Explotación de Minas. Negociacion del Ministerio de Economía.
Lunes 6 de Noviembre de 2006.-
Fuera de la enorme contaminación que producirán las Minas, en caso de ser explotadas, lo que motivó a que el Consejo de Religiones por la Paz, Capítulo El Salvador, manifestara en forma unánime su rechazo a la explotación minera por anti-ecológica, anti-económica e inhumana; la negociación que el Supremo Gobierno realizó por intermedio del Ministerio de Economía deja mucho que desear.
Fuera de la alta contaminación y daño ecológico, uso de venenos; contaminación del agua; flora y fauna; lagunas enormes con aguas contaminadas; utilización de enormes cantidades de agua, incluyendo aguas subterráneas; daños geológicos, etc, etc, etc, nos hablan de los beneficios económicos. ¿Cuáles?
Desde el punto de vista económico, en una posición de desarrollo a ultranza, tenemos que evaluar la relación costo-beneficio… Los beneficios económicos para nuestro país, como están diseñados, serían prácticamente nulos e incluso, negativos.
…El Gobierno no tiene la capacidad – como ha sido manifestado, de garantizar la protección ambiental – y ésta es una posición de sinceridad política, muy rara de observar en el manejo de la cosa pública. Bien por el Ministro del Medio Ambiente, Hugo Barrera. Pero el Ministerio de Economía debería reconocer, que tampoco tiene la capacidad para determinar cuanto oro y cuanta plata hay o qué otros minerales – más raros y más caros – se encuentran disponibles… ya que sólo dispone de la información que las mismas Empresas mineras le proporcionan, constituyéndose éstas: en juez y parte. Y tampoco el Ministerio de Hacienda tiene la capacidad para determinar los ingresos y egresos reales, de las compañías mineras y por consiguiente, la ganancia neta imponible para tasar impuestos. Considerándose que el impuesto de extracción que antes estaba al 4%, en lugar de subirlo al 10%, se disminuyó al 2% (para el Gobierno salvadoreño, repartido en partes iguales entre el Gobierno Central y el Gobierno Municipal: 1% cada uno), quedándole el 98% restante a las Empresas mineras y eso que el subsuelo constitucionalmente le pertenece al Estado), queda únicamente el 25% de renta imponible sobre las ganancias netas el único impuesto apreciable.
Esto es así teóricamente; ya que depende en la práctica de la declaración de las ganancias finales y de la capacidad de Ministerio de Hacienda de fiscalizarlas... No podemos dejar de manifestar que aún siendo el 25% una cantidad apreciable, ya que representa la cuarta parte de las ganancias, puede resultar prácticamente CERO, ya que el 25% de CERO es CERO, e incluso declarar pérdidas; lo que llevaría a que el Gobierno no recibiría el pago a cuenta retenido previamente. Dado el gasto de exploración exageradamente declarado, alrededor de US$20 millones, los indicios indican que las Empresas mineras, en caso de autorizarse, están preparadas fiscalmente para declarar pérdidas. Fuera de ello, es fácil inflar gastos, disminuir ingresos, vía exportaciones no declaradas o precios diferentes. No es raro que empresas transnacionales en función oligopólica o monopólica declaren pérdidas; no solo eludiendo si no que evadiendo al fisco. Esto es harina de todos los días…
A esto agrava que las instalaciones fabriles permanentes son prácticamente CERO y que siendo productos de exportación, el IVA también sería CERO.
Las ganancias son totalmente exportadas y no se reinvierten en nuestro país. Lo que se invierte es en equipo que quedará obsoleto cuando la mina se agote y en contaminantes. Generalmente al final, las minas agotadas son abandonadas o a lo máximo se les dispensa de un maquillaje aparente. Los metales preciosos salen del país. Se llevan el 98% y sólo queda un teórico 2%, que en la práctica podría ser mucho menos.
La generación de empleo es pequeña. Aproximadamente 70 personas en la etapa de exploración y 250 en la etapa de explotación. Y eso sin disminuir los empleos que pueden perderse en otros menesteres.
…Además no es nada extraño que la explotación minera aplique y se le conceda el 6% de subsidio a las exportaciones, quedando el ingreso neto de nuestro país: 2%-6% un negativo 4%; esto es – 4%...
¡Brillante negociación! Debe recordarse que el concepto de “servidor público” que se le concede a todo funcionario público debe considerarse como servir al pueblo, no servirse de él.
Ante esos costos altos y nulos beneficios, no debería autorizarse la explotación de las minas, pero debería elaborarse un plan alternativo de desarrollo de la zona norte, que con una inversión mínima, se podría fácilmente lograr con tecnología apropiada; ya que el abandono y pobreza extrema de dicha zona debe corregirse.
