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Nuevo impuesto a la gasolina y diesel I.

MARTES, 4 DE DICIEMBRE DE 2007.

El petróleo y sus derivados, entre ellos la gasolina y el diesel, encarecen progresivamente, con pequeños altibajos, pero con una mantenida tendencia al alza. Como lo dije en muchas ocasiones anteriores, incluso en la época de precios relativamente bajos del petróleo, y hoy lo repito: “la época de petróleo barato, se acabó” y tenemos que estar preparados para lidiar con ello.
Generalmente somos inmediatistas y empezamos a buscar soluciones, hasta cuando el problema lo tenemos encima.
Es cierto que han habido algunas posiciones previas a la crisis, de algunos funcionarios, pero sin ninguna consistencia; y formando parte de alguno de los 2 grandes grupos existentes: los pesimistas y los optimistas. Los primeros, manifestando que nada se puede hacer, ya que los precios internacionales los fija la OPEP y los segundos, que la solución está en los combustibles alternativos: Alcohol y biodiesel, hasta llegar hasta afirmar que sembrando tempate en las 640,000 manzanas de tierra ociosa, tendríamos la solución a nuestro problema de combustibles.
…Ambas posiciones están totalmente equivocadas…
En primer lugar, la OPEP no fija los precios. Esto lo hace un engranaje multinacional complejo y mucho más poderoso. Muchos países no pertenecen a la OPEP y producen enormes cantidades de petróleo: México, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Noruega, Inglaterra, etc., la OPEP es sólo una parte de ese engranaje y ni siquiera tiene la habilidad de fijar los crudos de referencia que se usan: el Brent del Mar del Norte en Europa o el West Texas Intermediate de los Estados Unidos; que son incluso más caros. Además, el engranaje no es sólo productor, sino que en él, también se incluyen los países desarrollados de alto consumo y las transnacionales del petróleo. Muchas veces los precios son presionados a alzas espectaculares, cuando se desea aumentar sustancialmente los precios, debido a que las fuentes de petróleo de más fácil extracción, empiezan a agotarse y se necesita explotar petróleo más profundo, o de más difícil extracción y por consiguiente, más caro. La subida del crudo permite explotar estas nuevas fuentes de costo mayor. El problema es así más complicado de lo que muchos suponen… El Salvador como país que se debate entre el 4° y 5° mundo, no puede participar en estas decisiones de alta política – económica, aunque a veces pretendemos estar al lado de los grandes, aparentando tomar decisiones de hegemonía; sin darnos cuenta, que nuestro destino no es la supremacía, sino tan sólo la supervivencia... Pero si bien no decidimos el precio del petróleo, no podemos tener una actitud derrotista.
Mucho podemos hacer y sin embargo, no hacemos nada… Eso lo explicaré luego.
…Por otro lado y ya lo hemos dicho en reiteradas ocasiones: los combustibles alternativos son tan sólo microsoluciones – o a lo sumo – si se elabora un plan global tentativo, poniendo en juego nuestra seguridad alimentaria nacional (o de hambre mundial, si el proyecto de Estados Unidos se lleva a cabo), de una pequeña solución que abarcaría entre de un 10% a un 20% de la demanda actual, lo cual se reduciría paulatinamente, debido al incremento permanente de combustibles, año con año.
Además, y volvemos a insistir en ello.
…No disminuiríamos contaminación alguna y no abarataríamos los precios…
De esa forma, debemos racionalizar y optimizar la compra, transformación y consumo del petróleo y sus derivados; comprendiendo que su uso, al menos en los próximos diez años, es insustituible.
Luego de 2 actuaciones aplaudibles de la Defensoría del Consumidor y de la Superintendencia de Competencia; de controlar el comportamiento de las petroleras, debido a la distorsión en la aplicación local de las alzas y bajas internacionales; que hasta fue aceptado por el Supremo Gobierno de que las alzas subían por el ascensor y las bajas bajaban por la escalera, ya que las alzas se reflejaban inmediatamente y de mayor magnitud; y las bajas, lentamente y en menor cuantía; y que había abuso de posición dominante, debido entre otras cosas, a arbitrariedades en el precio de costo fijado para las diferentes expendedores de gasolina y diesel al detalle; las actuaciones de dichas funcionarias constituían un buen inicio; pero el proceso no sólo ha quedado obstaculizado, sino que se desvió totalmente; al decretar el supremo Gobierno un aumento a los combustibles vía un nuevo impuesto de $0.10 por galón a las gasolinas y diesel, con un mensaje tácito incorporando: los precios de los combustibles todavía aguantan un mayor precio; desviando al mismo tiempo a la opinión pública, a concentrar su actividad únicamente en discutir el nuevo impuesto. ¿Quién se acuerda ahora de controlar a las petroleras? ¿Quién habla de su señalado abuso de posición dominante? ¿Quién habla de que las bajas internacionales no se trasladan localmente, aunque las alzas sí? ¿Quién está pendiente de la nueva baja del petróleo de casi $10 por baril en la semana comprendida entre el 26 de noviembre y el 2 de diciembre? etc., etc., etc.
Sólo por lo anterior ésta ha sido una medida de ingenuidad política, pero más aún, de torpeza económica. Si me piden un consejo, los funcionarios que sugirieron este impuesto, merecen ser removidos.
No sólo se castiga al pueblo; sino que se desvía de la posición correcta, que tanto trabajo había costado iniciar: revisar a las petroleras; fuera de ello se grava a un bien de incidencia en todo la cadena productiva nacional, promoviendo un impuesto en cascada, o más bien, una cascada de impuestos, que golpearán el bolsillo de todos, incluyendo hasta el de los que no tiene automóvil.
El error en su decreto y aplicación, no sólo conlleva las negatividades mencionadas antes, sino otras más, que mencionaré en los próximos programas, si Dios me lo permite.