El espacio y sus dimensiones
Lunes 4 de Diciembre de 2006.-
El espacio es multidimensional; nosotros vemos limitadamente 3 dimensiones espaciales y 1 tiempo. Nuestra mente puede intuir más dimensiones que nuestros ojos, pero incluso esto es complicado hasta para los físicos y matemáticos, que prefieren utilizar fórmulas abstractas, en lugar de conceptos visuales. Cuando trascendemos espiritualmente, sin embargo, dimensionamos aún más nuestra vista general; lo que equivale en el plano de conciencia a trascender el “yo” por el “altruismo”. Dios, capaz de “ver” el número infinito de dimensiones tiene un grado infinito de intensidad vibratoria, pero al mismo tiempo es aparentemente “inmóvil” para nuestros sentidos finitos. Al comprender que Dios es lo más grande, nuestro pensamiento limitado interpreta la imposibilidad de su movimiento, porque al hacerlo habría algo mayor que él y eso es imposible.
De esa forma el movimiento perpetuo es al mismo tiempo el reposo absoluto.
“Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin”. (Apocalipsis. Nuevo Testamento. Capítulo XXII, Versículo 13).
Es el Primero y el Último. El es el Exterior y el Interior, lo Visible y lo oculto. El conoce todo. (Corán, Capítulo LVII, Versículo 3).
Nosotros consideramos que el análisis de las dimensiones es la Matemáticas del futuro. Encontraríamos las respuestas inmediatas a una serie de interrogantes. Encontraríamos el punto de contacto entre materia – espíritu; ciencia experimental – misticismo; física-metafísica. Nos acercaríamos más a Dios, pudiendo entender toda su creación, aunque nunca su esencia, ya que es infinito en el espacio – tiempo, o sin tiempo ni espacio, más allá de nuestro alcance intelectual.
Con el cambio de dimensión, el viaje al pasado sería realidad. No habría superposición material, ya que el concepto, de que materia es aquello que ocupa un lugar en el espacio (y que excluye que otro cuerpo ocupe un mismo lugar), sólo es cierto si las dimensiones son constantes. Un cuerpo penetraría completamente en otro, sin excluirlo, en diferente dimensión.
Einstein encontró la relación entre materia y energía, dejándonos su fórmula simplificadamente bella de E=mc2. Al subir en las dimensiones, no solo aumentaríamos el exponente sino que la velocidad. El límite de velocidad de la luz aproximadamente 300.000 Km. x seg. corresponde a la luz “material” tridimensional. A mayores dimensiones la “luz” correspondiente, es mucho mayor, comparando a nuestra luz, como aparentemente estática.
Con el análisis dimensional podríamos encontrar el binomio materia – espíritu, que podría sustituirse por el concepto de existencia. Le hemos llamado Kana. La materia y el espíritu se relacionan con el cambio de intensidad vibratoria, la cual está en razón directa al número de dimensiones representativas. El ser con infinito número de dimensiones es Dios, tipificado en esta forma rudimentaria por la escasa semántica de nuestro idioma.
En nuestro mundo tridimensional, la Teoría de la Relatividad encontró la relación matemática materia – energía. Con el Análisis de las Dimensiones, que complementaría a aquella, podría encontrarse la relación matemática materia – espíritu, términos que sustituiremos por el Kana, de diversos tipos de intensidad vibratoria.
Fuera del binomio irreducible espacio – tiempo enunciado por la Teoría de la Relatividad; en el Análisis de las Dimensiones, el aumento en la dimensión, significa aumento de la vibración y de la energía, aumento en la velocidad y por lo tanto, reducción del espacio aparente. Al aumentar hasta Dios, el máximo número de dimensiones y de la intensidad vibratoria, el espacio llegaría a 0 y también al infinito. Tendríamos el Todo y la Nada, y encontraríamos de nuevo a ésta.
Las antiguas civilizaciones en concordancia con la naturaleza y profundamente espirituales interpretaron el saber oculto. Enunciaron sus leyes cósmicas, las cuales son universales.
Cualquier tipo de ciencia está regulado por dichas leyes. Incluso el comportamiento humano puede sintetizarse en leyes similares a las físicas. La ley de causa y efecto, la ley del Karma, ¿no es acaso una forma diferente de explicar la 2ª ley de Newton: A toda acción se tiene una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario? Y como ése. Un sinnúmero de ejemplos.
