Cruzando el Umbral de la Esperanza. Santidad Juan Pablo II
Lunes 20 de Noviembre de 2006.-
En el libro Cruzando el Umbral de la Esperanza de su Santidad Juan Pablo II. Menciona:
“El Concilio ha llamado a la Iglesia al diálogo también con los seguidores del
-Profeta- MUhammad (los musulmanes) y la Iglesia procede a lo largo de este camino. Leemos en la Nostra aetate: - Si en el transcurso de los siglos no pocas desavenencias y enemistades surgieron entre cristianos y musulmanes, el Sacrosanto Concilio exhorta a todos a olvidar el pasado y a ejercitar sinceramente la mutua comprensión, además de a defender y promover juntos, para todos los hombres, la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad.
“Desde este punto de vista han tenido ciertamente, como ya lo he señalado, un gran papel los encuentros de oración en Asís (especialmente la oración por la paz en Bosnia, en 1993), además de los encuentros con los seguidores del islamismo durante mis numerosos viajes apostólicos por África y Asia, donde a veces, en un determinado país, la mayoría de los ciudadanos, está formada precisamente por musulmanes; pues bien, a pesar de eso, el Papa fue acogido con una grandísima hospitalidad y escuchado con pareja benevolencia”.
La vista de Marruecos por invitación del rey Hasán II puede ser sin duda definida como un acontecimiento histórico. No se trató solamente de una visita de cortesía, sino de un hecho de orden verdaderamente pastoral. Inolvidable fue el encuentro con la juventud musulmana en el estadio de Casablanca (1985). Impresionaba la apertura de los jóvenes a la palabra del papa cuando ilustraba la fe en el Dios único. Ciertamente fue un acontecimiento sin precedentes.
Paradójicamente y contra el tópico que habla de un absoluto antagonismo entre la cristiandad y el Islam, el Papa nunca ha encontrado especiales dificultades en la organización de sus viajes a países del área musulmana.
Fuera de ese apoteósico recibimiento en Marruecos, su Santidad Papa Juan Pablo II visitó muchos países musulmanes árabes y no árabes. En Marzo 2000 visitó el recinto exterior de la gran Mezquita Santa AL-AQSA de Jerusalén.
Finalmente y por primera vez en la historia, el pontífice romano en el 2001 entró en el interior de una Mezquita y rezó en ella, la de Omayad, en Damasco, Siria templo en el que se conservan unas reliquias que, según la tradición, corresponden al cuerpo de Juan El Bautista.
Inicialmente, el programa de la visita, preveía la presencia del Papa en el patio exterior de la Mezquita, lugar donde estaba previsto un encuentro con el Gran Mufti de Damasco. El Islam no prohíbe la entrada de no musulmanes en el interior de las mezquitas. El Islam también admite la posibilidad de que sus fieles recen a Allah desde el interior de una iglesia cristiana.
Fuera de ello el Papa se descalzó desde el patio exterior de la Mezquita de Omayad, lugar donde según la tradición musulmana bajará a la tierra Jesucristo durante su segunda venida física, que no sólo los cristianos, sino también los musulmanes esperamos.
Su Santidad Juan Pablo II siempre se distinguió:
Por hablar bien de los musulmanes y visitar sus tierras.
Por fomentar el diálogo interreligioso integrado no sólo a otras denominaciones cristianas sin también a los otros religiones monoteístas judíos y cristianos.
Por hablar permanentemente de María, la madre de Jesús.
Desde la 1º encíclica Redemptoris Hominis del 4.3.1979, el Papa menciona a la Santísima Virgen; iniciando un patrón que regirá para todos sus encíclicas. En particular invita a la Iglesia (es decir a todos los fieles católicos) a tomar a María, como madre y modelo a seguir en pro de la felicidad del mundo…
El 25.3.1987 publica una encíclica completa dedicada a la Virgen “Redemptoris Mater” (María, madre del redentor) sobre la buenaventura de la Virgen María, en la vida de la Iglesia peregrina.
En 1988 escribe su carta apostólica Mulieris Dignitatem, (la dignidad de la mujer) donde relaciona a la Virgen María con la mujer, especialmente con la mujer – madre.
En Cruzando el Umbral de la Esperanza, dedica el capitulo 32 a Maria. “Totus Tuus”. Todo de María, fue el lema elegido para su pontificado. La reactualización de la teología y de la devoción Mariana – en fiel continuidad, con la ininterrumpida tradición católica, es otro de los caracteres distintivos de la enseñanza y de la acción de Juan Pablo II.
La devoción Mariana de su Santidad Juan Pablo II, fue evidente y sobre todo, su actitud de total abandono en Maria, ese Totus Tuus.
Los 3 puntos anteriores aparecen, al menos hasta ahora, tan distantes en el pontificado de Benedicto XVI.
La declaración desafortunada del Papa sobre una frase despectiva atribuida a un Emperador Bizantino, aunque ya fue aclarada; el acercamiento con otras comunidades cristianas y alejamiento de las otras religiones monoteístas (que creen en un solo Dios) al afirmar que Cristo es el único y verdadero Dios y la casi no mención a la Virgen María, que es básicamente la distinción del catolicismo sobre otras iglesias cristianas, indican que al menos en apariencia la política del Vaticano será distinta. Ojala nos equivoquemos.El mundo necesita urgentemente el diálogo interreligioso y la alianza entre civilizaciones. Debemos puntualizar lo que nos une y evitar lo que nos desune y nos lleva a la indeseada disputa.
