Conquista de América.
Lunes 10 de diciembre de 2007.
Las campañas de desinformación que se ven en el presente, tanto nacionales como internacionales, no es cosa reciente, sino que ha sido la tónica y sistema, utilizados desde tiempos inmemoriales. De esa forma también se ha cambiado la historia.
La aceptación de todo ello proviene de la tendencia de la mayoría de la Humanidad, a creer todo lo que se lee; a no razonar; a aceptar las cosas, sin analizarlas; a repetir y a copiar… no hay duda que la humanidad no carece de conocimiento, pero adolece de originalidad…
Aceptamos con naturalidad todo, aún siendo totalmente ilógico, simplemente porque no iniciamos ni siquiera un silogismo. Con el más pequeño análisis y profundidad mínima de las cosas, nos daríamos cuenta que muchos paradigmas (verdades ejemplares) se convertirían en simples paradojas (ideas extrañas a lo que se considera verdadero o a la opinión general),
Sin embargo, esa incompatibilidad aparente de toda paradoja, adquiriría su lógica total, al profundizarla adecuadamente, aclarando conceptos.
¡Y este es el objeto de este programa!
Tocar todos los ítems con amplitud, pero también con profundidad, dentro de la limitación del tiempo del programa; usando la lógica y el análisis y desechando la mentira y sobre todo, las medias verdades. Cuando la verdad no es evidente, indicamos claramente que se trata de nuestra propia perspectiva.
Sin embargo, hay aseveraciones históricas y hechos recientes, que se aceptan sin discusión y que se derrumban con el más mínimo análisis, o la presentación de las pruebas históricas. Nosotros somos incisivos en ellos.
…No aceptamos esa aparente “verdad” producida por una mentira permanentemente mantenida. Ni esas nuevas mentiras, deseosas de formar parte de la historia, en el próximo futuro; o esas medias verdades, periódicamente repetitivas…
En algunos medios locales se critica periódicamente a los musulmanes y a los pueblos originarios de América.
Los mismos señalamientos permanentemente repetidos y sacados de contexto, y que nosotros ya hemos aclarado en sendas ocasiones.
No se menciona sin embargo la crueldad de las conquistas europeas, aunque existe una amplia literatura a ese respecto, atizada por el enfrentamiento entre sí, de las potencias colonialistas europeas.
A España se la ha señalado como “la más cruel entre todos los conquistadores y sobre ella se ha tejido la “Leyenda negra”, que la desacredita en grado sumo y que ha sido alimentada, principalmente, por escritores de Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda, sus eternos rivales. España no niega las acusaciones, sino que contraataca aduciendo que sus acusadores fueron todavía más crueles y más sanguinarios que ellos; lo que nos lleva a la conclusión de que todos fueron solidariamente culpables.
Nosotros consideramos que toda la conquista de América fue salvaje y sanguinaria; y que España, fuera de esa crueldad manifiesta; fue talvez la menos cruel, todavía, de todas esas conquistas.
La crueldad de la conquista española disminuyó en gran parte por la participación activa, aunque un poco tardía, de la Iglesia Católica, con la llegada del clero regular: franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas y más tarde, de otras congregaciones menores. Esto dio inicio al surgimiento de escuelas, monasterios, parroquias, pueblos y misiones e incluso de defensores de los indios, entre ellos Fray Bartolomé de las Casas. Como él mismo lo dijo:
“Sin embargo desde un principio, se impidió que fuese predicado el cristianismo a los indios, porque les parecía que era impedimento para adquirir el oro y las riquezas que les prometían sus codicias”.
En un principio, se afirmó que los indios carecían de alma y que no eran seres racionales; esto les permitió tratarlos como animales, esto es, peor que esclavos y esto fue aceptado y sostenido hasta 1,537 (esto es 31 años después de la muerte de Colón y 33 años después de haber visitado por última vez el nuevo mundo.
La capacidad racional de los indígenas (y por tanto, disponer de un alma humana) y tener por consiguiente derecho para recibir sacramentos, tener libertad e instrucción, fueron reconocidos hasta por la Bula Sublimis Deus, expedida en 1,537 por el Papa Paulo III.
Después de esa fecha, la conquista fue despiadada pero no tan cruel, haciendo hincapié únicamente en la supuesta “inferioridad cultural” para justificar el argumento de que los europeos venían a civilizar o evangelizar, de modo de que si los naturales ofrecían resistencia, era lícito que sufrieran “la guerra justa”; basados en el concepto aristotélico de que algunos estaban destinados a ser esclavizados y otros, a dominar.
Podemos establecer así, 3 etapas de la conquista española:
1- Desde el descubrimiento (1492) hasta la Bula Papal, que reconoce que los indios son seres humanos (1,537)
2- Desde la promulgación de la Bula de Paulo III (1,537) hasta 1,552, con la aprobación y no cumplimiento de la Ley de Indias en 1,542 y la denuncia de Fray Bartolomé de las Casas, Fraile dominico y después obispo, en su obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias en 1,552.
3- Después de 1,552, ya en el reinado de Felipe II, con la conquista española finalizada.
Evidentemente, el primer período fue el más cruel y más generalizado. Por otro lado, la injusticia contra los pueblos originarios de América fue colosal; no sólo en la conquista sangrienta; sino también en la destrucción parcial de su cultura, la cual era muchísimo más grande de lo que suponían los conquistadores. Redescubrir esas culturas precolombinas, restaurarlas y divulgarlas; y darle el sitial de honor que se merecen, es una tarea ineludible.
