Campañas de desinformación, falta de libertad de expresión
Lunes 12 de Febrero de 2007.-
Las campañas de desinformación que se ven en el presente, tanto nacionales como internacionales, no es cosa reciente, sino que ha sido la tónica y sistema, utilizados desde tiempos inmemoriales. De esa forma también se ha cambiado la historia.
La aceptación de todo ello proviene de la tendencia de la mayoría de la Humanidad, a creer todo lo que se lee; a no razonar; a aceptar las cosas, sin analizarlas; a repetir y a copiar, a pensar con la cabeza de otros. No hay duda que la Humanidad no carece de conocimiento, pero adolece de originalidad…
Aceptamos con naturalidad todo, aún siendo totalmente ilógico, simplemente porque no iniciamos ni siquiera un silogismo. Con el más pequeño análisis y profundidad mínima de las cosas, nos daríamos cuenta que muchos paradigmas (verdades ejemplares) se convertirían en simples paradojas (ideas extrañas a lo que se considera verdadero).
Sin embargo, esa incompatibilidad aparente de toda paradoja, adquiriría su lógica total, al profundizarla adecuadamente, aclarando conceptos.
¡Y este es el objeto de este programa!
Aclarando Conceptos es un programa permanente, cuya función es puntualizada por su nombre: Aclarando Conceptos. Cuando necesitamos crítica, usamos la sana crítica, el consejo oportuno y las soluciones posibles. Descartamos totalmente la crítica destructiva, sin argumento; que es muchas veces, ignorancia; otras veces, malicia o mala intención.
Y cuando necesitamos reconocer buenas actitudes, también lo hacemos independientemente, de quien sea el sujeto mencionado, ni a que partido pertenezca o que religión posea. También analizamos la actuación de los funcionarios públicos, considerando las limitantes, y el marco de referencia que les corresponde actuar.
También tocamos todos los ítems con amplitud, pero también con profundidad, dentro de la limitación del tiempo del programa; usando la lógica y el análisis y desechando la mentira y sobre todo, las medias verdades. Cuando la verdad no es evidente, indicamos claramente que se trata de nuestra propia perspectiva.
Sin embargo, hay aseveraciones históricas y hechos recientes, que se aceptan sin discusión y que se derrumban con el más mínimo análisis, o la presentación de las pruebas históricas. Nosotros somos incisivos en ellos.
No aceptamos esa aparente “verdad” producida por una mentira permanente mantenida. Ni esas nuevas mentiras, deseosas de formar parte de la historia, en el próximo futuro. Ni la excesiva tolerancia de actos de corrupción evidente de algunos Funcionarios, ni el exceso de desprestigio, repetitivo y permanente sobre otros, incluyendo ciudadanos comunes, fuera del quehacer gubernamental.
En Aclarando Conceptos, nos hemos referido a diferentes temas, a veces en forma de serie continuada. Hemos visto que a veces se han tomado en cuenta nuestras sugerencias; pero en otras, el planteamiento original de la parte señalada se sigue manteniendo.
El estimado teleaudiente tiene que ser un oyente y un lector crítico y analizar todos los contenidos. Después de acostumbrarse a pensar, escudriñar, analizar y resolver, llegará a muchas reflexiones lógicas y se estará en la verdad o cerca de ella.
Pero tenemos que diferenciar lo que significa disentir y confrontar. Las ideas se combaten con ideas, y la violencia es a todas luces, negativa.
La confrontación no pertenece sólo a nuestro País, sino que es universal. Se llega incluso al fanatismo, donde no se tolera que otro piense diferente y hasta se atenta con medios violentos.
Los seres humanos podemos confrontar, pero también podemos dialogar, con amplitud y tolerancia, mejorando la convivencia y definiendo estrategias para poder vivir en paz, con justicia y dignidad.
Esencialmente el reto consiste en avanzar en el camino de la tolerancia y el entendimiento, sin perder en ese avance la propia identidad y nuestros propios principios.
