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China y su creciente economía.

Lunes 4 de junio de 2007

La República Popular China, también llamada China Continental, o simplemente China, es la nación más poblada del planeta: 1,300 millones de personas, habitando en un país de 9.6 millones de Km2., y no sólo su tamaño, sino su crecimiento espectacular, la hace aún más grande. Es inconcebible, como nuestro País, al igual que una veintena de países (los más pequeños y débiles del mundo) no mantienen relaciones diplomáticas con ella.

Sin ir muy lejos, Rusia y los Estados Unidos, mantienen relaciones diplomáticas plenas. La Embajada norteamericana en Beijing (Pekín) recién construida, es incluso la más grande representación diplomática extranjera en China, desplazando así a la Embajada Rusa (que es ahora la segunda).

China Continental es el socio comercial más grande de los Estados Unidos y la estabilidad relativa del dólar se debe en gran parte, a que China reinvierte en los Estados Unidos, mayormente en bonos del tesoro, su desafiante y colosal superávit comercial. Por otro lado, ¿cómo desconocer a un país que es uno de los grandes, manteniendo un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y fuera de ello, China está creciendo a pasos agigantados.

Según las estadísticas oficiales, China es ahora la tercera potencia económica del mundo aunque muchos creen que de acuerdo a la política china, de minimizar sus logros (al contrario de muchos países pequeños, como el nuestro, que les gusta maximizarlos y publicitarlos), China es hoy realmente la 2ª potencia económica mundial, sólo después de los Estados Unidos.

Como quiera que sea, de acuerdo a su acelerado crecimiento, no hay duda que dentro de pocos años, China será la 2ª potencia no sólo económica; sino que también política y militar del mundo. Y si sigue así, la primera.

China ha estado creciendo a un ritmo mínimo del 10% anual ininterrumpidamente; su producción crece espectacularmente; su diversificación industrial es sorprendente. El auge de la construcción es tan impresionante que se calcula que China consume casi la mitad de cemento del mundo.

Su consumo de materias primas es tan abundante (cobre, hierro, petróleo, cemento, etc.) lo que ha motivado en gran medida la escalada de precios de las mismas a nivel mundial).

El mundo capitalista invierte y comercia con China, utilizando ese pragmatismo de los grandes; que los pequeños – aunque casi todo copian – lamentablemente no imitan. Todo el mundo añora la mano de obra china, no por ser barata, (si bien el trabajador chino gana poco, los costos de vida son bajísimos); sino por ser eficiente, de magnífica calidad, preparado y disciplinado.

Esto se debe a una cultura tradicional china, pero al mismo tiempo, a una educación planificada en ese sentido. En nivel de competencia, China tiene el primer lugar. Y esa es la clave para crecer…

Lo demás es organización y trabajo.

Mientras en Europa se pide reducir la semana laboral a menos de 30 horas, los chinos trabajan y hasta duermen en los puestos de trabajo.

América Latina debe buscar al menos, el intermedio entre esas dos posiciones. El crecimiento de la inversión extranjera en China y la apertura económica de China con el mundo, nos demuestran una clara manifestación de economía práctica.

Nosotros, en América Latina, nos quedamos simplemente en la retórica. Por un lado, se vocifera que el “imperialismo” generalmente de los Estados Unidos, es la causa de todos nuestros males; sin darnos cuenta, que la culpa de nuestros males, somos siempre nosotros mismos. Y por el otro, una sumisión total, no sólo a los pedimentos o solicitudes de los Estados Unidos; sino que incluso dándoles más de lo que nos piden, tratando de imaginar lo que desean; en un caso exagerado de sumisión extrema. Ambas posiciones son incorrectas. Ni nacionalismo a ultranza ni sumisión malinchista ¿No podremos ser por lo menos alguna vez, nosotros mismos?

Sin embargo, es de aclarar que muchas de nuestras actuaciones no se enmarcan siempre a nivel de dependencia, sino que a un deseo de notoriedad. (La psicología nos explica que un complejo de superioridad, está basado muchas veces en un complejo de inferioridad. Eso lo podemos comprobar, como los sabios actúan con humildad y sólo los ignorantes actúan con prepotencia. A esto último conviene aclarar, que no es lo mismo ser potente que prepotente).

Cuando El Salvador le declaró la guerra Irak, fue uno de los 4 países primeros en hacerlo: Estados Unidos, Inglaterra, El Salvador y España. Brillante notoriedad. Luego en una reunión en las Islas Azores previo a la invasión, se invitó a 3, menos a El Salvador. Lo más seguro es que nuestro presidente, Francisco Flores, se quedó esperando, quizás hasta con el smoking preparado. Otras veces se trata de pequeñas regalías o pequeños donativos. ¿Somos tan baratos? Aunque Leonardo Da Vinci, era aún más cruel al manifestar: ¡Oh miseria humana, a cuánto te sometes por el dinero!

No entendemos como Estados Unidos nos puede obligar a no tener relaciones con China Continental, si él las tiene plenas.

Las empresas norteamericanas crecen en China; cientos de miles de estadounidenses aprenden chino, considerando que éste será el idioma del futuro; por sí sólo o a la par del inglés.

China demuestra un profundo pragmatismo: Socialismo a veces. Comunismo en otras y capitalismo, como sistema emergente, cuando convenga; basado en las 3 premisas chinas: cuando ayude a mejorar la productividad; cuando mejore el nivel de vida de la población y cuando mejore la macroeconomía del país.

…De esa forma China, combinando eficientemente el socialismo con el capitalismo, en una fórmula china, que no necesariamente se adapta a nosotros, resuelve el problema económico principal del mundo: “Que el que produce no reparte y de que el que reparte, no produce”…

Algo si es conveniente para nuestro País: No tomar banderas políticas internacionales. No somos potencia hegemónica ni siquiera potencia de segundo o tercer nivel. Somos un gran pueblo y un bello país, solamente porque es nuestro. Para los demás, especialmente para los grandes, somos insignificantes.

¿Qué no seguimos a China Continental, por ser comunista? ¡por favor!...

Los Estados Unidos y la misma China, nos dan el ejemplo. El comercio internacional se rige con el cerebro y no con el corazón.

Ya lo dije una vez y hoy lo repito. Nuestro destino no es la supremacía, sino la supervivencia…