Las campañas de desinformación que se ven en el presente, tanto nacionales como internacionales, no es cosa reciente, sino que ha sido la tónica y sistema, utilizados desde tiempos inmemoriales. De esa forma también se ha cambiado la historia.
La aceptación de todo ello proviene de la tendencia de la mayoría de la Humanidad, a creer todo lo que se lee; a no razonar; a aceptar las cosas, sin analizarlas; a repetir y a copiar… no hay duda que la humanidad no carece de conocimiento, pero adolece de originalidad…
Aceptamos con naturalidad todo, aún siendo totalmente ilógico, simplemente porque no iniciamos ni siquiera un silogismo. Con el más pequeño análisis y profundidad mínima de las cosas, nos daríamos cuenta que muchos paradigmas (verdades ejemplares) se convertirían en simples paradojas (ideas extrañas a lo que se considera verdadero o a la opinión general),
Sin embargo, esa incompatibilidad aparente de toda paradoja, adquiriría su lógica total, al profundizarla adecuadamente, aclarando conceptos.
¡Y este es el objeto de este programa!
Tocar todos los ítems con amplitud, pero también con profundidad, dentro de la limitación del tiempo del programa; usando la lógica y el análisis y desechando la mentira y sobre todo, las medias verdades. Cuando la verdad no es evidente, indicamos claramente que se trata de nuestra propia perspectiva.
Sin embargo, hay aseveraciones históricas y hechos recientes, que se aceptan sin discusión y que se derrumban con el más mínimo análisis, o la presentación de las pruebas históricas. Nosotros somos incisivos en ellos.
…No aceptamos esa aparente “verdad” producida por una mentira permanentemente mantenida. Ni esas nuevas mentiras, deseosas de formar parte de la historia, en el próximo futuro; o esas medias verdades, periódicamente repetitivas…
En algunos medios locales se critica periódicamente a los musulmanes y a los pueblos originarios de América.
Los mismos señalamientos permanentemente repetidos y sacados de contexto, y que nosotros ya hemos aclarado en sendas ocasiones.
No se menciona sin embargo la crueldad de las conquistas europeas, aunque existe una amplia literatura a ese respecto, atizada por el enfrentamiento entre sí, de las potencias colonialistas europeas.
A España se la ha señalado como “la más cruel entre todos los conquistadores y sobre ella se ha tejido la “Leyenda negra”, que la desacredita en grado sumo y que ha sido alimentada, principalmente, por escritores de Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda, sus eternos rivales. España no niega las acusaciones, sino que contraataca aduciendo que sus acusadores fueron todavía más crueles y más sanguinarios que ellos; lo que nos lleva a la conclusión de que todos fueron solidariamente culpables.
Nosotros consideramos que toda la conquista de América fue salvaje y sanguinaria; y que España, fuera de esa crueldad manifiesta; fue talvez la menos cruel, todavía, de todas esas conquistas.
La crueldad de la conquista española disminuyó en gran parte por la participación activa, aunque un poco tardía, de la Iglesia Católica, con la llegada del clero regular: franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas y más tarde, de otras congregaciones menores. Esto dio inicio al surgimiento de escuelas, monasterios, parroquias, pueblos y misiones e incluso de defensores de los indios, entre ellos Fray Bartolomé de las Casas. Como él mismo lo dijo:
“Sin embargo desde un principio, se impidió que fuese predicado el cristianismo a los indios, porque les parecía que era impedimento para adquirir el oro y las riquezas que les prometían sus codicias”.
En un principio, se afirmó que los indios carecían de alma y que no eran seres racionales; esto les permitió tratarlos como animales, esto es, peor que esclavos y esto fue aceptado y sostenido hasta 1,537 (esto es 31 años después de la muerte de Colón y 33 años después de haber visitado por última vez el nuevo mundo.
La capacidad racional de los indígenas (y por tanto, disponer de un alma humana) y tener por consiguiente derecho para recibir sacramentos, tener libertad e instrucción, fueron reconocidos hasta por la Bula Sublimis Deus, expedida en 1,537 por el Papa Paulo III.
Después de esa fecha, la conquista fue despiadada pero no tan cruel, haciendo hincapié únicamente en la supuesta “inferioridad cultural” para justificar el argumento de que los europeos venían a civilizar o evangelizar, de modo de que si los naturales ofrecían resistencia, era lícito que sufrieran “la guerra justa”; basados en el concepto aristotélico de que algunos estaban destinados a ser esclavizados y otros, a dominar.
Podemos establecer así, 3 etapas de la conquista española:
1- Desde el descubrimiento (1492) hasta la Bula Papal, que reconoce que los indios son seres humanos (1,537)
2- Desde la promulgación de la Bula de Paulo III (1,537) hasta 1,552, con la aprobación y no cumplimiento de la Ley de Indias en 1,542 y la denuncia de Fray Bartolomé de las Casas, Fraile dominico y después obispo, en su obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias en 1,552.
3- Después de 1,552, ya en el reinado de Felipe II, con la conquista española finalizada.
Evidentemente, el primer período fue el más cruel y más generalizado. Por otro lado, la injusticia contra los pueblos originarios de América fue colosal; no sólo en la conquista sangrienta; sino también en la destrucción parcial de su cultura, la cual era muchísimo más grande de lo que suponían los conquistadores. Redescubrir esas culturas precolombinas, restaurarlas y divulgarlas; y darle el sitial de honor que se merecen, es una tarea ineludible.