No podremos estar jamás contra la libertad de expresión porque es precisamente ésta la que nos garantiza la posibilidad de expresar nuestros valores, su naturaleza; y poder así contrarrestar la estrategia de la confrontación, aquella que se sirve de la falsedad y el estereotipo para inculcar a las gentes una imagen fraudulenta y distorsionada, la imagen de la intransigencia, la imagen de la imposibilidad y del conflicto, que pertenece sólo a una ínfima minoría, pequeña pero ruidosa y violenta.
Libertad de expresión, convivencia, respeto y conocimiento son buenos puntos de partida para una hermandad Universal.
El ser humano necesita los conocimientos que le dan una visión general del mundo; la facultad de comprender el medio en que se vive; la ciencia y la técnica que lo hacen desarrollarse y gozar de los adelantos y las ventajas del progreso; pero también necesita una moral, una visión de futuro; una conciencia ecológica y una espiritualidad manifiesta. Si bien es cierto que el pan se necesita (esto es lo material), el mensaje bíblico se complementa con “no sólo de pan vive el hombre”. Tienen asimismo que mantener: una realidad presente (la razón de ser); una visión de futuro y una tradición.
Tenemos que ser guardianes de la tradición; pero al mismo tiempo, instrumentos de renovación. No podemos ser un simple reflejo de las cosas muertas, ni un ser autómata y por consiguiente, sin vida, repitiendo lo que otros nos imponen. Curiosidad nueva para todas las cosas nuevas; pero también tradición e identidad.
La inteligencia no consiste en aplaudir lo nuevo, por nuevo… Es necesario ser seres humanos nuevos de los nuevos tiempos, pero sin perder la estabilidad moral; el equilibrio con la naturaleza y las raíces de los valores tradicionales. Valer cada vez más para no sonrojarse por supuestas inferioridades. Tenemos que elevarnos más, trabajar con dignidad, pero sobre todo, ser realmente nosotros mismos.
Las campañas de desinformación que se ven en el presente, tanto nacionales como internacionales, no es cosa reciente, sino que ha sido la tónica y sistema, utilizados desde tiempos inmemoriales. De esa forma también se ha cambiado la historia.
La aceptación de todo ello proviene de la tendencia de la mayoría de la Humanidad, a creer todo lo que se lee; a no razonar; a aceptar las cosas, sin analizarlas; a repetir y a copiar, a pensar con la cabeza de otros. No hay duda que la Humanidad no carece de conocimiento, pero adolece de originalidad…
Aceptamos con naturalidad todo, aún siendo totalmente ilógico, simplemente porque no iniciamos ni siquiera un silogismo. Con el más pequeño análisis y profundidad mínima de las cosas, nos daríamos cuenta que muchos paradigmas (verdades ejemplares) se convertirían en simples paradojas (ideas extrañas a lo que se considera verdadero).
Sin embargo, esa incompatibilidad aparente de toda paradoja, adquiriría su lógica total, al profundizarla adecuadamente, aclarando conceptos.
¡Y este es el objeto de este programa!
Aclarando Conceptos es un programa permanente, cuya función es puntualizada por su nombre: Aclarando Conceptos. Cuando necesitamos crítica, usamos la sana crítica, el consejo oportuno y las soluciones posibles. Descartamos totalmente la crítica destructiva, sin argumento; que es muchas veces, ignorancia; otras veces, malicia o mala intención.
Y cuando necesitamos reconocer buenas actitudes, también lo hacemos independientemente, de quien sea el sujeto mencionado, ni a que partido pertenezca o que religión posea. También analizamos la actuación de los funcionarios públicos, considerando las limitantes, y el marco de referencia que les corresponde actuar.
También tocamos todos los ítems con amplitud, pero también con profundidad, dentro de la limitación del tiempo del programa; usando la lógica y el análisis y desechando la mentira y sobre todo, las medias verdades. Cuando la verdad no es evidente, indicamos claramente que se trata de nuestra propia perspectiva.
