Ministerio de Hacienda
Martes 31 de Octubre de 2006.-
Aunque la macroeconomía de nuestro país mejora, sus beneficios no llegan a las grandes mayorías, ya que el desequilibrio social ha aumentado. Esto debe ser tomado muy en cuenta por el Supremo Gobierno, porque el deterioro de la distribución del ingreso y el encarecimiento progresivo de los medios de subsistencia del pueblo, motivado por, inflación importada, poca planificación interna y malas negociaciones, pueden contribuir a caldear los ánimos y aumentar el descontento popular, lo que a su vez generaría una mayor inestabilidad política y disfuncionalidad del sistema. Debe recordarse que la política no crea condiciones; simplemente, las cataliza; o se aprovecha de ellas.
Bien por el Gobierno que no ha sucumbido a las presiones de aumentar el IVA, hasta 4 puntos porcentuales, manifestado por algunos Organismos Internacionales y sectores nacionales.
El aumento del IVA produciría una debacle social; difícil de ponderar a priori, peor aún, si esto sigue a los recientes aumentos tarifarios y después del tan mencionado aumento salarial, el cual fue escaso o simplemente simbólico.
…De esa forma al no aprobarse nuevos impuestos, la política Fiscal está basada en el cumplimiento del pago de los impuestos y su supervisión permanente. Sin embargo, la supervisión fiscal de los pequeños y medianos empresarios, no debe dar lugar al acoso fiscal, como a veces se observa. O a la presión exagerada sobre la “competencia no deseada” o sobre los “inconformes manifiestos”…
No sólo se trata de justicia social, sino de eficiencia empresarial. Dado el número siempre deficitario de inspectores fiscales; la utilización exagerada de dichos inspectores para presionar repetidamente a una empresa señalada, realizando “una cacería de brujas” debe verse también como una relación costo-beneficio; ya de que por acosar a una empresa, más allá de la normalidad, se dejan de visitar y revisar muchos potenciales evasores.
Fuera de ello, dada las circunstancias desfavorables de la micro, pequeña y mediana empresa, incluyendo la violencia y la delincuencia y el bajo nivel adquisitivo del pueblo, lo que genera disminución de las ventas y aumento de gastos, una política restrictiva y persecutiva, más allá de los límites normales, de parte de las instancias gubernamentales; no sólo genera pesimismo; sino que puede hacer cerrar definitivamente a las empresas tambaleantes, que no son pocas… Demás está decirlo, que la Empresa privada es un motor de desarrollo nacional y debe ser fomentada, o al menos, no perseguida.
Es cierto que el Gobierno necesita ingresos, pero estos se logran automáticamente con una sana economía y fomentando la actividad económica, no restringiéndola…
Estamos claros que se necesita transparencia, tanto del sector privado, a la hora de pagar, como la del sector gubernamental (en todas sus instancias) a la hora de administrar; pero hay una serie de situaciones; donde parece que la fiscalización obedece a cuotas pre-establecidas, buscando puntos deficientes en la contabilidad de las empresas (una empresa pequeña generalmente no dispone de un “eficiente” sistema contable); y muchas veces, lo que se encuentra es una deficiencia contable que puede ser aclarada, pero que el Fisco no deja y presiona para que se pague, utilizando amenazas; “sombrerazos”, tiempos inadecuados; y persistentemente, hasta hacer pagar por miedo o por cansancio.
Muchos inspectores de Hacienda, ante la plática a conciencia reconocen las planteadas “injusticias” pero alegan orden superior… Otros manifiestan que la política es revisar e insistir para luego retirarse. Para aparecer después realizando el proceso inverso. Insistiendo primero y revisando después, hasta que el contribuyente pague. Una especie de miniserie continuada, utilizando la técnica de la pesca con anzuelo, en lugar de la caza. Darle pita y jalar. Jalar y darle pita. Hasta que caiga el pez y se vuelva, pescado.
…Esto puede producir mayores ingresos a corto plazo, pero se deteriora la eficiencia de los ingresos a mediano plazo…
Con los problemas externos, la crisis económica (que golpea con más fuerza al más débil o aún, al menos fuerte); la delincuencia crecida; la violencia generaliza y el acoso fiscal, muchos empresarios y profesionales, con sus clínicas o despachos u oficinas están pensando en retirarse e incluso emigrar, a buscar soñar en otra parte y el fisco, a pesar de su dureza; en el próximo futuro, recaudaría menos, por que habrán menos ingresos que gravar y menos contribuyentes que declaren.
