Palestina – Su Historia II
Viernes, 14 de diciembre de 2007.
Jesús nace en Belén, Palestina. Su madre, la Virgen María, nació también en Palestina, en Jerusalem.
Todos los apóstoles de Jesús eran galileos, con excepción de Judas Iscariote, e incluso uno, era llamado el Cananeo (Simón Cananeo a diferencia de Simón Pedro). (Mateo 10,3). Los samaritanos se diferenciaban tanto de los judíos; y los idumeos, incluso se sentían descendientes de Edom (Números. Capítulo XX versículo 14), apartándose aún más.
En el año 70 después de Cristo, Judea fue invadida por los romanos y destruida Jerusalén, prohibiéndole la entrada por 61 años. Posteriormente se permitió la entrada de nuevo, a pobladores. Muchos judíos salieron definitivamente de Palestina, dando origen a la diáspora judía, hacia todo el mundo conocido. Otros se quedaron en Palestina.
El emperador romano Constantino, convertido al cristianismo, se autonombró el Gran Maestre de Palestina en el año 324 y prohibió la entrada de judíos a Jerusalén, expulsando a los que ahí se encontraban.
En el año 636, fecha de la victoria de los ejércitos árabes frente a Bizancio, en la batalla de Yarmuk, Palestina, deja de formar parte del Imperio Bizantino, para quedar incorporado al Califato árabe islámico.
Con la invasión árabe, todos los habitantes de Palestina, que eran un amasijo de razas; tenían una identidad de origen: eran todos pueblos semitas con un idioma arameo parecido al árabe, con costumbres similares, todos originarios de la Península Arabiga, desde donde habían emigrado originalmente. No se trataba de una conquista, sino una vuelta a su identidad de origen: El Arabismo.
Se obtuvo así una simbiosis cultural, económica y social de los palestinos: Musulmanes. Judíos y cristianos, que vivieron en una real hermandad y tolerancia religiosa, bajo el dominio árabe, permitiéndose de nuevo entrar a Jerusalén en igualdad de condiciones con las otras religiones. Las conversiones voluntarias al Islam fueron masivas, especialmente entre los galileos, samaritanas e idumeos, Se lograba la cristalización de un proceso de siglos. Palestina racialmente era árabe, religiosamente estaba compartida en tres religiones hermanas: musulmanas (83%), cristianos (9%), judíos (8%), integrantes entre sí.
A pesar de su integración, Palestina es invadida nuevamente:
Fatimíes de Egipto (siglo X) y turcos seijúcidas (desde finales del siglo XI) a los que hay que agregar la de lo cruzados, quienes permanecieron en la región durante dos siglos. (Toma de Antioquía en 1098, Toma de Jerusalén en 1099 reconquistada por el Sultán Kurdo Musulmán Saladino (Salaj-Aldin) en 1187, quien permitió salir a los descendientes de los invasores, sin represalia alguna, entregándoles un salvoconducto y un ducado de oro a cada uno. Menos de la mitad partió y otros se integraron en Las comunidades locales y se mezclaron. El último reducto franco, San Juan de Acre, fue perdido en
1291.
Mucho antes que los cruzados abandonaran la región, los sultanes Ayubíes, sucesores de los fatimíes de Egipto, se habían implantado en el territorio no ocupado por los francos, con el fin de expulsar a éstos, lo que consiguieron en gran parte, sobre todo en el reinado de Saladino; los mamelucos, sucesores de los ayubíes, terminaron de expulsar a los francos.
En el siglo XIII, la región sufrió le invasión de los mongoles, dirigidos por Hulagu y en 1400, los tártaros, dirigidos por Tamerlán, de nuevo la asolaron, aunque con mayor fuerza en la vecina Siria. La presencia mameluca en la región duraría hasta 1516, fecha en que el Sultán Selim 1 la conquistó incorporándola a los territorios del Imperio otomano.
La intervención de Bonaparte en Egipto y la posterior invasión de Siria en 1799 marcan el inicio de la intervención europea reciente.
Bonaparte terminó por retirarse tras su asedio fracasado de San Juan de Acre, pero tres décadas más tarde, en 1831, Mehmet Alí, de Egipto, protegido de Francia, aprovechando que Turquía había salido debilitada de su guerra con Rusia, trató de ocuparla.
Rusia, Austria, Prusia e Inglaterra veían con inquietud la posibilidad de que Francia, por intermedio de Mehmet AIí, ampliase su zona de influencia en todo el Levante árabe, incluyendo Palestina. En 1840 la región volvió al poder Otomano.
Tras la Primera Guerra Mundial (1918) y el desmembramiento del Imperio Otomano; Siria y Líbano quedaron bajo el mandato francés; y Palestina y Transjordania (hoy Jordania), bajo el británico.
El 29 de Noviembre de 1947 en la resolución N° 181 de las Naciones Unidas se decreta la partición de Palestina: en un Estado Judío; un Estado Árabe y una Jerusalem internacional; iniciándose así un conflicto, que no es milenario como se pretende hacer creer, sino que tiene sólo 60 años.
Las relaciones entre los dos pueblos hermanos fueron envenenadas en Tierra Santa en el siglo XX, y únicamente por las potencias europeas, que dispusieron de un país que no les pertenecía; pagando sus culpas con el dolor ajeno.
No obstante lo anterior, Israel es una realidad y el presente debe conceptuarse en que a la par de Israel se constituya un Estado palestino independiente, y que reine en toda la Región (y el Mundo) paz, concordia, amor y justicia.
Ya lo dijimos una vez y lo repetimos ahora: Pueblos que han tenido una historia común, les conviene y corresponde tener un destino común