La crisis de los préstamos salvadoreños
Viernes 9 de Febrero de 2007.-
El endeudamiento de nuestro país es progresivo y las voces de alerta que se manifestaban en la Prensa escrita nacional en la década de los 80 es cosa del pasado; a pesar que nunca se imaginaron los altos niveles de endeudamiento actualmente alcanzado.
…De acuerdo a noticia publicada en el Diario de Hoy la deuda del sector público no financiero cerró en 2006 en $7,345 millones de dólares... A eso hay que incluirle los préstamos que no han sido aprobados en la Asamblea Legislativa; los bonos y las letras del tesoro (letes).
La presión se agudiza por el pago de la factura petrolera, la disminución de aranceles; el pago de subsidios a los productores, etc.
…Antes se criticaba la adquisición de préstamos. Ahora se critica a quienes ponen obstáculos para aprobarlos…
He aquí 2 editoriales históricos.
…Diario de Hoy. Agosto.84…
No son los préstamos el secreto del desarrollo
El Congreso de los Estados Unidos acordó continuar la ayuda hacia El Salvador, aprobando una asignación de más de trescientos millones de dólares para el próximo año fiscal.
La noticia sin duda ha causado un profundo alivio en muchos sectores, pues teníamos todos el temor de que por la carencia de divisas extranjeras se paralizara buena parte de la actividad económica del país, con resultados que no es muy difícil imaginar... Pero al mismo tiempo que nos alegramos, tenemos que tomar en cuenta los efectos perniciosos de la llamada “ayuda exterior”, para minimizarlos en la medida de lo posible…
Es éste sobre todo, el caso de los préstamos de gobierno a gobierno, máxime cuando son entidades oficiales las encargadas de asignar los recursos que llegan.
Y más adelante agrega…
La forma como se programa la asistencia coloca efectivamente en manos de gobiernos o legislaturas foráneas, imponer tributos internos y “realizar obras”.
Esto porque los tales préstamos se destinan a proyectos específicos – construir escuelas en el área rural, mejorar servicios de agua, promover a “los pequeños agricultores”, etc…
Y luego contínua…
Así los préstamos se convierten en efecto en un impuesto interno que lo pagan todos los ciudadanos debido al alza resultante en el costo de la vida.
O sea que al pagar unos centavos más por las tortillas o por el precio de las casas, cada uno de nosotros costea un programa que se le ocurrió al señor congresista Long o fue ideado por algún burócrata de la AID.
Lo que tampoco se considera es que los préstamos de esta naturaleza se pagan dos veces: la primera, cuando se reciben los dólares y se crea esa inflación; la segunda, al cancelar el préstamo varios años más tarde.
Estas sutiles relaciones son difíciles de comprender para la mayoría de la gente y sólo se descubren después de una buena dosis de estudio y pensamiento. ¡Ya tienen los economistas salvadoreños un tema para desarrollar en su próximo congreso, asunto al cual no se le ha dado la importancia debida! Pero es muy del caso que se piense en esto, pues de lo contrario descubriremos, demasiado tarde, que es ilusorio pensar que cuando comiencen a llover los dineros de los Estados Unidos, de Alemania, del Oriente, dará inicio un proceso sólido de reactivación, capaz de superar la terrible crisis que estamos padeciendo.
Y más adelante agrega.
…“Prestar para consumir es una fórmula suicida a mediano plazo”…
Y en un Editorial del 12 de julio de 1987…
“Pesada carga la deuda externa”.
“LA DEUDA externa de nuestro país se ha venido incrementando aceleradamente a partir del año de 1979. A finales de 1986, alcanzaba a tres mil quinientos millones de colones.
Según informaciones oficiales, el servicio del pago de la deuda externa en 1986, consumió el cincuenta por ciento de las exportaciones del país. Lo anterior nos da una idea clara, de la pesada carga que representa ya para la economía nacional, el pago de las obligaciones de la deuda externa. Este hecho es mucho más grave, porque se produce en un período en que las exportaciones han caído significativamente por distintas causas.
Los resultados que estamos viendo en cuanto al endeudamiento externo, nos deben hacer reflexionar sobre la necesidad urgente de incrementar la producción y las exportaciones;… a la vez que se controle la inclinación a continuar prestando dinero como la mejor solución”…
…¡A lo anterior, conviene aclarar los siguientes conceptos!
A pesar de que se dice que el nivel de deuda es controlable; la capacidad de maniobra es cada día más reducida y podríamos entrar en una crisis fiscal en el próximo futuro, si no tomamos las medidas adecuadas desde ya…
Además es sabio recordar que “no se puede estar a salvo, si se gasta más de lo que se gana” y que “los únicos préstamos aceptables son para inversiones, no para gastos”.
El manejo de la deuda externa nos consume actualmente $670 millones de dólares al año; lo que es más que suficiente para todas las necesidades sociales de nuestro país, sin endeudarse.
De esa forma, las deudas del pasado perjudican así nuestro presente, lo que se deriva lógicamente en que las deudas del presente perjudicarán nuestro futuro.
…Las voces del presente presionan por más endeudamiento.
