Liderazgo: Derechos y Deberes
Lunes 5 de Marzo de 2007.-
En ese marco equilibrado de derechos y deberes, se encuentra la justificación de que un líder, un dirigente político, un jefe religioso; un empresario, un jefe de Gobierno, etc., tiene mayores derechos que sus subalternos, en el sentido que también tiene mayores responsabilidades. El máximo representante goza de mayor usufructo, privilegios y respeto; pero es la persona encargada y máximo responsable de mantener con éxito y prosperidad el ente que preside y de resolver en primera instancia, las crisis que se presenten. Puede designar subalternos – incluso envestidos de poder – pero no puede evadir la responsabilidad de un fracaso, aún no participando directamente en el caso complicado, ya que no se falla, únicamente por acción, sino también por omisión, por tolerancia, por descuido, por dejadez, por mala escogitación, etc. … Lo vemos en todo el reino animal. En los cánidos que hacen manadas: lobos, coyotes, perros salvajes, etc., el macho alfa domina la manada, pero responde por ella. En la familia de leones; las leonas cazan y el macho dominante come primero; pero es el que defiende la familia y se enfrenta a cualquier macho retador o dirige la caza cuando la presa es poderosa y se arriesga. En el caso de mandriles o de su pariente próximo, el papión o pabián; el jefe dominante es un dictador y manda en la colonia de simios de forma totalmente autoritaria; pero es un feroz defensor de todos sus miembros y los casos donde muere defendiéndola, son comunes… La abeja reina (y básicamente la reina en todas las colonias de insectos: hormigas, zompopos, termitas, etc.) es cuidada y alimentada, pero permanece inmóvil, y prácticamente cautiva produciendo huevos que generan nuevas crías, etc. No existe un aprovechamiento absoluto de ningún dominante en el reino animal. El principio de lo mío, mío y lo tuyo, de los 2, pero primero yo me sirvo, es una desviación básicamente humana.
Privilegios por un lado y responsabilidad – por el otro – incluso hasta el sacrificio. ¿Qué pasaría si un macho dominante abandona su responsabilidad a la hora de enfrentarse al peligro?
No hay duda de que no solo sería derrocado; sino que seria aniquilado por sus mismos seguidores.
¿Y los seres humanos?
En la antigüedad los grandes gobernantes eran a su vez comandantes de sus ejércitos e iban a las batallas en la primera línea de sus propios batallones. Los dirigentes religiosos detentaban mucho poder, pero morían irremediablemente pobres o viviendo con lo absolutamente necesario, no por desgracia sino por sacrificio voluntario; por otro lado, los dirigentes políticos eran verdaderos servidores públicos en el sentido de servir al pueblo y no servirse de él.
Ahora, es generalmente diferente, salvo excepciones. Paul Valery lo definió brillantemente al considerar las guerras de hoy:
…”La guerra es una masacre entre gente que no se conoce para provecho de gente que sí se conoce, pero no se masacra”…
Un principio para determinar si una guerra merece ser librada es considerar si vale la pena enviar a nuestros hijos a pelear en ella y por ella.
Por otro lado, y aún lejos del conflicto armado, cuando hay fallas, o errores, o asesinatos, o delitos, o faltas, o corrupciones evidentes; siempre es culpable el eslabón más débil y cuando la presión es más fuerte, se sube en la escala pero siempre se queda corto; ya que nunca se llega al primero de la lista, el verdadero responsable, por acción u omisión. Muchos crímenes quedan impunes y cuando se encuentran culpables, estos son generalmente los autores materiales; o los intelectuales de muy bajo nivel.
¿Cuándo veremos a los eslabones más fuertes?
La corrupción es tan común en todos los gobiernos del mundo y tan sólo no se tabula en su verdadera dimensión porque la mayoría de casos permanecen ocultos y por lo tanto, impunes. Generalmente los que caen son peces chicos y alguno que otro mediano. De vez en cuando sin embargo, caen algunos más grandes, de aquellos que cayeron en desgracia, o que lo hicieron “independientemente” y no repartieron; o que el caso se vuelve público, por esa nueva tendencia de los medios periodísticos de señalar extensamente hechos de corrupción evidentes en alguna forma investigados y parcialmente comprobados, algo que en el pasado era posición exclusiva del Canal 12 de Jorge Zedán y que ahora es una función intermitente – más bien que permanente “de los medios escritos”. A veces esto se fomenta por la insistencia ciudadana; reclamos constantes y evidentes desaciertos.
Los medios periodísticos deberían estar satisfechos de su nueva labor fiscalizadora; aparentemente lo están, aunque nos confunde cierta animad -versión continuamente repetida, contra la persona que abrió las comunicaciones de la historia reciente salvadoreña; cuando nos parece que debería ser todo lo contrario: Un profundo agradecimiento por enseñarles el camino.
La excepción moderna, al caso inadmisible pero común – del dirigente aprovechado en momentos favorables y escurridizo en momentos de confrontación, lo constituye el capitán del barco. Este goza de privilegios, pero en caso de naufragio, es el último en ponerse a salvo, después de intentar salvar su barco; y de no poder hacerlo, poner a salvo hasta el último pasajero y al último miembro de su tripulación. Tan solo después, si le es posible hacerlo, él intenta salvarse. Muchos han muerto intentándolo. Loor a ellos.
Es cierto que ha habido capitanes que han abandonado apresuradamente su barco y a sus tripulantes poniéndose primero a salvo, pero han sido apresados y recibido enormes condenas de prisión. Fuera de ello son una ínfima minoría y constituyen casos verdaderamente excepcionales.
El verdadero dirigente, el líder completo es el que no solo goza de sus privilegios, sino que se enfrenta en primera línea a la adversidad.
Todos los demás son mediocres o líderes incompletos o pseudolíderes, que pueden ser grandes mientras detentan el poder o no son confrontados.
Estos son más comunes de lo que la gente cree.
Incluso en los líderes religiosos que están esperando ser “arrebatados” abandonando a parte de su grey en esa intermedia venida de Cristo, que nosotros consideramos que es un error de traducción y que explicaremos en un próximo programa.
…Todo líder en caso de desagracia, debe quedarse defendiendo su grupo; arriesgando su vida e incluso perdiéndola.