TLC ¿Una estratégia de desarrollo?
Jueves, 21 de Junio de 2007
Hace un año en este mismo programa de Aclarando Conceptos, hablé sobre como saber negociar y dí 10 fórmulas sencillas, a manera de decálogo, como hacerlo. He recibido una cantidad enorme de solicitudes de que repita el programa y no lo he hecho todavía, porque tenemos muchos queridos televidentes permanentes de este programa, que manifiestan su inconformidad cuando algún programa se repite. Así que les pido disculpas, porque he decidido repetirlo.
Para aquellos que ya lo vieron, puede servirles para refrescar su memoria  y para aquellos – sobre todo los funcionarios públicos- que independientemente si los sintonizaron o no, continúan sin practicarlo, para que recapaciten. 
Lo menciono así nuevamente como crítica constructiva, para el Supremo Gobierno y personas interesadas:
- No se debe nunca negociar con la      contraparte, sintiéndonos inferiores, débiles o dependientes. El miedo o      las supuestas inferioridades no pueden estar presentes en una negociación.
 - En esencial la información que se      disponga de la contraparte, sus deseos, las causas que la motivaron; sus      necesidades tanto económicas como políticas, etc. Así se puede negociar,      calculando lo que la otra parte desea o incluso aquello que le es      indispensable. En la medida que se conozca sus  intenciones, se tiene ganada la mitad de      la negociación; porque se sabe cuanto pedir, cuanto presionar, cuanto      demandar y hasta cuanto exigir y dar.
 - Por otro lado, los deseos e      intenciones del negociador no deben ser tan evidentes para que la contraparte      no se aproveche. No se puede negociar con súplicas, o manifestando que la      negociación es indispensable. Los verdaderos negociadores son aquellos que      aún teniendo un enorme interés y gran necesidad de la negociación, no lo      demuestran.
 - Utilizar no siempre el sí, sino que      también el talvez y también el no. Cuando una negociación es onerosa hay      que rechazarla. El tiempo también es importante. Hay situaciones urgentes,      inmediatas y mediatas. Hay ocasiones en que el talvez o el mañana son      excusas válidas, para dilatarlas o no hacerlas y quitarse así las      presiones políticas.
 - Conocer del caso negociado. Como      ejemplos no se puede negociar de petróleo y derivados sin conocerlo; ni de      explotación de minas, sin saber nada al respecto. El negociador no puede      ser ignorante en el caso negociado. Y tiene que tener la valentía para      defender sus conocimientos.
 - El regateo es básico en toda      negociación. Si no se quiere aprender a negociar, basta ir al mercado para      aprender del pueblo como se regatea. Eso, de mentalidad de almacén caro –      de precio fijo – de aceptar todo, es totalmente nefasto. Y todavía lo es      aún peor, dar más de lo que se pide; a veces por prebendas políticas insignificantes      o por sobornos o enganches.  Esto no      sólo se ve entre Gobiernos, sino que con entes privados; donde las      directivas, cuando se venden las empresas, algunas veces negocian un      precio risible y obtienen un sobreprecio debajo de la mesa. Por esta mala      negociación, más común en nuestro medio de lo que mucha gente cree; aún el      precio obtenido + el sobreprecio corrupto debajo de la mesa para algunos,      es incluso menor que el precio real que pudiera obtenerse para todos, en      una forma correcta y moral, en una buena negociación.
 - Conocer el mercado internacional; sus      precios promedio; conocer lo que a otros les ha pasado antes, tanto      positivo como negativo; para potenciar lo bueno y rechazar lo malo.      Ejemplo: México con el TLC con los Estados Unidos, con los granos básicos;      fondo de pensiones en Chile; resultados de la explotación de minas en Centroamérica      y el Mundo, etc, etc. Bien dice el refranero popular: cuando la barba de      tu vecino veas rasurar; pon la tuya a remojar.
 - Las alternativas a una negociación      deben tomarse en cuenta y/o hacérselas ver a la contraparte. Esto es      simplemente pura competencia. Si la negociación está amarrada con un solo      interlocutor o con un grupo unitario; lo que se está generando es un      monopolio u oligopolio, que no sólo dictaminará las condiciones      posteriores del mercado, sino que también impondrá las condiciones de la negociación,      inclinando la balanza hacia sus intereses.
 - No hay que crear leyes ni decretos      que favorezcan más allá de lo posible, a los nuevos inversores privados o      convenios entre países, que encarezcan los servicios y perjudiquen las      finanzas del Estado, endeudando o metiendo en aprietos fiscales al      Gobierno y/o perjudicando al pueblo. No puede entregarse el control del      mercado a la contraparte; ni mantener una política de “dejar hacer y dejar      pasar” con una indolencia estatal inadmisible. Ni entregar el país por una      necesidad a ultranza de inversiones. Estas son necesarias, siempre y      cuando cumplan con todas las reglas del caso. No debe temerse que por una      regulación normal huirán las inversiones. Ningún inversor privado huye      cuando tiene ganancias razonables; aunque como empresario, su política es      tener la mayor rentabilidad que le permitan. Si el Gobierno Salvadoreño es      complaciente y permite una libertad total aduciendo un libre mercado,      equivocadamente concebido; las ganancias se incrementarán considerablemente,      a expensas del pueblo; y de las arcas del Gobierno, que tendrá que      subsidiar, y al no alcanzar sus ingresos, endeudarse hasta colapsar. Fuera      de ello, al no controlar los costos, los impuestos de la renta,  no son reales, hasta el  punto de volverse cero y declarar      pérdidas. Es fácil para una gran empresa maquillar balances, aumentando      gastos internacionales; visitas técnicas e importación de insumos y      equipos, inflados, y disminuir aparentemente precios de exportación o      cantidades exportadas; lo cual se avala, por esa política gubernamental      histórica de vigilar y supervisar únicamente a los micro, pequeños y      medianos empresarios...
 - Lealtad y honradez por un lado y      capacidad y diligencia por el otro, de parte de todos los funcionarios      públicos de todos los niveles.
 
…Necesitamos: Mucha Habilidad, cero corrupción y total transparencia…
¿O acaso eso es mucho pedir?
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