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#24, Desequilibrio Social

Desiquilibrio Social

2 Marzo 2009

Aunque la macroeconomía de nuestro país mejora, sus beneficios no llegan a las grandes mayorías, ya que el desequilibrio social ha aumentado. Esto debe ser tomado muy en cuenta por el Supremo Gobierno, porque el deterioro de la distribución del ingreso y el encarecimiento progresivo de los medios de subsistencia del pueblo, motivado por, inflación importada, poca planificación interna y malas negociaciones, incluyendo la crisis nacional y acumulada y la crisis internacional próxima a golpearnos con inusitada dureza, pueden contribuir a caldear los ánimos y aumentar el descontento popular, lo que a su vez generaría una mayor inestabilidad política y disfuncionalidad del sistema. Debe recordarse que la política no crea condiciones; simplemente, las cataliza; o se aprovecha de ellas.

La supervisión fiscal de los pequeños y medianos empresarios, no debe dar lugar al acoso fiscal, como a veces se observa. O a la presión exagerada sobre la “competencia no deseada” o sobre los “inconformes manifiestos”…
No sólo se trata de justicia social, sino de eficiencia empresarial. Dado el número siempre deficitario de inspectores fiscales; la utilización exagerada de dichos inspectores para presionar repetidamente a una empresa señalada, realizando “una cacería de brujas” debe verse también como una relación costo-beneficio; ya de que por acosar a una empresa, más allá de la normalidad, se dejan de visitar y revisar muchos potenciales evasores.

Fuera de ello, dada las circunstancias desfavorables de la micro, pequeña y mediana empresa, incluyendo la violencia y la delincuencia y el bajo nivel adquisitivo del pueblo, lo que genera disminución de las ventas y aumento de gastos, una política restrictiva y persecutiva, más allá de los límites normales, de parte de las instancias gubernamentales sobre todo en esta crisis nacional y mundial, mezclándose inexorablemente; no sólo genera pesimismo; sino que puede hacer cerrar definitivamente a las empresas tambaleantes, que no son pocas… Demás está decirlo, que la Empresa privada es un motor de desarrollo nacional y debe ser fomentada, o al menos, no perseguida.

Es cierto que el Gobierno necesita ingresos, pero estos se logran automáticamente con una sana economía y fomentando la actividad económica, no restringiéndola…
Estamos claros que se necesita transparencia, tanto del sector privado, a la hora de pagar, como la del sector gubernamental (en todas sus instancias) a la hora de administrar; pero hay una serie de situaciones; donde parece que la fiscalización obedece a cuotas pre-establecidas, buscando puntos deficientes en la contabilidad de las empresas (una empresa pequeña generalmente no dispone de un “eficiente” sistema contable); y muchas veces, lo que se encuentra es una deficiencia contable que puede ser aclarada, pero que el Fisco no deja y presiona para que se pague, utilizando amenazas; “sombrerazos”, tiempos inadecuados; y persistentemente, hasta hacer pagar por miedo o por cansancio.
…Esto puede producir mayores ingresos a corto plazo, pero se deteriora la eficiencia de los ingresos a mediano plazo…
Con los problemas externos, la crisis económica (que golpea con más fuerza al más débil o aún, al menos fuerte); la delincuencia crecida; la violencia generaliza y el acoso fiscal, muchos empresarios y profesionales, con sus clínicas o despachos u oficinas están pensando en retirarse e incluso emigrar, a buscar soñar en otra parte y el fisco, a pesar de su dureza; en el próximo futuro, recaudaría menos, por que habrán menos ingresos que gravar y menos contribuyentes que declaren.
Además, dado el grado de necesidad de ingresos fiscales, la revisión tiene que centrarse en los grandes evasores, incluyendo las transnacionales, acostumbrados a declarar ganancias insignificantes o incluso pérdidas. Y El Ministerio de Hacienda aduce que no tiene inspectores disponibles para fiscalizarlos. Claro, los tiene ocupados acosando a los pequeños y medianos contribuyentes.

Nadie duda de que la Inversión Extranjera es necesaria, pero debe controlarse. Primero, con una adecuada negociación (que corresponde al Ministerio de Economía) y luego, con una correcta fiscalización, que corresponde al Ministerio de Hacienda.
Al acoso fiscal se suma las deficientes aduanas; las que obstaculizan la importación legal de mercaderías, gravando con multas, pequeños faltantes, muchas veces producto de sustracciones internas en las mismas aduanas, y atrasando los registros con cargas de almacenaje excesivas y controles exagerados. Una aduana exigente y estricta en algunos casos y tolerante, liviana y descontrolada, en otros casos
¡Es fácil diferenciar cuándo hay evasión intencional o cuándo existe un pequeño error sin consecuencia!

