Jueves, 11 de enero de 2007
Eduación, cultura y profesión.
Estamos siempre inmersos en todo aquello que conlleve el Interés material y económico de los proyectos y pocas veces atendemos los valores intangibles o espirituales de la sociedad, sin ver que estos son tan importantes como los otros e incluso más importantes.
Hoy hablaremos de 2 temas intangibles, descuidados permanentemente de nuestro país:
1. Educación y cultura nacional
2. Ley del ejercicio profesional
Sobre la educación nacional, la situación negativa es evidente Debe considerarse sin embargo que la crisis en el Sistema Educativo Nacional incide en todos los niveles; desde el inicio en el hogar si éste se le puede llamar así en la mayoría de los casos; con las deficiencias alimenticias y proteínicas que impiden el normal desarrollo del cerebro del niño e inciden a nivel genético a través de varias generaciones; la inexistencia del padre, ya sea porque el progenitor no existe o éste sea irresponsable; la insalubridad; los malos ejemplos; los síndromes del niño: golpeado, torturado, explotado, marginado o abandonado; etc. Las deficiencias educativas en nuestro país, (a pesar de que debemos reconocer algunos progresos recientes); las deficiencias y las deserciones escolares; la carencia de insumos, la pérdida de valores, los libros extranjeros y caros, los precios excesivos de los útiles escolares, la escasez de plazas para maestros y sus bajos salarios, los bajos presupuestos; el bajo y deteriorado nivel adquisitivo, etc. Son los síntomas de una educación con problemas en todos sus niveles: pre-escolar, parvularia, primaria, secundaria, y por consiguiente superior.
Cada nivel le traslada la culpa al otro, sin ver que todos son solidariamente culpables. Fuera de ello, a la par del bajo nivel educativo de la mayoría de la población, nos estamos convirtiendo en un pueblo sin cultura y esto no sólo se da en los estratos con educación deficiente, sino que en todos los niveles, incluyendo, porque no decirlo, en los de educación superior.
Los valores materiales e inmateriales que nuestra sociedad dispone para relacionarse con el medio, se han deteriorado a tal grado, que prácticamente carecemos de cultura.
Nuestros valores tradicionales se han perdido, hasta el punto que nuestra identidad se encuentra en crisis. Hay irrespeto a los valores y la dignidad humana, al derecho a la vida, a la propiedad, a la seguridad, a la tranquilidad, a la urbanidad, a la decencia, a la moralidad... Violaciones, asesinatos, robos, hurtos, extorsiones, amenazas, abandonos, etc.
Son tan comunes que nadie se escandaliza de ver continuamente a mujeres violadas, a niños vejados y a seres descuartizados. En los círculos donde hay educación; la cultura es generalmente importada; hemos recibido y aceptado una intromisión cultural tan exagerada, que podemos llamarla un “imperialismo ideológico”, mucho más fuerte que cualquier dependencia económica y que nos tiene amarrados con más fuerza que enormes cadenas de acero.
Analizando lo anterior, podemos decir que en nuestro país hay también una crisis cultural.
Una reforma cultural en el sentido de valorar lo nuestro también se hace indispensable.
En cuanto a la Ley del Ejercicio Profesional que ha sido permanentemente solicitada y también permanentemente negada, excepto con la aprobación de la Ley general de Colegiación Profesional obligatoria en marzo de 1982, la cual fue declarada inconstitucional por incorporar la palabra obligatoria.
Esto puede obviarse – siempre que haya una disposición política para ello -.
Sin entrar en la obligatoriedad de un colegio, se puede legislar considerando la licencia para ejercer una profesión, como un prerrequisito, al igual que la obtención de un título válido y no como una obligatoriedad.
Ahora, con la firma de los TLC no sólo se liberará progresivamente el flujo de mercancías o servicios sino también de profesionales, quienes estarán libres para ejercer en el otro país firmante, con sólo cumplir con los requisitos legales del mismo. Cuando los salvadoreños queramos ejercer en la contraparte, nos caerán todas las medidas y controles existentes. Aquí, sin ley y sin regulación vendrán a ejercer con libertad absoluta y ya están empezando a hacerlo, a través de “técnicos extranjeros”.
Fuera de ello, consideramos además, absolutamente indispensable, una regulación positiva del ejercicio profesional en nuestro país, para beneficio de la ciudadanía y protección del consumidor, asegurando que el trabajo de los profesionales sea útil a la sociedad, eficiente, justo y ético; regulando los campos y áreas de acción; el ejercicio de las actividades técnicas, las artes y los ejercicios auxiliares, fomentando la superación profesional, moral, cultural, y académica de los profesionales; combatiendo el empirismo y la utilización de títulos falsos; velando porque las Universidades gradúen profesionales útiles a la sociedad y con formación adecuada; resolviendo consultas y litigios; cooperando con Instituciones Estatales, promoviendo investigaciones; buscando soluciones a nuestra problemática; promoviendo el uso de tecnologías apropiadas y soluciones nacionales a los problemas de nuestro país; fomentando la educación superior y colaborando en la formación de una cultura nacional, en el sentido de conocer y valorar lo nuestro; elaborando códigos de ética y moral profesional, integrando además tribunales de honor para su vigilancia y cumplimiento etc.
