueblo, pueden trasmutarse. La fuerza de los problemas, puede ser, la fuerza de las soluciones.

Dicho de manera religiosa: Transformar nuestros pecados en virtudes, con la misma intensidad, pero de sentido contrario.

Somos tierra de pasión y de pasiones; no las sometamos ni las eliminemos, tarea imposible: canalicémoslas.

Somos egoístas y nuestro circulo sentimental es estrecho: pensemos en qué país le daremos a nuestros hijos y nietos, si seguimos así ¿Acaso podremos vivir en él? Si la respuesta es sí ¿Viviremos con tranquilidad y felicidad?

Somos religiosos: ¿Cómo multiplicaremos los talentos que Dios nos dio?

Somos políticos partidarios: ¿Qué país gobernaremos? ¿Podrá acaso gobernarse?

Somos empresarios: ¿Cómo nos desenvolveremos en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, inmersos en un país caótico y emproblemado? Somos patriotas: ¿En qué lugar pondremos a nuestro querido país en el concierto de las naciones?

Somos codiciosos: Un país realmente seguro, es una condición indispensable para hacer mejores negocios. Además, el gasto en seguridad privada, es oneroso y tiende al aumento.

Somos responsables ante las generaciones futuras de la clase de país que les entregaremos. Somos responsables ante Dios y ante la Patria, de nuestro comportamiento individual, el cual sumado, nos da la conciencia colectiva. El mensaje: que cada uno cambie, o al menos trate de cambiar positivamente.

Siempre ha habido maldad e injusticia, como podemos ver en todos los libros sagrados y en escritos comunes. Virgilio (en su Égloga a Polión manifestaba hace un poco más de 2,000 años:… “Revuelto siglo presente, por doquiera andan confundidos lo justo y lo injusto, por todas partes existen las guerras y los crímenes, bajo mil formas distintas…

En la Biblia, incluso antes, ya se manifestaba en Oseas 4 (1-4): No existe ya fidelidad ni amor; ni conocimiento de Dios en el país; mas por doquier perjurio, mentiras, homicidios y robos, adulterios; violencias y sangre que provoca sangre y todos sus habitantes desfallecen; hasta las bestias del campo y las aves del cielo y los peces del mar desaparecen…

En el Quijote, Juan Haldudo pega a su criado Andresillo. Don Quijote defendiendo la causa del débil la emprende contra el desalmado “caballero”. Se confía de su palabra. El amo azota más de la cuenta, en cuanto desaparece Don Quijote. Así se siguen burlando las leyes y las promesas.

Sin embargo, con nuestra participación decidida podemos decir: “Que todo tiempo futuro será mejor”.

Naturalmente tenemos que participar buscando el bien común y no sólo nuestros intereses personales. Todo el mundo comprende que la paz no es solamente el fin del conflicto armado, ya que eso es tan solo un inicio (si bien, bueno y fundamental) en la búsqueda y en la consolidación de la paz…

La concordia, la tolerancia, la convivencia, la hermandad, la armonía, la caridad, el buen deseo para nuestros semejantes, que pueden sintetizarse en una palabra: Amor; deben combinarse con la justicia, la verdad y la libertad, que son virtudes supremas enlazadas entrañablemente con la paz. Sin esa participación decidida de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, la paz no sería posible. Fuera de ello, paz sin libertad, sin verdad y sin justicia, no es una verdadera paz, sino que imposición…

Todos los sectores involucrados en la vida nacional tienen que participar desde sus diferentes perspectivas. Debe buscarse la resultante que los complemente positivamente; en lugar de enfrentarse negativamente, neutralizándose; o aprovechando unos de acusar a los otros; con el beneplácito y beneficio de los delincuentes.

Siempre hay un punto tangencial entre 2 posiciones aparentemente antagónicas. La diversidad de opiniones, hábilmente entrelazadas, conducen a la verdad.

Analizar las medidas efectivas que en otros países han aplicado excelentes resultados, adaptándolas a nuestros medio o bien analizando los factores que han influido para disminuir, mantener o aumentar la tasa de criminalidad en los diferentes municipios de nuestro país se vuelve indispensable. Por otro lado, ¿Qué pasó con el informe entregado por la Comisión de Seguridad, nombrada por el Gobierno? ¿Si el reporte anterior no era propio, dónde está el verdadero? La ciudadanía necesita conocerlo.