En el libro Cruzando el Umbral de la Esperanza de su Santidad Juan Pablo II. Menciona:
“El Concilio ha llamado a la Iglesia al diálogo también con los seguidores del
-Profeta- MUhammad (los musulmanes) y la Iglesia procede a lo largo de este camino. Leemos en la Nostra aetate: - Si en el transcurso de los siglos no pocas desavenencias y enemistades surgieron entre cristianos y musulmanes, el Sacrosanto Concilio exhorta a todos a olvidar el pasado y a ejercitar sinceramente la mutua comprensión, además de a defender y promover juntos, para todos los hombres, la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad.
“Desde este punto de vista han tenido ciertamente, como ya lo he señalado, un gran papel los encuentros de oración en Asís (especialmente la oración por la paz en Bosnia, en 1993), además de los encuentros con los seguidores del islamismo durante mis numerosos viajes apostólicos por África y Asia, donde a veces, en un determinado país, la mayoría de los ciudadanos, está formada precisamente por musulmanes; pues bien, a pesar de eso, el Papa fue acogido con una grandísima hospitalidad y escuchado con pareja benevolencia”.
La vista de Marruecos por invitación del rey Hasán II puede ser sin duda definida como un acontecimiento histórico. No se trató solamente de una visita de cortesía, sino de un hecho de orden verdaderamente pastoral. Inolvidable fue el encuentro con la juventud musulmana en el estadio de Casablanca (1985). Impresionaba la apertura de los jóvenes a la palabra del papa cuando ilustraba la fe en el Dios único. Ciertamente fue un acontecimiento sin precedentes.
Paradójicamente y contra el tópico que habla de un absoluto antagonismo entre la cristiandad y el Islam, el Papa nunca ha encontrado especiales dificultades en la organización de sus viajes a países del área musulmana.
Fuera de ese apoteósico recibimiento en Marruecos, su Santidad Papa Juan Pablo II visitó muchos países musulmanes árabes y no árabes. En Marzo 2000 visitó el recinto exterior de la gran Mezquita Santa AL-AQSA de Jerusalén.
Finalmente y por primera vez en la historia, el pontífice romano en el 2001 entró en el interior de una Mezquita y rezó en ella, la de Omayad, en Damasco, Siria templo en el que se conservan unas reliquias que, según la tradición, corresponden al cuerpo de Juan El Bautista.
Inicialmente, el programa de la visita, preveía la presencia del Papa en el patio exterior de la Mezquita, lugar donde estaba previsto un encuentro con el Gran Mufti de Damasco. El Islam no prohíbe la entrada de no musulmanes en el interior de las mezquitas. El Islam también admite la posibilidad de que sus fieles recen a Allah desde el interior de una iglesia cristiana.
Fuera de ello el Papa se descalzó desde el patio exterior de la Mezquita de Omayad, lugar donde según la tradición musulmana bajará a la tierra Jesucristo durante su segunda venida física, que no sólo los cristianos, sino también los musulmanes esperamos.
Su Santidad Juan Pablo II siempre se distinguió:
Por hablar bien de los musulmanes y visitar sus tierras.
Por fomentar el diálogo interreligioso integrado no sólo a otras denominaciones cristianas sin también a los otros religiones monoteístas judíos y cristianos.
Por hablar permanentemente de María, la madre de Jesús.
Desde la 1º encíclica Redemptoris Hominis del 4.3.1979, el Papa menciona a la Santísima Virgen; iniciando un patrón que regirá para todos sus encíclicas. En particular invita a la Iglesia (es decir a todos los fieles católicos) a tomar a María, como madre y modelo a seguir en pro de la felicidad del mundo…
El 25.3.1987 publica una encíclica completa dedicada a la Virgen “Redemptoris Mater” (María, madre del redentor) sobre la buenaventura de la Virgen María, en la vida de la Iglesia peregrina.
En 1988 escribe su carta apostólica Mulieris Dignitatem, (la dignidad de la mujer) donde relaciona a la Virgen María con la mujer, especialmente con la mujer – madre.
En Cruzando el Umbral de la Esperanza, dedica el capitulo 32 a Maria. “Totus Tuus”. Todo de María, fue el lema elegido para su pontificado. La reactualización de la teología y de la devoción Mariana – en fiel continuidad, con la ininterrumpida tradición católica, es otro de los caracteres distintivos de la enseñanza y de la acción de Juan Pablo II.
La devoción Mariana de su Santidad Juan Pablo II, fue evidente y sobre todo, su actitud de total abandono en Maria, ese Totus Tuus.
Los 3 puntos anteriores aparecen, al menos hasta ahora, tan distantes en el pontificado de Benedicto XVI.
La declaración desafortunada del Papa sobre una frase despectiva atribuida a un Emperador Bizantino, aunque ya fue aclarada; el acercamiento con otras comunidades cristianas y alejamiento de las otras religiones monoteístas (que creen en un solo Dios) al afirmar que Cristo es el único y verdadero Dios y la casi no mención a la Virgen María, que es básicamente la distinción del catolicismo sobre otras iglesias cristianas, indican que al menos en apariencia la política del Vaticano será distinta. Ojala nos equivoquemos.El mundo necesita urgentemente el diálogo interreligioso y la alianza entre civilizaciones. Debemos puntualizar lo que nos une y evitar lo que nos desune y nos lleva a la indeseada disputa.
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