Sin embargo, hay aseveraciones históricas y hechos recientes, que se aceptan sin discusión y que se derrumban con el más mínimo análisis, o la presentación de las pruebas históricas. Nosotros somos incisivos en ellos.
No aceptamos esa aparente “verdad” producida por una mentira permanente mantenida. Ni esas nuevas mentiras, deseosas de formar parte de la historia, en el próximo futuro. Ni la excesiva tolerancia de actos de corrupción evidente de algunos Funcionarios, ni el exceso de desprestigio, repetitivo y permanente sobre otros, incluyendo ciudadanos comunes, fuera del quehacer gubernamental.
En Aclarando Conceptos, nos hemos referido a diferentes temas, a veces en forma de serie continuada. Hemos visto que a veces se han tomado en cuenta nuestras sugerencias; pero en otras, el planteamiento original de la parte señalada se sigue manteniendo.
El estimado teleaudiente tiene que ser un oyente y un lector crítico y analizar todos los contenidos. Después de acostumbrarse a pensar, escudriñar, analizar y resolver, llegará a muchas reflexiones lógicas y se estará en la verdad o cerca de ella.
Pero tenemos que diferenciar lo que significa disentir y confrontar. Las ideas se combaten con ideas, y la violencia es a todas luces, negativa.
La confrontación no pertenece sólo a nuestro País, sino que es universal. Se llega incluso al fanatismo, donde no se tolera que otro piense diferente y hasta se atenta con medios violentos.
Los seres humanos podemos confrontar, pero también podemos dialogar, con amplitud y tolerancia, mejorando la convivencia y definiendo estrategias para poder vivir en paz, con justicia y dignidad.
Esencialmente el reto consiste en avanzar en el camino de la tolerancia y el entendimiento, sin perder en ese avance la propia identidad y nuestros propios principios.
No podremos estar jamás contra la libertad de expresión porque es precisamente ésta la que nos garantiza la posibilidad de expresar nuestros valores, su naturaleza; y poder así contrarrestar la estrategia de la confrontación, aquella que se sirve de la falsedad y el estereotipo para inculcar a las gentes una imagen fraudulenta y distorsionada, la imagen de la intransigencia, la imagen de la imposibilidad y del conflicto, que pertenece sólo a una ínfima minoría, pequeña pero ruidosa y violenta.
Libertad de expresión, convivencia, respeto y conocimiento son buenos puntos de partida para una hermandad Universal.
El ser humano necesita los conocimientos que le dan una visión general del mundo; la facultad de comprender el medio en que se vive; la ciencia y la técnica que lo hacen desarrollarse y gozar de los adelantos y las ventajas del progreso; pero también necesita una moral, una visión de futuro; una conciencia ecológica y una espiritualidad manifiesta. Si bien es cierto que el pan se necesita (esto es lo material), el mensaje bíblico se complementa con “no sólo de pan vive el hombre”. Tienen asimismo que mantener: una realidad presente (la razón de ser); una visión de futuro y una tradición.
Tenemos que ser guardianes de la tradición; pero al mismo tiempo, instrumentos de renovación. No podemos ser un simple reflejo de las cosas muertas, ni un ser autómata y por consiguiente, sin vida, repitiendo lo que otros nos imponen. Curiosidad nueva para todas las cosas nuevas; pero también tradición e identidad.
La inteligencia no consiste en aplaudir lo nuevo, por nuevo… Es necesario ser seres humanos nuevos de los nuevos tiempos, pero sin perder la estabilidad moral; el equilibrio con la naturaleza y las raíces de los valores tradicionales. Valer cada vez más para no sonrojarse por supuestas inferioridades. Tenemos que elevarnos más, trabajar con dignidad, pero sobre todo, ser realmente nosotros mismos.