Desvalorización de la religión.

Martes 15 de mayo de 2006

Hemos visto como las fuerzas del mal se han dado a la tarea de pervertir la moral, las buenas costumbres; los principios; las ideas religiosas de las personas, fomentando los vicios, el libertinaje, y sembrando la duda y el caos mental.

A dichas fuerzas tenebrosas se les unen no sólo los conspiradores, sino también los tontos útiles; los mercaderes del dinero y del poder, los indolentes – que no mueven un dedo ni articulan palabra alguna para protestar; los engañados; los que no les gusta pensar y les agrada aceptar sin ningún análisis personal lo que otros dicen, más aún si esto es repetitivo; los dóciles, los de débil e inapropiada fe; los incumplidores de sus obligaciones, que actúan con dejadez; los cómodos; los eternos borregos; los que les gusta navegar con la corriente; los de fácil convencimiento; los estafados (que muchas veces son estafadores en potencia, que van por lana y vuelven trasquilados); los falsarios y últimamente algunos escritores y literatos, apoyados hábilmente por una campaña de desinformación, mantenida permanentemente, en los medios internacionales de mayor difusión y repetida, sin cambio alguno, en la mayoría de medios locales.

A esto se les une el paradigma de la libertad de expresión, la cual es pisoteada cuando las grandes mayorías reclaman sus derechos, o cuando los débiles protestan, como en el caso de minorías inmigrantes o desplazados o refugiados o marginados.

La fórmula es fácil… si dispones del dinero y del poder, incluido el poder mediático, habla, repite y miente. Y vuelve a hacerlo y repítelo continuamente. Preferiblemente en lugar de mentir utiliza las medias verdades... Esto es más demoledor. Utiliza a pseudolíderes e idealiza a los que sean motivo de inspiración en los jóvenes. Y publicita una vida privada depravada-real o fingida – de dichos líderes. Degrada poco a poco las costumbres, sin cambios exabruptos que generarían rechazo. (Poco a poco la mayoría fácilmente cambia y ni siquiera se dan cuenta del proceso).

Encuentra “grandes mentes” dispuestas a avalar los cambios en señal de “modernidad y progreso”. Y ataca los valores morales de la sociedad y degrada sus religiones. Desacredita a sus líderes y pone duda a las convicciones de los creyentes, con declaraciones sueltas o bien, compiladas a través de obras literarias. Y llévalas rápidamente al Cine y a la TV, que son medios de comunicación masiva, basado en el principio general, que la gente, especialmente la del 3º, 4º y 5º mundo, o no puede leer, o lee despacio, o no les gusta leer demasiado. Pero todos pueden oír y ver, y además, les gusta.

Desprestigia a los lideres religiosos y señala negativamente a las religiones, especialmente aquellas que más se oponen al “modernismo y al libertinaje”. Exagera y potencializa sus errores; disminuye las buenas acciones de la mayoría. No importa si el número de descarriados es sustancialmente menor que el de los verdaderos creyentes. Pon su nombre y su raza y/o religión dependiendo lo que quieras ridiculizar. Y repítelo continuamente, para ver que se trata de muchos.

Y aprovecha a generalizar, inmiscuyendo a todos…

No hay duda que a pesar que todas las religiones están señaladas, el Islam es el principalmente señalado, denigrándolo continuamente y tergiversando su doctrina.

Un terrorista, si es Musulmán, todos los musulmanes son terroristas: Con la reciente matanza en la Universidad Politécnica de Virginia, todo el mundo supo que el terrorista Cho Seung- Hui era surcoreano. ¿Se menciona acaso su religión? El habló de Cristo constantemente en su mensaje final. ¿Era cristiano? Si hubiera sido musulmán, Dios no lo quiso, hubiera sido permanente y exageradamente manifestado.

Los musulmanes somos 1,400 millones y los terroristas no representan ni el 1 por diez mil de la regla.

Fuera de ello, las críticas a la religión.

Hay muchos – con un total desconocimiento del Islam – que afirman que nuestro libro sagrado, el Corán y la Sharia (su legislación) prescriben el sometimiento de la mujer (cuando fueron los primeros textos en la historia de la Humanidad, en reconocer el derecho de la mujer a disponer de herencia personal y tener bienes a su nombre; el derecho a su protección y amor; a no engañarlas; a respetarlas y a darles todo lo necesario para su sustento (el hombre tiene que proveer, mantener, proteger, querer, satisfacer y respetar a su mujer para después exigirle); y además manifiestan que prescribe perseguir a los infieles; cuando en realidad es todo lo contrario.

La base teológica del Corán así lo atestigua:

…Sura 2- El Bäqara- Versículo 256- no debe existir obligación ni coacción en la religión…

Este verso es respuesta suficiente a todas las mentiras que se dicen acerca del que el Profeta ofrecía el Islam o la espada, como alternativa, a los no musulmanes. El Islam ordena que aún teniendo el poder en las manos, no puede obligarse a nadie a cambiar de religión. Eso puede verse como España, Sicilia, Portugal, entre otros, con cientos de años en poder del Islam, se conservaron cristianos. Los que se convirtieron voluntariamente al Islam o los descendientes de musulmanes, luego fueron expulsados a la fuerza o bien convertidos forzosamente al cristianismo.

Es de observarse que las iglesias cristianas de Tierra Santa, de todas las denominaciones se conservan y bastó solo 100 años para que las dos sagradas mezquitas de Jerusalén se convirtieran en iglesias cristianas y cuartel del Ejército cruzado, en el siglo XII.

La Iglesia Católica también tiene sus detractores, que exageran cuando un sacerdote católico falla, generalizándolo y contaminando incorrectamente a toda la curia,

También se mofan de sus enseñanzas, de su doctrina y de sus dirigentes; incluyendo la veneración a la Virgen María, según el Corán la mujer más pura que ha habido y habrá, que nació y permaneció inmaculada. Aunque última e inexplicablemente la veneración pública a la Virgen María ha disminuido en muchos países católicos y en el Vaticano.

Si el Islam y el catolicismo son los más señalados, en el aspecto religioso; en cuanto a la moral, y las buenas costumbres –degradándolas-, se dirige contra toda la Humanidad.

¿Estamos preparados para defendernos?