Historia de Palestina II.
Miércoles, 17 de octubre de 2007.
Historia Palestina II.
Continuamos con la historia de Palestina.
Todos los apóstoles de Jesús eran galileos con excepción de Judas Iscariote, e incluso uno, era llamado el Cananeo (Simón Cananeo a diferencia de Simón Pedro). (Mateo 10,3). Los samaritanos se diferenciaban tanto de los judíos; y los idumeos, incluso se sentían descendientes de Edom (Números Capítulo XX versículo 14), apartándose aún más.
En el año 70 después de Cristo, Judea fue invadida por los romanos y destruida Jerusalén, prohibiéndole la entrada por 61 años. Posteriormente se permitió la entrada de nuevo a pobladores. Muchos judíos salieron definitivamente de Palestina, dando origen a la diáspora judía hacia todo el mundo conocido. Otros, los menos, se quedaron en Palestina.
El emperador romano Constantino, convertido al cristianismo, se autonombró el Gran Maestro de Palestina en el año 324 y prohibió la entrada de judíos a Jerusalén expulsando a los que ahí se encontraban.
En el año 636, fecha de la victoria de los ejércitos árabes frente a Bizancio, en la batalla de Yarmuk, Palestina deja de formar parte del Imperio Bizantino, para quedar incorporado al Califato árabe islámico.
Con la invasión árabe, todos los habitantes de Palestina que eran un amasijo de razas: cananeos, filisteos, judeos, asirios, galileos, samaritanos, idumeos, etc.tenían una identidad de origen: eran todos pueblos semitas con un idioma arameo parecido al árabe; con costumbres similares, originarios de la Península Arábiga desde, donde habían emigrado originalmente. No se trataba de una conquista, sino una vuelta a su identidad de origen: El Arabismo.
Se obtuvo así una simbiosis cultural, económica y social de los palestinos: Musulmanes. Judíos y cristianos que vivieron en una real hermandad y tolerancia religiosa, bajo el dominio árabe, permitiéndose de nuevo entrar a los judíos en Jerusalén, en igualdad de condiciones con las otras religiones. Las conversiones voluntarias al Islam fueron masivas, especialmente entre los galileos, samaritanas e idumeos. Esta conversión es la explicación de lo que algunos llaman “las 10 tribus perdidos del pueblo Israel”. Se lograba la cristalización de un proceso de siglos.
A pesar de su integración, Palestina es invadida nuevamente.
Fatimíes de Egipto (siglo X) y turcos seijúcidas (desde finales del siglo XI) a los que hay que agregar la de lo cruzados, quienes permanecieron en la región durante dos siglos. Los que se quedaron luego, se integraron en Las comunidades locales y se mezclaron.
Los sultanes Ayubíes, sucesores de los fatimíes de Egipto, se habían implantado en el territorio no ocupado por los francos, con el fin de expulsar a éstos, lo que consiguieron en gran parte, sobre todo en el reinado de Saladino; los mamelucos, sucesores de los ayubíes, terminaron de expulsar a los francos.
En el siglo XIII, la región sufrió le invasión de Los mongoles, dirigidos por Hulagu y en 1400, los tártaros, dirigidos por Tamerlán, de nuevo la asolaron, aunque con mayor fuerza en la vecina Siria. La presencia mameluca en la región duraría hasta 1516, fecha en que el Sultán Selim 1 la conquistó, incorporándola a los territorios del Imperio otomano.
La intervención de Bonaparte en Egipto y la posterior invasión a Siria en 1799 marcan el inicio de la intervención europea reciente.
Bonaparte terminó por retirarse tras su asedio fracasado de San Juan de Acre, pero tres décadas más tarde, en 1831, Mehmet Alí, de Egipto, protegido de Francia, aprovechando que Turquía había salido debilitada de su guerra con Rusia, trató de ocuparla.
Rusia, Austria, Prusia e Inglaterra veían con inquietud la posibilidad que Francia, por intermedio de Egipto, ampliara su zona de influencia en todo el Levante árabe, incluyendo Palestina. En 1840 fa región volvió al poder Otomano.
Tras la Primera Guerra Mundial (1918) y el desmembramiento del Imperio Otomano, Siria y Líbano quedaron bajo el mandato francés; y Palestina y Transjordania (hoy Jordania), bajo el británico.
El reparto de Palestina se realiza en la Asamblea de la Naciones Unidas; resolución 181 del 29 de noviembre de 1947; votación adoptada en la sesión Nº 128, aprobada por 33 votos a favor, 13 votos en contra y 10 abstenciones, entre ellas Chile, El Salvador y Honduras, países con fuertes comunidades de origen palestino. El reparto comprende…
Para el Estado árabe de Palestina: 42.88%. Para el Estado Judío: 56.47%
Jerusalén Internacional: 176 Km2 –0.65%
A pesar de que las Naciones Unidas, pidieron una Jerusalén Internacional; en la Guerra de 1948, Jerusalén es dividida en una parte árabe: Jerusalén Oriental y una parte Judía, Jerusalén Occidental.
En la Guerra de 1967 Israel incorpora la parte antigua árabe de Jerusalén y unifica la ciudad, declarándola su capital. Esto tiene varios pronunciamientos y resoluciones de las Naciones Unidas, tanto de la Asamblea General, Derechos Humanos y Consejo de Seguridad, en contra de cualquier acción que pueda alterar el estatus de Jerusalén.
El problema árabe – israelí no es así milenario, como se pretende afirmar, cambiando así la historia. El conflicto árabe – israelí es reciente y empieza con la creación del Estado de Israel, hace aproximadamente 60 años.
El mundo occidental paga sus culpas con el dolor ajeno. El escenario cambia así dramáticamente. Nadie puede negar que los judíos fueron las víctimas inocentes de una campaña de persecución sistemática y de desinformación, donde de víctimas reales se transformaban en supuestos victimarios, de parte de la Europa Cristiana… quien los transformó incluso, sin serlo, en un pueblo deicida; eso terminó en 1944. El pueblo judío deja de ser perseguido después de miles de años de injusticia. Pero se tiene otra victima semita: el pueblo palestino; y por derivada: la nación árabe, y el Islam…
El Estado de Israel está constituido y es una realidad. Lo que falta (y fue parte de la misma resolución 181 de la Naciones Unidas) es la creación del Estado Árabe de Palestina, donde ambos pueblos vivan en paz con justicia, ya que pueblos que han tenido una historia común, les conviene tener también un destino común.
Si esto llevara a cabo, el caos mundial se ordenaría en gran medida.
Pidamos al Dios único, nos ilumine a todos y nos conceda el perdón y la gracia; y la paz y la concordia universal. Amén.