Consideramos que esta regulación del ejercicio profesional es complementaria a la Ley de Educación superior, con el objetivo de conseguir no sólo que el profesional salga graduado, en forma eficiente y útil a la sociedad; sino que también actúe en consecuencia y permanentemente.
Hoy hablaremos de 2 temas intangibles, descuidados permanentemente de nuestro país:
1. Educación y cultura nacional
2. Ley del ejercicio profesional
Sobre la educación nacional, la situación negativa es evidente Debe considerarse sin embargo que la crisis en el Sistema Educativo Nacional incide en todos los niveles; desde el inicio en el hogar si éste se le puede llamar así en la mayoría de los casos; con las deficiencias alimenticias y proteínicas que impiden el normal desarrollo del cerebro del niño e inciden a nivel genético a través de varias generaciones; la inexistencia del padre, ya sea porque el progenitor no existe o éste sea irresponsable; la insalubridad; los malos ejemplos; los síndromes del niño: golpeado, torturado, explotado, marginado o abandonado; etc. Las deficiencias educativas en nuestro país, (a pesar de que debemos reconocer algunos progresos recientes); las deficiencias y las deserciones escolares; la carencia de insumos, la pérdida de valores, los libros extranjeros y caros, los precios excesivos de los útiles escolares, la escasez de plazas para maestros y sus bajos salarios, los bajos presupuestos; el bajo y deteriorado nivel adquisitivo, etc. Son los síntomas de una educación con problemas en todos sus niveles: pre-escolar, parvularia, primaria, secundaria, y por consiguiente superior.
Cada nivel le traslada la culpa al otro, sin ver que todos son solidariamente culpables. Fuera de ello, a la par del bajo nivel educativo de la mayoría de la población, nos estamos convirtiendo en un pueblo sin cultura y esto no sólo se da en los estratos con educación deficiente, sino que en todos los niveles, incluyendo, porque no decirlo, en los de educación superior.
Los valores materiales e inmateriales que nuestra sociedad dispone para relacionarse con el medio, se han deteriorado a tal grado, que prácticamente carecemos de cultura.
Nuestros valores tradicionales se han perdido, hasta el punto que nuestra identidad se encuentra en crisis. Hay irrespeto a los valores y la dignidad humana, al derecho a la vida, a la propiedad, a la seguridad, a la tranquilidad, a la urbanidad, a la decencia, a la moralidad... Violaciones, asesinatos, robos, hurtos, extorsiones, amenazas, abandonos, etc.
Son tan comunes que nadie se escandaliza de ver continuamente a mujeres violadas, a niños vejados y a seres descuartizados. En los círculos donde hay educación; la cultura es generalmente importada; hemos recibido y aceptado una intromisión cultural tan exagerada, que podemos llamarla un “imperialismo ideológico”, mucho más fuerte que cualquier dependencia económica y que nos tiene amarrados con más fuerza que enormes cadenas de acero.
Analizando lo anterior, podemos decir que en nuestro país hay también una crisis cultural.
Una reforma cultural en el sentido de valorar lo nuestro también se hace indispensable.
En cuanto a la Ley del Ejercicio Profesional que ha sido permanentemente solicitada y también permanentemente negada, excepto con la aprobación de la Ley general de Colegiación Profesional obligatoria en marzo de 1982, la cual fue declarada inconstitucional por incorporar la palabra obligatoria.
Esto puede obviarse – siempre que haya una disposición política para ello -.
Sin entrar en la obligatoriedad de un colegio, se puede legislar considerando la licencia para ejercer una profesión, como un prerrequisito, al igual que la obtención de un título válido y no como una obligatoriedad.
Ahora, con la firma de los TLC no sólo se liberará progresivamente el flujo de mercancías o servicios sino también de profesionales, quienes estarán libres para ejercer en el otro país firmante, con sólo cumplir con los requisitos legales del mismo. Cuando los salvadoreños queramos ejercer en la contraparte, nos caerán todas las medidas y controles existentes. Aquí, sin ley y sin regulación vendrán a ejercer con libertad absoluta y ya están empezando a hacerlo, a través de “técnicos extranjeros”.
Fuera de ello, consideramos además, absolutamente indispensable, una regulación positiva del ejercicio profesional en nuestro país, para beneficio de la ciudadanía y protección del consumidor, asegurando que el trabajo de los profesionales sea útil a la sociedad, eficiente, justo y ético; regulando los campos y áreas de acción; el ejercicio de las actividades técnicas, las artes y los ejercicios auxiliares, fomentando la superación profesional, moral, cultural, y académica de los profesionales; combatiendo el empirismo y la utilización de títulos falsos; velando porque las Universidades gradúen profesionales útiles a la sociedad y con formación adecuada; resolviendo consultas y litigios; cooperando con Instituciones Estatales, promoviendo investigaciones; buscando soluciones a nuestra problemática; promoviendo el uso de tecnologías apropiadas y soluciones nacionales a los problemas de nuestro país; fomentando la educación superior y colaborando en la formación de una cultura nacional, en el sentido de conocer y valorar lo nuestro; elaborando códigos de ética y moral profesional, integrando además tribunales de honor para su vigilancia y cumplimiento etc.
Consideramos que esta regulación del ejercicio profesional es complementaria a la Ley de Educación superior, con el objetivo de conseguir no sólo que el profesional salga graduado, en forma eficiente y útil a la sociedad; sino que también actúe en consecuencia y permanentemente.