Además, dado el grado de necesidad de ingresos fiscales, la revisión tiene que centrarse en los grandes evasores, incluyendo las transnacionales, acostumbrados a declarar ganancias insignificantes o incluso pérdidas.
Nadie duda de que la Inversión Extranjera es necesaria, pero debe controlarse. Primero, con una adecuada negociación (que corresponde al Ministerio de Economía) y luego, con una correcta fiscalización, que corresponde al Ministerio de Hacienda.
Al acoso fiscal se suma las deficientes aduanas; las que obstaculizan la importación legal de mercaderías, gravando con multas, pequeños faltantes, muchas veces producto de sustracciones internas en las mismas aduanas, y atrasando los registros con cargas de almacenaje excesivas y controles exagerados. Una aduana exigente y estricta en algunos casos y tolerante, liviana y descontrolada, en otros casos ¿Doble patrón de personalidad o corrupción personalizada?
¡Es fácil diferenciar cuándo hay evasión intencional o cuándo existe un pequeño error sin consecuencia!
Pero a esa misma aduana estricta, se convierte de vez en cuando, en una aduana: o corrupta o confusa o ambas.
Y así, el queso “bueno” se subasta a ínfimo precio; el supuesto queso “malo” se bota y la medicina más cara se incinera (para luego aparecer). Todo sin revisión alguna. Lo incomprensible del caso, es que la Dirección de Aduana sigue con sus mismos funcionarios.
¿Impunidad? ¿Compadrazgo? ¿Influencias políticas? ¿Descuido o participación de gente más importante? Quien sabe.
El acoso Fiscal y la presión sobre los pequeños y medianos empresarios fueron fijadas por el anterior Ministro de Hacienda y necesitan ser retocadas. Esperamos que el nuevo Ministro de Hacienda, Lic. William Handal, un funcionario honesto, tome conciencia de ello y haga los correspondientes ajustes.
Aunque la macroeconomía de nuestro país mejora, sus beneficios no llegan a las grandes mayorías, ya que el desequilibrio social ha aumentado. Esto debe ser tomado muy en cuenta por el Supremo Gobierno, porque el deterioro de la distribución del ingreso y el encarecimiento progresivo de los medios de subsistencia del pueblo, motivado por, inflación importada, poca planificación interna y malas negociaciones, pueden contribuir a caldear los ánimos y aumentar el descontento popular, lo que a su vez generaría una mayor inestabilidad política y disfuncionalidad del sistema. Debe recordarse que la política no crea condiciones; simplemente, las cataliza; o se aprovecha de ellas.
Bien por el Gobierno que no ha sucumbido a las presiones de aumentar el IVA, hasta 4 puntos porcentuales, manifestado por algunos Organismos Internacionales y sectores nacionales.
El aumento del IVA produciría una debacle social; difícil de ponderar a priori, peor aún, si esto sigue a los recientes aumentos tarifarios y después del tan mencionado aumento salarial, el cual fue escaso o simplemente simbólico.
…De esa forma al no aprobarse nuevos impuestos, la política Fiscal está basada en el cumplimiento del pago de los impuestos y su supervisión permanente. Sin embargo, la supervisión fiscal de los pequeños y medianos empresarios, no debe dar lugar al acoso fiscal, como a veces se observa. O a la presión exagerada sobre la “competencia no deseada” o sobre los “inconformes manifiestos”…
No sólo se trata de justicia social, sino de eficiencia empresarial. Dado el número siempre deficitario de inspectores fiscales; la utilización exagerada de dichos inspectores para presionar repetidamente a una empresa señalada, realizando “una cacería de brujas” debe verse también como una relación costo-beneficio; ya de que por acosar a una empresa, más allá de la normalidad, se dejan de visitar y revisar muchos potenciales evasores.