Cuando encontramos una diferencia, ésta es sólo transitoria; ya que la Humanidad todavía no ha encontrado la ley correspondiente a un determinado fenómeno o la ha enunciado mal. De allí el cambio constante de los postulados científicos, que poco a poco van coincidiendo con las leyes fundamentales o leyes cósmicas.
Todo gira, todo está en movimiento, todo tiene dos polos. La ley de causa y efecto. El principio del ritmo nos indica – como el péndulo – que no sólo la magnitud del movimiento es igual en ambos lados, sino que también el tiempo empleado en hacerlo, etc.
Las civilizaciones actuales – científicas y tecnológicas – han desarrollado progreso material a límites insospechados. Sin embargo, completamente escépticas y materialistas, aceptan únicamente como real aquello que pueden sentir y en última instancia, prácticamente sólo aquello que pueden ver (debido a la utilización casi total del sentido de la vista sobre el resto de los sentidos físicos).
Y esta desunión es lo que la lleva al fracaso. Debe encontrarse un punto de contacto, eso puede lograrse con el Análisis de las Dimensiones.
Podría la Humanidad actual aceptar a Dios. Y aceptándolo, encontrar su salvación. Llegaría así a transformar y regenerar, convirtiéndose en el hombre primordial, cuasi-perfecto y cósmico.
Hay ideas presentadas que podrían parecer inverosímiles e imposibles de aceptar o realizar. Pero hay que recordar que todo es posible. Las cosas difíciles requieren más tiempo que las fáciles; y las “imposibles” requieren un poco más todavía. Otras podrían parecer ideas locas.
Entre la genialidad y la locura sólo hay una tenue división que muchas veces se confunde; y tanto para el sujeto como para el objeto estudiado, resulta difícil diferenciar y luego aceptar en que lado de la línea se está.
Podríamos estar locos. Todo es posible. Pero en este mundo todavía egocentrista el comportamiento común de la Humanidad egoísta es el siguiente: Todo el mundo está loco, menos tú y yo. Y a veces, dudo de ti.
… Cada quien pretende tener la única verdad y ser el único individuo normal existente y esto es el principio del fanatismo, la intolerancia; la destrucción y la muerte…
El espacio es multidimensional; nosotros vemos limitadamente 3 dimensiones espaciales y 1 tiempo. Nuestra mente puede intuir más dimensiones que nuestros ojos, pero incluso esto es complicado hasta para los físicos y matemáticos, que prefieren utilizar fórmulas abstractas, en lugar de conceptos visuales. Cuando trascendemos espiritualmente, sin embargo, dimensionamos aún más nuestra vista general; lo que equivale en el plano de conciencia a trascender el “yo” por el “altruismo”. Dios, capaz de “ver” el número infinito de dimensiones tiene un grado infinito de intensidad vibratoria, pero al mismo tiempo es aparentemente “inmóvil” para nuestros sentidos finitos. Al comprender que Dios es lo más grande, nuestro pensamiento limitado interpreta la imposibilidad de su movimiento, porque al hacerlo habría algo mayor que él y eso es imposible.
De esa forma el movimiento perpetuo es al mismo tiempo el reposo absoluto.
“Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin”. (Apocalipsis. Nuevo Testamento. Capítulo XXII, Versículo 13).
Es el Primero y el Último. El es el Exterior y el Interior, lo Visible y lo oculto. El conoce todo. (Corán, Capítulo LVII, Versículo 3).
Nosotros consideramos que el análisis de las dimensiones es la Matemáticas del futuro. Encontraríamos las respuestas inmediatas a una serie de interrogantes. Encontraríamos el punto de contacto entre materia – espíritu; ciencia experimental – misticismo; física-metafísica. Nos acercaríamos más a Dios, pudiendo entender toda su creación, aunque nunca su esencia, ya que es infinito en el espacio – tiempo, o sin tiempo ni espacio, más allá de nuestro alcance intelectual.
Con el cambio de dimensión, el viaje al pasado sería realidad. No habría superposición material, ya que el concepto, de que materia es aquello que ocupa un lugar en el espacio (y que excluye que otro cuerpo ocupe un mismo lugar), sólo es cierto si las dimensiones son constantes. Un cuerpo penetraría completamente en otro, sin excluirlo, en diferente dimensión.