Las voces de antaño que lo criticaban, eran mejores consejeras…
El endeudamiento de nuestro país es progresivo y las voces de alerta que se manifestaban en la Prensa escrita nacional en la década de los 80 es cosa del pasado; a pesar que nunca se imaginaron los altos niveles de endeudamiento actualmente alcanzado.
…De acuerdo a noticia publicada en el Diario de Hoy la deuda del sector público no financiero cerró en 2006 en $7,345 millones de dólares... A eso hay que incluirle los préstamos que no han sido aprobados en la Asamblea Legislativa; los bonos y las letras del tesoro (letes).
La presión se agudiza por el pago de la factura petrolera, la disminución de aranceles; el pago de subsidios a los productores, etc.
…Antes se criticaba la adquisición de préstamos. Ahora se critica a quienes ponen obstáculos para aprobarlos…
He aquí 2 editoriales históricos.
…Diario de Hoy. Agosto.84…
No son los préstamos el secreto del desarrollo
El Congreso de los Estados Unidos acordó continuar la ayuda hacia El Salvador, aprobando una asignación de más de trescientos millones de dólares para el próximo año fiscal.
La noticia sin duda ha causado un profundo alivio en muchos sectores, pues teníamos todos el temor de que por la carencia de divisas extranjeras se paralizara buena parte de la actividad económica del país, con resultados que no es muy difícil imaginar... Pero al mismo tiempo que nos alegramos, tenemos que tomar en cuenta los efectos perniciosos de la llamada “ayuda exterior”, para minimizarlos en la medida de lo posible…
Es éste sobre todo, el caso de los préstamos de gobierno a gobierno, máxime cuando son entidades oficiales las encargadas de asignar los recursos que llegan.
Y más adelante agrega…
La forma como se programa la asistencia coloca efectivamente en manos de gobiernos o legislaturas foráneas, imponer tributos internos y “realizar obras”.
Esto porque los tales préstamos se destinan a proyectos específicos – construir escuelas en el área rural, mejorar servicios de agua, promover a “los pequeños agricultores”, etc…
Y luego contínua…
Así los préstamos se convierten en efecto en un impuesto interno que lo pagan todos los ciudadanos debido al alza resultante en el costo de la vida.
O sea que al pagar unos centavos más por las tortillas o por el precio de las casas, cada uno de nosotros costea un programa que se le ocurrió al señor congresista Long o fue ideado por algún burócrata de la AID.
Lo que tampoco se considera es que los préstamos de esta naturaleza se pagan dos veces: la primera, cuando se reciben los dólares y se crea esa inflación; la segunda, al cancelar el préstamo varios años más tarde.
Estas sutiles relaciones son difíciles de comprender para la mayoría de la gente y sólo se descubren después de una buena dosis de estudio y pensamiento. ¡Ya tienen los economistas salvadoreños un tema para desarrollar en su próximo congreso, asunto al cual no se le ha dado la importancia debida! Pero es muy del caso que se piense en esto, pues de lo contrario descubriremos, demasiado tarde, que es ilusorio pensar que cuando comiencen a llover los dineros de los Estados Unidos, de Alemania, del Oriente, dará inicio un proceso sólido de reactivación, capaz de superar la terrible crisis que estamos padeciendo.
Y más adelante agrega.
…“Prestar para consumir es una fórmula suicida a mediano plazo”…
Y en un Editorial del 12 de julio de 1987…
“Pesada carga la deuda externa”.
“LA DEUDA externa de nuestro país se ha venido incrementando aceleradamente a partir del año de 1979. A finales de 1986, alcanzaba a tres mil quinientos millones de colones.
Según informaciones oficiales, el servicio del pago de la deuda externa en 1986, consumió el cincuenta por ciento de las exportaciones del país. Lo anterior nos da una idea clara, de la pesada carga que representa ya para la economía nacional, el pago de las obligaciones de la deuda externa. Este hecho es mucho más grave, porque se produce en un período en que las exportaciones han caído significativamente por distintas causas.
Los resultados que estamos viendo en cuanto al endeudamiento externo, nos deben hacer reflexionar sobre la necesidad urgente de incrementar la producción y las exportaciones;… a la vez que se controle la inclinación a continuar prestando dinero como la mejor solución”…
…¡A lo anterior, conviene aclarar los siguientes conceptos!
A pesar de que se dice que el nivel de deuda es controlable; la capacidad de maniobra es cada día más reducida y podríamos entrar en una crisis fiscal en el próximo futuro, si no tomamos las medidas adecuadas desde ya…
Además es sabio recordar que “no se puede estar a salvo, si se gasta más de lo que se gana” y que “los únicos préstamos aceptables son para inversiones, no para gastos”.
El manejo de la deuda externa nos consume actualmente $670 millones de dólares al año; lo que es más que suficiente para todas las necesidades sociales de nuestro país, sin endeudarse.
De esa forma, las deudas del pasado perjudican así nuestro presente, lo que se deriva lógicamente en que las deudas del presente perjudicarán nuestro futuro.
…Las voces del presente presionan por más endeudamiento.
Las voces de antaño que lo criticaban, eran mejores consejeras…