Fuera de ello, dada las circunstancias desfavorables de la micro, pequeña y mediana empresa, incluyendo la violencia y la delincuencia y el bajo nivel adquisitivo del pueblo, lo que genera disminución de las ventas y aumento de gastos, una política restrictiva y persecutiva, más allá de los límites normales, de parte de las instancias gubernamentales; no sólo genera pesimismo; sino que puede hacer cerrar definitivamente a las empresas tambaleantes, que no son pocas… Demás está decirlo, que la Empresa privada es un motor de desarrollo nacional y debe ser fomentada, o al menos, no perseguida.
Es cierto que el Gobierno necesita ingresos, pero estos se logran automáticamente con una sana economía y fomentando la actividad económica, no restringiéndola…
Estamos claros que se necesita transparencia, tanto del sector privado, a la hora de pagar, como la del sector gubernamental (en todas sus instancias) a la hora de administrar; pero hay una serie de situaciones; donde parece que la fiscalización obedece a cuotas pre-establecidas, buscando puntos deficientes en la contabilidad de las empresas (una empresa pequeña generalmente no dispone de un “eficiente” sistema contable); y muchas veces, lo que se encuentra es una deficiencia contable que puede ser aclarada, pero que el Fisco no deja y presiona para que se pague, utilizando amenazas; “sombrerazos”, tiempos inadecuados; y persistentemente, hasta hacer pagar por miedo o por cansancio.
Muchos inspectores de Hacienda, ante la plática a conciencia reconocen las planteadas “injusticias” pero alegan orden superior… Otros manifiestan que la política es revisar e insistir para luego retirarse. Para aparecer después realizando el proceso inverso. Insistiendo primero y revisando después, hasta que el contribuyente pague. Una especie de miniserie continuada, utilizando la técnica de la pesca con anzuelo, en lugar de la caza. Darle pita y jalar. Jalar y darle pita. Hasta que caiga el pez y se vuelva, pescado.
…Esto puede producir mayores ingresos a corto plazo, pero se deteriora la eficiencia de los ingresos a mediano plazo…
Con los problemas externos, la crisis económica (que golpea con más fuerza al más débil o aún, al menos fuerte); la delincuencia crecida; la violencia generaliza y el acoso fiscal, muchos empresarios y profesionales, con sus clínicas o despachos u oficinas están pensando en retirarse e incluso emigrar, a buscar soñar en otra parte y el fisco, a pesar de su dureza; en el próximo futuro, recaudaría menos, por que habrán menos ingresos que gravar y menos contribuyentes que declaren.
Además, dado el grado de necesidad de ingresos fiscales, la revisión tiene que centrarse en los grandes evasores, incluyendo las transnacionales, acostumbrados a declarar ganancias insignificantes o incluso pérdidas.
Nadie duda de que la Inversión Extranjera es necesaria, pero debe controlarse. Primero, con una adecuada negociación (que corresponde al Ministerio de Economía) y luego, con una correcta fiscalización, que corresponde al Ministerio de Hacienda.
Al acoso fiscal se suma las deficientes aduanas; las que obstaculizan la importación legal de mercaderías, gravando con multas, pequeños faltantes, muchas veces producto de sustracciones internas en las mismas aduanas, y atrasando los registros con cargas de almacenaje excesivas y controles exagerados. Una aduana exigente y estricta en algunos casos y tolerante, liviana y descontrolada, en otros casos ¿Doble patrón de personalidad o corrupción personalizada?
¡Es fácil diferenciar cuándo hay evasión intencional o cuándo existe un pequeño error sin consecuencia!
Pero a esa misma aduana estricta, se convierte de vez en cuando, en una aduana: o corrupta o confusa o ambas.
Y así, el queso “bueno” se subasta a ínfimo precio; el supuesto queso “malo” se bota y la medicina más cara se incinera (para luego aparecer). Todo sin revisión alguna. Lo incomprensible del caso, es que la Dirección de Aduana sigue con sus mismos funcionarios.
¿Impunidad? ¿Compadrazgo? ¿Influencias políticas? ¿Descuido o participación de gente más importante? Quien sabe.
El acoso Fiscal y la presión sobre los pequeños y medianos empresarios fueron fijadas por el anterior Ministro de Hacienda y necesitan ser retocadas. Esperamos que el nuevo Ministro de Hacienda, Lic. William Handal, un funcionario honesto, tome conciencia de ello y haga los correspondientes ajustes.