Fuera de la enorme contaminación que producirán las Minas, en caso de ser explotadas, lo que motivó a que el Consejo de Religiones por la Paz, Capítulo El Salvador, manifestara en forma unánime su rechazo a la explotación minera por anti-ecológica, anti-económica e inhumana; la negociación que el Supremo Gobierno realizó por intermedio del Ministerio de Economía deja mucho que desear.
Fuera de la alta contaminación y daño ecológico, uso de venenos; contaminación del agua; flora y fauna; lagunas enormes con aguas contaminadas; utilización de enormes cantidades de agua, incluyendo aguas subterráneas; daños geológicos, etc, etc, etc, nos hablan de los beneficios económicos. ¿Cuáles?
Desde el punto de vista económico, en una posición de desarrollo a ultranza, tenemos que evaluar la relación costo-beneficio… Los beneficios económicos para nuestro país, como están diseñados, serían prácticamente nulos e incluso, negativos.
…El Gobierno no tiene la capacidad – como ha sido manifestado, de garantizar la protección ambiental – y ésta es una posición de sinceridad política, muy rara de observar en el manejo de la cosa pública. Bien por el Ministro del Medio Ambiente, Hugo Barrera. Pero el Ministerio de Economía debería reconocer, que tampoco tiene la capacidad para determinar cuanto oro y cuanta plata hay o qué otros minerales – más raros y más caros – se encuentran disponibles… ya que sólo dispone de la información que las mismas Empresas mineras le proporcionan, constituyéndose éstas: en juez y parte. Y tampoco el Ministerio de Hacienda tiene la capacidad para determinar los ingresos y egresos reales, de las compañías mineras y por consiguiente, la ganancia neta imponible para tasar impuestos. Considerándose que el impuesto de extracción que antes estaba al 4%, en lugar de subirlo al 10%, se disminuyó al 2% (para el Gobierno salvadoreño, repartido en partes iguales entre el Gobierno Central y el Gobierno Municipal: 1% cada uno), quedándole el 98% restante a las Empresas mineras y eso que el subsuelo constitucionalmente le pertenece al Estado), queda únicamente el 25% de renta imponible sobre las ganancias netas el único impuesto apreciable.
Esto es así teóricamente; ya que depende en la práctica de la declaración de las ganancias finales y de la capacidad de Ministerio de Hacienda de fiscalizarlas... No podemos dejar de manifestar que aún siendo el 25% una cantidad apreciable, ya que representa la cuarta parte de las ganancias, puede resultar prácticamente CERO, ya que el 25% de CERO es CERO, e incluso declarar pérdidas; lo que llevaría a que el Gobierno no recibiría el pago a cuenta retenido previamente. Dado el gasto de exploración exageradamente declarado, alrededor de US$20 millones, los indicios indican que las Empresas mineras, en caso de autorizarse, están preparadas fiscalmente para declarar pérdidas. Fuera de ello, es fácil inflar gastos, disminuir ingresos, vía exportaciones no declaradas o precios diferentes. No es raro que empresas transnacionales en función oligopólica o monopólica declaren pérdidas; no solo eludiendo si no que evadiendo al fisco. Esto es harina de todos los días…
A esto agrava que las instalaciones fabriles permanentes son prácticamente CERO y que siendo productos de exportación, el IVA también sería CERO.
Las ganancias son totalmente exportadas y no se reinvierten en nuestro país. Lo que se invierte es en equipo que quedará obsoleto cuando la mina se agote y en contaminantes. Generalmente al final, las minas agotadas son abandonadas o a lo máximo se les dispensa de un maquillaje aparente. Los metales preciosos salen del país. Se llevan el 98% y sólo queda un teórico 2%, que en la práctica podría ser mucho menos.
La generación de empleo es pequeña. Aproximadamente 70 personas en la etapa de exploración y 250 en la etapa de explotación. Y eso sin disminuir los empleos que pueden perderse en otros menesteres.
…Además no es nada extraño que la explotación minera aplique y se le conceda el 6% de subsidio a las exportaciones, quedando el ingreso neto de nuestro país: 2%-6% un negativo 4%; esto es – 4%...
¡Brillante negociación! Debe recordarse que el concepto de “servidor público” que se le concede a todo funcionario público debe considerarse como servir al pueblo, no servirse de él.
Ante esos costos altos y nulos beneficios, no debería autorizarse la explotación de las minas, pero debería elaborarse un plan alternativo de desarrollo de la zona norte, que con una inversión mínima, se podría fácilmente lograr con tecnología apropiada; ya que el abandono y pobreza extrema de dicha zona debe corregirse.