Esto puede generalizarse a toda la Administración pública: Pago de Impuestos, Recibos de Agua, Trámites de Matrículas, Multas, Registros, Solicitudes de todo tipo etc etc.
El Problema se complica porque no se trata con la misma vara a todos los salvadoreños. A unos se les trata con dureza; a otros, con especial condescendencia. Y no se dice acaso que ¡O todos en la cama o todos en el suelo!
De acuerdo al Diario El Mundo del viernes 20 de febrero 2009, los granos básicos son los más caros del área. El precio del azúcar es casi un 50% más caro que en Nicaragua; el precio del maíz es un 46,7% más caro que en Honduras y el arroz un 27,4% más caro. En gran parte motivado por precios más elevados, en la compra de insumos agrícolas; fertilizantes y agroquímicos; y por los mayores márgenes de ganancia de los intermediarios, acaparadores y monopolios. Alguien dijo por allí que la canasta básica se volvió suntuaria. Además nuestro país ha aumentado sus exportaciones, pero ha multiplicado mucho más las importaciones, hasta el punto de más que duplicarlas; la diferencia entre ellas no se compensa con el flujo de remesas ni aunque éstas no disminuyeran, como lo están haciendo últimamente y con tendencia a disminuir aún más, en el próximo futuro.

Nuestro País posee todas las condiciones de mercado subdesarrollado y necesita del nuevo gobierno electo el 15 de marzo 09, sea el que sea, una política real de cambio. No podemos seguir siendo parte de una minoría pudiente que puede fácilmente considerarse insertada en el primer Mundo; con una mayoría que rebasa las deficiencias del Tercer Mundo, y se ubica fácilmente en una calificación inferior de 4º o 5º Mundo.
Los problemas de las Naciones del quinto Mundo y las últimas del cuarto Mundo, tienen enormes problemas comunes a todas ellas, a saber: Contaminación exagerada; deforestación masiva; endeudamiento externo, creciendo permanentemente; delincuencia en aumento; concentración urbana periférica; desintegración familiar; maras; problemas de salud; educación deficiente en todos los niveles; marginalidad de las grandes mayorías; débil exportación; salarios congelados o subiendo menos, que el aumento del costo de la vida; efervescencia social; déficit habitacional enorme y aumentando; extrechez territorial y sobrepoblación; dependencia externa; sumisión a los dictados internacionales; débil infraestructura para soportar desastres; carencia de recursos de investigación y desarrollo, ciencia y tecnología rudimentaria; crimen común y organizado; insuficiencia alimenticia; creciente tolerancia y apoyo al vicio; carencia de cultura nacional; débiles términos de intercambio comercial, baja productividad; ingreso per-cápita bajo y mal distribuido; debilidad de la integración nacional; sector empresarial emproblemado; sub-empleo crónico masivo; pasividad popular y lentitud de toma de conciencia; agricultura primitiva, rutinaria y no mecanizada; deficiencia de infraestructura, ausencia o insuficiencia de cuadros científicos y técnicos; carencia de una regulación del ejercicio profesional; débil capacidad financiera; gran preponderancia del trabajo de menores; sistemas rígidos de estratificación social, frustración, desconfianza en la clase política; encarecimiento constante de los bienes y servicios, imposibilidad de compra de la canasta básica de grandes sectores de la población; corrupción generalizada; sistema judicial inoperante: emigración masiva a los centros urbanos y a países desarrollados, motivados por problemas económicos de subsistencia, asesinatos crecientes; plagas y epidemias; deficiencia alimenticia crónica endémica y aparecimiento del hambre; carencia de medicinas e insumos y muerte por enfermedades curables; violencia institucionalizada, intolerancia a los que piensan diferente; aumento progresivo del costo de los servicios, que no se sienten en toda su dureza, mientras el Estado pueda soportar subsidios; carga fiscal en manos de los pequeños y medianos empresarios; tardanza en los trámites burocráticos; multas de todo tipo; acoso fiscal, etc etc

Definitivamente nuestro País necesita un cambio real. El Nuevo Gobierno que salga elegido en las urnas el 15 de marzo 2009 tiene que comprometerse con el cambio y realizarlo.