Einstein encontró la relación entre materia y energía, dejándonos su fórmula simplificadamente bella de E=mc2. Al subir en las dimensiones, no solo aumentaríamos el exponente sino que la velocidad. El límite de velocidad de la luz aproximadamente 300.000 Km. x seg. corresponde a la luz “material” tridimensional. A mayores dimensiones la “luz” correspondiente, es mucho mayor, comparando a nuestra luz, como aparentemente estática.
Con el análisis dimensional podríamos encontrar el binomio materia – espíritu, que podría sustituirse por el concepto de existencia. Le hemos llamado Kana. La materia y el espíritu se relacionan con el cambio de intensidad vibratoria, la cual está en razón directa al número de dimensiones representativas. El ser con infinito número de dimensiones es Dios, tipificado en esta forma rudimentaria por la escasa semántica de nuestro idioma.
En nuestro mundo tridimensional, la Teoría de la Relatividad encontró la relación matemática materia – energía. Con el Análisis de las Dimensiones, que complementaría a aquella, podría encontrarse la relación matemática materia – espíritu, términos que sustituiremos por el Kana, de diversos tipos de intensidad vibratoria.
Fuera del binomio irreducible espacio – tiempo enunciado por la Teoría de la Relatividad; en el Análisis de las Dimensiones, el aumento en la dimensión, significa aumento de la vibración y de la energía, aumento en la velocidad y por lo tanto, reducción del espacio aparente. Al aumentar hasta Dios, el máximo número de dimensiones y de la intensidad vibratoria, el espacio llegaría a 0 y también al infinito. Tendríamos el Todo y la Nada, y encontraríamos de nuevo a ésta.
Las antiguas civilizaciones en concordancia con la naturaleza y profundamente espirituales interpretaron el saber oculto. Enunciaron sus leyes cósmicas, las cuales son universales.
Cualquier tipo de ciencia está regulado por dichas leyes. Incluso el comportamiento humano puede sintetizarse en leyes similares a las físicas. La ley de causa y efecto, la ley del Karma, ¿no es acaso una forma diferente de explicar la 2ª ley de Newton: A toda acción se tiene una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario? Y como ése. Un sinnúmero de ejemplos.
Cuando encontramos una diferencia, ésta es sólo transitoria; ya que la Humanidad todavía no ha encontrado la ley correspondiente a un determinado fenómeno o la ha enunciado mal. De allí el cambio constante de los postulados científicos, que poco a poco van coincidiendo con las leyes fundamentales o leyes cósmicas.
Todo gira, todo está en movimiento, todo tiene dos polos. La ley de causa y efecto. El principio del ritmo nos indica – como el péndulo – que no sólo la magnitud del movimiento es igual en ambos lados, sino que también el tiempo empleado en hacerlo, etc.
Las civilizaciones actuales – científicas y tecnológicas – han desarrollado progreso material a límites insospechados. Sin embargo, completamente escépticas y materialistas, aceptan únicamente como real aquello que pueden sentir y en última instancia, prácticamente sólo aquello que pueden ver (debido a la utilización casi total del sentido de la vista sobre el resto de los sentidos físicos).
Y esta desunión es lo que la lleva al fracaso. Debe encontrarse un punto de contacto, eso puede lograrse con el Análisis de las Dimensiones.
Podría la Humanidad actual aceptar a Dios. Y aceptándolo, encontrar su salvación. Llegaría así a transformar y regenerar, convirtiéndose en el hombre primordial, cuasi-perfecto y cósmico.
Hay ideas presentadas que podrían parecer inverosímiles e imposibles de aceptar o realizar. Pero hay que recordar que todo es posible. Las cosas difíciles requieren más tiempo que las fáciles; y las “imposibles” requieren un poco más todavía. Otras podrían parecer ideas locas.
Entre la genialidad y la locura sólo hay una tenue división que muchas veces se confunde; y tanto para el sujeto como para el objeto estudiado, resulta difícil diferenciar y luego aceptar en que lado de la línea se está.
Podríamos estar locos. Todo es posible. Pero en este mundo todavía egocentrista el comportamiento común de la Humanidad egoísta es el siguiente: Todo el mundo está loco, menos tú y yo. Y a veces, dudo de ti.
… Cada quien pretende tener la única verdad y ser el único individuo normal existente y esto es el principio del fanatismo, la intolerancia; la destrucción y la muerte…